I don't want to set the world on fire....

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Capítulo: 13.-Tal vez esta vez burlaré mi pasado.

Año 1946:

              —Muéstrame Annie—pidió con amabilidad Armin, sentado junto a ella, cerca del secretero de su habitación. 

     Annie, sacó de su portafolio de color café, sus hojas sueltas de su carpeta para enseñarle sus ejercicios de matemáticas mal hechos. Sin decir una palabra, los colocó apenas a la vista, de sus manos pequeñas intento sujetar su estilógrafo para refugiar su vergüenza con todas marcadas de color rojo en reprobatoria. Armin, ya había sido profesor antes con sus amigos, pero nunca sintieron pena por pedirle ayuda, así que cuando alzo la vista en Annie, una vez dejadas de lado las hojas tan limpias incluso (a pesar de pasarle varias veces la goma); él intento sonreírle de nuevo. 

            —Annie—, decía primero su nombre antes de iniciar una oración—yo no estoy aquí para juzgarte ¿entiendes?—Se inclinó un poco a su estatura y prosiguió:—Eres muy capaz, todos lo son. Es cuestión de practica y disponibilidad para hacer las cosas. Cualidades qué ya tienes. 

     Annie, alzo la vista en sus manos: eran las manos más suaves y lisas que había visto y sentido al traspasarse cosas tan simples como un lápiz. 

Armin, estaba sentado en la sala de estar, justo cerca de la ventana chica que se encontraba en medio de la pared casi en lo alto del techo; miro el cielo, un gris intenso que cubría todo a su al rededor. La lluvia no tardo en caer con lentitud, pero como una sin frenesí, siguió hasta lograr empapar todo a su paso, desde el cristal sus ojos se vieron reflejados por el agua. Comenzó hacer notas mentales de su día: «Limpieza en la escuela, clases de piano Mikasa, clases de matemáticas Annie...» Pero sentía una extrañeza, un vacío. Sentía que no pertenecía a este mundo, que en realidad su mera existencia había sido fruto de algo sin sentido, de algo que tal vez no debía pasar. Se sintió ajeno de nuevo. Era la ansiedad, ¿cómo podía luchar contra su lógica? Su abuelo Eren, le había dicho que el portal se abría cada cinco años, según él mismo Levi, le cito en lectura. Pero entonces, la lluvia que caía sobre la casa hizo más ruido que sus pensamientos, por lo que en un estado de ansiedad (todavía), salió de nuevo rumbo a la cueva...

     Sin importarle lo frio del bosque, lo fría de la lluvia, de sus extremidades sin calor, lo eran sus pies o manos, lo único que podía sentir en ese momento, era el deseo de huir, de huir de aquel lugar tan más ilógico. Su corazón palpitaba con fuerza, con una intensidad que se desplomó una vez más, cuando vio la cueva a lo lejos entre la colina qué mostraba el sendero, siguió el camino con rapidez. Al estar más cerca, se detuvo un momento, suplicando a quien fuese que escuchara sus plegarias, para irse. Pero ni siquiera la lluvia le empapo tanto, como aquellas lágrimas cálidas que salían de sus ojos azules, caía una tras otra, se sentían en sus mejillas frías, al ver que la pared seguía tapando la entrada principal. 

     Apretó los puños, y se levantó. Respiro profundo y pensó: «That's life». Solo así aceptó por fin y ahora sí, su destino (o, eso creyó: un destino). Camino de regreso a la casa de Levi, por lo que sin seguir la ruta de la carretera, corto por el sendero ahora atravesando los campos del bosque. La lluvia paro, y del cielo se formó un pequeño arco iris, desde los matízales en los que Armin, se detuvo a contemplar, se sentía como El caminante sobre el mar de nubes, pues, de espaldas unos rayos amarillos mostraron calidez para su corazón roto. Se sintió sobrecogido en ese momento, hasta que, al final de los matízales vio una sombra, no alcanzo a mirarla por completo, pero dudoso, reflexiono un segundo, para ver que era o quien era.