CAPITULO 9

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Fuimos a un restaurante y aunque Eleonor insistió que ella pagaría, al final fue Terrence el que la convenció de lo contrario. Les contó que, llegando a Los Ángeles, Charlie le propuso trabajar en la agencia, omitió que había modelado ropa interior, les dijo que, aunque pagan muy bien no se podía quedar ahí, que ahora estaba trabajando en lo que siempre soñó y que era una participación pequeña, pero que no perdía la esperanza de obtener algún día un protagónico.

Su madre lo veía con ojos de amor, se notaba el orgullo que sentía por él. Dereck solo escuchaba sin emitir comentarios, pero su cara reflejaba la admiración que sentía por su hermano.

—Cuando leí el guión no me pude negar, es muy corta mi participación, pero en verdad creo que la película será todo un éxito. Voy poco a poco, pero a paso seguro —concluyó Terry.

Mientras esperábamos los platillos, vi de nuevo la cara de preocupación de mi suegra, que después de tomar un sorbo de agua, suspiro y se aclaró la garganta.

—Bueno chicos, me da mucho gusto ver que les ha ido bien y que estén logrando sus objetivos. Es algo maravilloso y sé que vendrán cosas mejores, pero se están olvidando de algo; entiendo que no ha sido fácil el camino que han recorrido juntos, pero han dejado a un lado los planes de casarse y ahora tienen un motivo más grande para hacerlo, ¿por qué no lo han hecho? Deberían de hacerlo antes de que nazca el bebé. Recuerden que debe nacer dentro del matrimonio, tú lo sabes perfectamente Terry o ya olvidaste lo que te enseñamos en casa.

Sabes qué es lo correcto, aunque tu suegro no esté de acuerdo. Por Dios, ya ha pasado de todo entre ustedes —la cara de Terry y la mía enrojecieron— es imposible que se siga negando a esta unión, ya viven juntos y si Candy es mayor de edad no veo cual es el problema, no necesita el permiso de su padre, legalmente es apta para tomar sus propias decisiones.

El camarero llegó con la bandeja de los platillos, solo se escuchaba el murmullo de las otras mesas, Eleonor acomodo su servilleta cuando el camarero sirvió el vino, el muchacho se despidió y ella volvió su mirada a Terry con el ceño levemente arrugado.

—Tienes razón madre, ya lo había pensado, pero quería esperar un poco más; quiero que Candy tenga la boda con la que soñaba —me vio con adoración y sentí que mi corazón se aceleraba.

Cuando éramos novios solíamos hablar de ese gran día, él estaría esperándome en el altar y yo caminaría del brazo de mi padre con un hermoso vestido blanco, tan pomposo como el de las princesas de los cuentos de hadas. La recepción no importaba, si era un pequeño o en un gran salón, pero estaría decorado por miles de rosas blancas y rojas, con hermosos listones de gasa blanca, un delicioso pastel que vimos en una revista que por supuesto llevaría chocolate y la comida sería buffet, todas nuestras comidas favoritas juntas.

Toda mi familia estaría presente y nuestros amigos, iniciaríamos un vals con nuestra canción favorita, después, cuando aventará el ramo nos fugaríamos de la fiesta. Ese fue el sueño que construimos durante casi un año.

—Eso no me importa Terry —apreté su mano y le sonreí con sinceridad—lo que más deseo es ser tu esposa" —era cierto, eso era lo único que me importaba.

—Sé que no te importa, pero yo quiero cumplir todos tus sueños —repuso, besando el dorso de mi mano.

—Y yo quiero que entiendas que el mayor de mis sueños ya lo has cumplido y es poder despertar junto a ti cada mañana. El otro sueño está creciendo en mi vientre, eso para mí es lo más importante —repliqué

—Comienzo a sentirme pegajoso de tanta miel que derraman —soltó Derek demostrándome que esa era su verdadera faceta, la apariencia seria y formal que tenía cuando lo vi parado en la puerta era solo eso, apariencia.

Nuestros SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora