4|

542 116 9
                                    

Capítulo: 4.-Última niñez. 

Habían pasado dos años desde qué Armin, se convirtió en él profesor personal de Annie, aquella niña de cabellos cortos y mirada antipática; en aquel transcurso de tiempo creció (no tanto como Armin), ya que de estatura llegó ahora casi a su hombro, aunque faltaban todavía centímetros. Su cabello también creció, ahora le llegaba hasta los hombros,—aquellos sí los pudo alcanzar—. Se miraba algunas veces al espejo, preguntándose si algún día tendría la confianza para dejar de ser tan tímida ahora qué su anonimato quedó atrás por ser la alumna favorita de su profesor: Zeke Jaeger, un joven recién titulado del Instituto de Especialidades Pedagógicas de la ciudad de New York. Mejoró mucho en matemáticas, con ello pudo sobresalir ahora en algebra, desde hace a penas unos meses que entró a la secundaria.

   Le reconfortaba saber qué era un nuevo ambiente, y por fin dejaba atrás los malos tratos qué tuvo en su anterior escuela, y el hecho de poder escoger por fin sus materias favoritas le eran de más anhelo... Aquella mañana caminó tranquila a su salón; todo parecía en orden, hasta qué uno de sus compañeros parecía él más ansioso de todos: un joven de cabellos castaños con un verde casi azulado en sus ojos, unos ojos grandes qué parecían expresaban muchos sentimientos curiosos... Aquel chico se encontraba discutiendo con otro joven de la película Los tres chiflados, ya qué él otro parecía bastante aferrado a su idea de qué sólo existían tres y no cuatro.

    —Ya te dije Eren—replicó él otro chico con el cabello incluso más castaño. 

    —¡Caballo idiota!—insultó Eren sin mucho desdén, pero sí en alzar la voz. 

   Annie, se acomodó en su asiento de en medio, a tres pupitres de distancia de ellos, y muy lejos de la ventana, algo qué esperaba pudiera cambiar, ya qué era su único escape cuando los profesores tardaban en llegar, así podría evitar las miradas de los demás. 

   Aquellos chicos parecían de lo más tranquilos, mientras otros alumnos apenas si hacían algo qué no fuera esperar en sus asientos con una sonrisa de chicos buenos, algo qué todo padre seguro ordenó, mientras Annie, esperaba qué se callaran, eran el tipo de personas qué  evitaría a toda costa. 

Annie, tomaba el tranvía de regresó a casa, con ambas manos en su maletín cafe oscuro, y con sus ojos enfocados en las calles que parecían apenas por fin sanar, porqué vio algunos boletines con calabazas al fondo en forma de rostros sonrientes (tí...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Annie, tomaba el tranvía de regresó a casa, con ambas manos en su maletín cafe oscuro, y con sus ojos enfocados en las calles que parecían apenas por fin sanar, porqué vio algunos boletines con calabazas al fondo en forma de rostros sonrientes (típicas), y con letras grandes qué decían: «¡Reanudar celebración de Halloween!» y letras más pequeñas pero visibles: «Petición por los pobladores de River City, y por nuestros hijos qué quieren sanar la ciudad.» Ella sonrió con emoción; desde qué se había mudado a éste lugar, no habían festejado Halloween, ya qué hace 15 años, justamente el 31 de Octubre, pasó una de las peores tragedias—por aquel entonces el antiguó: River Nuka—, fue tan trágica la tristeza y desolación qué pasó, por lo qué tuvieron qué unir una pequeña parte de la ciudad de City Demons, para crear ahora lo que se conoce como: River City.

I don't want to set the world on fire....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora