Capítulo 7, Losiento.

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Cuando estoy bajando en el ascensor, me acuerdo de que no tengo coche, de que Logan me trajo hasta aquí, mierda.

Meto la mano dentro del sujetador y sonrío al encontrar los veinte pavos que metí anoche antes de salir.

Llamo un taxi y en diez minutos estoy en mi casa.

Cuando entro y me miro en el espejo de la entrada tengo una pinta horrible, mi pintura está esparcida por todos los ojos y mi pelo está un poco enmarañado.

Paso por delante de la cocina y mis padres me miran con desaprobación. No hago mucho caso y hago una mueca con la cara. No quiero pelear antes de empezar a hablar.

Subo a mi habitación, me quito el vestido y lo dejo caer a mis pies, desabrocho el sujetador y me siento libre, llevo muchas horas con él puesto.

Me meto en la ducha y no me entretengo mucho.

Dudo si hacer las maletas antes o después de hablar con mis padres, y decido hacerlo después, tampoco es mucha cosa.

Cuando salgo de la ducha me visto casualmente. Pitillos, blusa y botitas.

Arreglo mi pelo y no me maquillo, ya lo haré luego en MI apartamento antes de salir a cenar con Logan.

Tengo muchas ganas de instalarme, aunque no sé si decirle a mis padres que compartiré piso solo con un chico. Decido no contárselo, y así no estoy mintiendo, simplemente no cuento toda la verdad.

Cuando estoy lista, camino hacia la puerta de mi habitación, agarro el pomo, y suspiro. Abro la puerta, bajo las escaleras y llego hasta la cocina.

Mi padre está sentado viendo las noticias en la pequeña tele de la cocina, y mi madre prepara algo que requiere utilizar tres sartenes y cinco cazos, se ve que es algo exagerado para dos personas, pero ella es así. Uno de los motivos por el que me fui de casa era por que era muy exagerada para todo, y tenía que montar un drama de cosas sin importancia.

-Papá, mamá, tengo que deciros algo.

-Dime que no estás embarazada Claire- dice mi madre horrorizada. Ya empezamos.

-No.- contesto fríamente- me voy otra vez, he encontrado piso de nuevo.

Mi padre aparta la mirada de la televisión y me mira por primera vez desde que empecé a hablar. Creí que iba a hablar, pero en vez de eso me miró de arriba a bajo y puso su mirada en la televisión de nuevo, cosa que no me sorprendió, ya que él nunca discute, siempre suelo hacerlo más con mamá.

-Vaya... Que poco ha durado...-añade mi madre.

Pensaba que esta conversación sería más intensa, pero no, y ya me empiezo a relajar.

-También quería daros las gracias por dejar que me quede aquí estos días-añado, mientras miro al suelo y apoyo mi talón derecho en la punta del pié izquierdo, como señal de nerviosismo.

Mi madre relaja su expresión y mi padre se quita las gafas y las apoya en la mesa, me vuelve a mirar.

-Sabes que esta es tu casa hija-dice mi madre.

Ahora tengo ganas de echarme a llorar y abrazar a mis padres, pero eso no pasará, llevo sin entablar una conversación normal con ellos durante meses, y aunque la situación ya no esté tan tirante las cosas tienen que ir poco a poco y tienen que entender que ya no voy a volver a casa, me gusta tener mi propio espacio, tener libertad de hacer lo que quiera cuando quiera.

-¿Cuando te vas?- interviene mi padre por primera vez.

-Ahora voy a recoger mis cosas y después de comer me voy- añado, aunque me cuesta todavía hablar así con él.

¡Demasiado para mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora