[10] Un día complicado

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26 de Diciembre del 2038
Departamento de Policía de Detroit.
12:30 pm
Connor.

Connor estaba removiendo el líquido de una taza de café que era para el teniente pero se había quedado pensando sobre el día anterior, tenía una sonrisa boba en su cara, pues tuvo un momento muy especial con Hank, su primera vez.

El teniente había estado nervioso todo el día anterior, se maldecía por lo bajo por lo que había hecho con el androide, eso era algo prohibido y Connor necesitaba algo mejor que él.

Hank trataba al más joven de ojos avellanas un poco distante, le daba vergüenza todo lo que pudiera acontecer a quedarse solos, sin duda una situación incómoda para ambos.

El día anterior fue el más desalentador para Connor, al levantarse al medio día del 25 de Diciembre Hank no estaba con él en la cama, había dejado una pequeña notica diciendo que había salido a comprar unas cosas, pero había un detalle, nada habría ese día, se levantó abriendo las ventanas como siempre lo hacía, se sentía mal por haberse despertado de aquella manera.

La tarde de ese día llegó con el androide sentado en el mueble viendo al techo, sus manos estaban enredadas en el pelaje del gran perro, Connor suspiro con fuerza frustrado, había intentado todo el día comunicarse con el teniente pero no logro nada.

Hank llegó a su hogar a altas horas de la madrugada esa noche, había estado en la bahía donde una vez llevó al androide, hacía mucho frío esa noche pero no le importaba una mierda los demás, tenía un grave problema y ese era Connor.

Al entrar en la casa vio que todo estaba apagado excepto la televisión, se acercó con cuidado encontrando al joven androide abrazado a Sumo como si fuera un peluche, detalló mejor con la poca luz que había y detallo las mejillas manchadas por las lágrimas del chico de ojos avellanas.

Hank camino hasta el baño, abrió la puerta con cuidado y se metió a bañar, maldiciéndose así mismo por haberlo hecho llorar, tomó el champú y lavo su cabello, luego siguió con su cuerpo hasta que paro en seco mirando a la nada, sin duda era un imbécil.

El teniente se reprochó así mismo sobre su actitud, era un hombre adulto que actuaba como un adolescente, al final de todo salió del baño para irse a dormir a su cama, sin dejar de llevarse al androide en brazos hasta el cuarto. No lo dejaría solo pero tampoco le daría esperanzas de algo más.

Ese día tenían que ir al departamento porque hubo un caso la noche anterior y debían hacerse cargo del trabajo.

Un acontecimiento bastante deprimente para una víspera de Navidad, el caso era fácil de resolver una familia de androide-humano sin querer había tenido un accidente, los frenos de su auto no estaban bien calibrados y se fueron directamente contra una pared en una curva pronunciada del centro, la pareja había dejado atrás a dos niños gemelos hijos del hombre que había fallecido, sin duda un caso difícil.

-Hola Rafael, aquí están los dos pequeños para que te hagas cargo-comunicó el androide al joven sentado en su escritorio mirando a la nada-¿Ocurre algo?.

-¿Qué?-pregunto perdido el hombre que tenía es sus manos una foto de alguien-¡Hola Connor, no tengo nada!.

El extraño actuar de Rafael llamó la atención del androide, sin duda el no actuaría así frente a un caso con dos huérfanos en frente de él, sintió un poco de curiosidad así que decidió sentarse un momento dándole a los niños unos dulces para que se quedarán tranquilos mientras el veía que podía decir.

-¿Estás seguro Rafael?-pregunto el androide curioso con cierto aire de duda en su mirada para convencer al hombre de hablar.

-No lo estoy-contesto pegando sus dos manos en su frente-Hace poco conocí a un androide bastante curioso, pero al hablar con el sentí una conexión interesante.

Un nuevo comienzo (Hank x Connor) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora