Capítulo 7.

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¡Hola mis bonitos lectores! Segundo día del año y he actualizado decentemente, hasta ahora vamos bien.

Este capítulo es narrado por Ash, espero que les guste.

¡Muchas gracias por leer!

Él era el oxígeno de un mundo que había comenzado a girar al revés

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Él era el oxígeno de un mundo que había comenzado a girar al revés.

—¡Ya detente! —El agua fulguró como si fuese de cristal contra los rayos del atardecer—. ¡Ash! ¡No seas mal perdedor!

—Tú comenzaste con esto. —Ambos estábamos sosteniendo mangueras en el campo de deportes—. ¿No te pareció divertido empaparme cuando estaba desprevenido, onii-chan? —Aquella risilla fue la melodía más meliflua jamás pronunciada—. ¡Ahora enfrenta la ira del lince!

—Más que lince pareces un gato caprichoso. —Él se atrevió a sacarme la lengua sin detener sus ataques.

—Y tú un conejo esponjoso.

—¡Vamos a acabar resfriados por tu culpa! —Por cada paso que me acerqué, él retrocedió dos—. ¡Ash! —Aunque la presión del agua no era más que un tenue rocío ninguno quiso ceder.

—¿Te rindes? —Él cayó contra el pasto cuando se tropezó con su manguera.

—Bien, me rindo. —Satisfecho corté el agua—. Cielos, eres un niño. —Él se desplomó sobre la cancha, su uniforme se encontraba completamente mojado por aquel ridículo juego, su cabello parecía haberse hecho aún más brillante por culpa de la escarcha. Que imagen más hermosa.

—Tú fuiste quien me provocó. —Me acomodé a su lado, dejando que mis palmas reposasen sobre mi vientre. La maleza se enredó al dorado, las nubes crearon una sinestesia armoniosa para que solo existiésemos nosotros dos en ese retazo de cielo—. Yo solo te pedí ayuda para regar.

—No te habrían castigado si hubieses estado prestando atención durante tu entrenamiento. —Que las prácticas de mi equipo fuesen al lado de las canchas para el salto de pértiga era un problema.

—El entrenador exageró. —Mis piernas cosquillearon por culpa de la hierba, mi espalda se sintió desagradable bajo el frío—. No fue para tanto. —Cuando su palma acarició mi frente hasta la nariz se me calcinó.

—Una pelota te golpeó en la cara porque no estabas en posición. —Mi ceño se tensó.

—No fue mi culpa, necesitaba verte saltar. —Sus mejillas se colorearon por la primavera cuando musité aquello—. Soy tu novio, debo gritar más fuerte que nadie cuando vueles. —Mis roces se congelaron sobre sus orejas, estábamos cerca, demasiado cerca. Había una exquisita tensión entre nosotros dos. A pesar del calor pude vislumbrar lo embriagador de su aliento.

—Pero no mientras estés en medio de un partido. —Él suspiró—. Pensé que tendrían que llamar a urgencias, hasta la nariz te sangró. —El momento fue chispeante y magnético, sedoso y delicado. Cerré mis ojos, deleitándome con las caricias del moreno. Mi mente estaba repleta de él.

Fly boy in the sky.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora