CAPITULO 11

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La marcha nupcial me sacó de mis cavilaciones, Candy se veía preciosa con su vestido de novia y su tierna pancita donde mi bebé se hacía notar, su cabello estaba recogido con unos mechones de rizos sueltos en sus sienes, sus hermosos ojos reflejaban la felicidad que sentía con cada paso que daba.

Mi corazón se aceleraba con cada movimiento que ella hacía.

—Hace mucho calor aquí —le susurré a Derek— ¿Y por qué caminan tan despacio? —mi hermano se rio y agitó su cabeza negando.

—Son los nervios que te hacen transpirar y no puede caminar más rápido, se te olvida que Candy lleva peso extra en su vientre. No debe ser tan fácil caminar con esa enorme barriga.

Analice las palabras de Dereck, ciertamente Candy camina despacio desde que cumplió seis meses. A mí me parecía que caminaba tan lento en ese momento que quería correr y traerla en brazos al altar; sentí una punzada al ver que Dalia venía a su lado, sé que su padre debió entregarla y aunque a mí no me importaba en absoluto, sé que a Candy sí.

NARRADO POR CANDY

Mi cuerpo entero temblaba, mis piernas se sentían tan flexibles que pensé que se doblarían en cualquier momento, mi corazón retumbaba con cada paso que daba. Apreté el brazo de mi madre cuando vi a Terry tan erguido junto a su hermano, parado en el altar. Momentos de felicidad y tristezas llegaron a mi mente, cuánto sufrimos por llegar a este día, primero mi papá, luego esas mujeres.

Estaba decidida a dejarlo, mi corazón estaba dolido por lo que pasó con esa modelo pelirroja, pero se rompió cuando una amiga de la academia me enseñó esa revista, vi las fotos era él, mi Terry, en la página habían colgadas tres fotos, en la primera se veía cuando Susana subió al auto, él sostuvo la puerta para que ella entrara. En la segunda se veía el edificio donde vivía la actriz y en la tercera el beso.

No podía escuchar nada de lo que él decía, no quería creer en él, esta era la segunda mujer que aparecía en su vida y me parecía ilógico que fuera la misma historia de ser acosado por ellas. Sí acepto que mi novio es muy guapo, pero era demasiada coincidencia. Cuando me dijo su versión del beso, observé las fotos con ojos de mujer astuta, con más detenimiento y pude ver las manos de Susana en las mejillas de Terrence, como si lo hubiera atraído hacia ella. O era solo mi corazón que quería creerle y así lo hice, decidí creerle una vez más.

Cuando mi madre me dejó en el altar parada frente a Terry, las emociones que estaban a flor de piel estallaron al mismo tiempo. Mis lágrimas estaban brotando sin cesar, porque en definitiva no fue como lo soñé, toda mi vida imaginé caminar del brazo de mi padre, pero ahora estoy aquí faltando solo unos minutos para unir mi vida junto a Terry para siempre y mi papá no está conmigo. Al mirar a Terrence mi corazón de hincho de felicidad, le sonreí, mi madre colocó mi mano en la de Terry, pude ver mi nostalgia reflejada en sus ojos, sus ojos se humedecieron, ambos extrañamos a nuestros padres, sé que, aunque él no lo admitía, si le dolía que no estuviera a su lado este día. Tomó mi mano con fuerzas —tranquila mi amor— susurró y me transmitió seguridad, supe que todo estaría bien. Este era el último obstáculo que nos faltaba por derribar.

Me sonrío y musito.

—Te ves hermosa mi amor.

—Gracias, tú te ves más guapo hoy.

El sacerdote empezó con la ceremonia

No escuché ni una palabra de lo que dijo el sacerdote, estaba tan nerviosa, que como autómata me quedé de pie sin parpadear, el sermón fue largo y a lo único que le presté atención fue cuando el sacerdote le hizo la pregunta a mi ahora esposo.

—Terrence Graham Grandchester Baker ¿Aceptas recibir a Candice Ardlay White, como esposa y prometes serle fiel en la prosperidad y la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Nuestros SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora