Capítulo: 7.-Pequeños tres saltos en el tiempo.
Año 1948:
Annie, caminaba directo a su salón de clases para sentarse en su pupitre, casi en tercer fila quinto asiento—de ocho—, colocó su maletín en la parte trasera de su silla, para meter su carpeta en la parte baja, donde se guardan los cuadernillos extras, ahí se dio cuenta antes de introducir sus cosas, qué un sobre de color crema se encontraba. Extrañada, tomó el sobre para dejar en su lugar la carpeta; miro el sobre qué tenía un sellado de color azul claro con una cruz de bordado extravagante, al girarla, igual notó las estampillas con un una imagen de un chico con una capa—o al menos eso pensó ella—, sin embargo, era un kilt, propio de los escoceses. El aroma de aquel sobre llegó a su nariz, y ella la acercó más, y sin siquiera saber a quien pertenecía la abrió pensando qué era quizás algún error, quizás se habían equivocado de lugar al dejarla.
La carta en su interior también tenía detalles: unas flores de color rosa y azul pegadas cuidadosamente por las orillas, tan pequeñas y al mismo tiempo bañadas en pegamento transparente con una taquigrafía preciosa, ella comenzó a leerla:
Para la chica más interesante:
Antes qué nada, esperó no te moleste el qué yo: un completo extraño te halla escrito sin tu permiso, y también sin poder hablarte correctamente de estos sentimientos en persona... Pero, Annie, eres la niña más hermosa para mis ojos, y el pecho me late con alegría cuando te miro desde lejos, tus cabellos rubios son como el amarillo de los lirios, y tus ojos azules claros como las orillas del mar.
Si gustosa estás de seguir recibiendo mis cartas, está será respuesta en cuatro días, cerca del buzón del cruce de Strwberry, y si no... lo entenderé, y jamás volveré a molestarla.
Att: Príncipe de alguna colina lejana.
Año 1949:
En la calle Cavenish Avennue, hay un enorme sicomoro con tallos entre blanco con manchas cafes oscuras, y hojas grandes de color verde y naranja en la mitad de las orillas qué mostraban el otoño en su máximo esplendor, al sentirlas casi marchitas cuando el viento se sentía al rededor. Annie, como de costumbre pasaba por las mañanas para irse en su bicicleta a la escuela, cuando se percató de qué hoy tendría qué recoger una carta de Él Príncipe de alguna colina... Así era como llamaba a quien le escribía cartas cada día 17, de cada mes; Annie, dejaba el sobre en el interior—hueco—, del árbol como buzón de correo, y así poder comunicarse con esa persona. Y lo hizo: de lado derecho del enorme árbol, en la parte alta de esté se encontraba un hueco qué tenía forma de pera con el tamaño de una sandia, por lo qué introdujo el sobre con curiosidad.
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I don't want to set the world on fire....
Fanfiction«I don't want to set the world on fire... I just want to start a flame in your heart.» Todo comenzó en el Otoño del 2023, ese año yo viajé en el tiempo al año de 1945... NO PLAGIOS, ADAPTACIONES, PARODIAS, ETC. OBRA DE MI AUTORIA. LOS PERSONAJES L...