amnesia.. amor y drama """...

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Capítulo 1



Escuché mientras mi mejor amiga Liz hablaba sin parar sobre cómo su última conquista había ido mal, y sobre su deplorable comportamiento.



-He terminado con los hombres-declaró.

Me ahogué con mi café, casi escupiendo el líquido tibio sobre la pantalla de mi computadora.


-Claro, Liz.



Ella todavía tenía que entender que tomar a un hombre en un bar y llevárselo a su casa a las dos de la mañana no terminaría en una relación de verdad. No iba a gastar aliento explicándole esto de nuevo como por centésima vez. Ella era una contradicción en todos los sentidos, a pesar de ser una estudiante licenciada, su vida social rivalizaba con unos de esos reality shows sobre chicas salvajes.

-Sólo haré lo que tú haces. Los novios a baterías jamás te decepcionan, ¿verdad __(tn)? -se río entre dientes.

Brutalmente tragué mi trago de café. Lindo. Era bueno saber lo que en realidad pensaba de mí.



-Me aseguraré de tener un stock de baterias, entonces, -bromee de vuelta. Si me lo preguntan, las necesidades sexuales de Liz eran fuera de serie. Las satisfacciones simples de abrirme camino a través de la escuela de posgrado una clase de mierda a la vez, y una conquista casual con mi vibrador me mantenían feliz... la mayoría del tiempo.

Un nuevo email en mi bandeja de entrada llamó mi atención. Era del Profesor Clancy, titulado ¿Posible tema para la tesis?

Alejé el teléfono de mi oído, cortando a Liz para leer el mensaje profesionalmente escrito, encogiéndome internamente porque de tener una discusión sobre vibradores. La parte triste era que Liz tenía razón. Era la única acción que había tenido en dos años. Era solo que no tenía tiempo para una relación y el sexo casual jamás me había interesado. Necesitaba tener una conexión antes de desnudarme y compartir mi cuerpo con alguien.

-Liz, tengo que irme. Te llamo esta noche. -Colgué sin esperar su respuesta, pero oí su risa a través de la línea cuando terminé la llamada.

Cerré mi portátil y marqué el número de la oficina del Profesor Clancy desde que contabas con que él estaba allí prácticamente a todas horas. El Profesor Clancy era una leyenda en el campus y círculos académicos, y tenía la suerte de tenerlo como mi asesor. Contestó al tercer timbre.

-Recibí una llamada interesante del Dr. Andrews, -dijo. Sus llamadas siempre comenzaban de esta manera, ningún hola, ¿cómo estás?, siempre directamente al punto. -y basándome en un paciente que está viendo, puede que tenga una guía para un sujeto de prueba para tu tesis sobre la amnesia.

Habíamos estado teniendo lluvias de ideas para la tesis que también me aseguraran una beca y me permitieran publicar un artículo dentro de mi campo de estudio, la psicología del comportamiento. Desde que era niña, había estado fascinada con la amnesia. Algunas veces fantaseaba sobre cómo sería tener amnesia, olvidar todas las memorias dolorosas mientras crecías. Me di cuenta que el Profesor Clancy seguía hablando, y escuché mientras describía a un hombre que había sido llevado al Hospital Memorial de Northwestern varios días antes sin un solo recuerdo, ni siquiera su nombre.

-Es un genio, Profesor Clancy, ¡es perfecto! -Sabía que esta tarea estaba hecha para mí. Ya podía verlo, mi nombre y un estudio sobre amnesia publicado en un diario médico. Si eso no probaba que había logrado algo por mí misma, entonces nada lo haría.

-Hay un pequeño problema, sin embargo.

-¿Cuál?

-Está bajo arresto por un asesinato que no tiene recuerdos de haber cometido.

Piqué mis uñas mientras esperaba que continuara.

-Fue arrestado en la escena del asesinato, de pie sobre un hombre al que habían golpeado tan fuerte, que tuve que ser identificado mediante registros dentales.

Temblé involuntariamente. -Dios.

-Sí... Quizás quieras pensarlo de nuevo, __(tn).

-No. Quiero trabajar con él.

-Me imaginé que dirías eso. Sólo quería advertirte y asegurarme de que entendías dónde te estabas metiendo.

-Lo entiendo. Gracias, Profesor. ¿Han descubierto algo más acerca de él? -Pregunté, ansiosa de aprender todo lo que pudiera.

-No recuerda nada de su vida. No siquiera su nombre.

-Suena prometedor. -Habíamos estado dándole vueltas a la idea de estudiar los efectos de la amnesia y sus impactos psicológicos, pero el acceso a sujetos era limitado. Quería escribir sobre algo fresco y de vanguardia, no volver a reproducir artículos publicados en viejos diarios.

-He arreglado una visita con su médico tratante, Dr. Andrews. ¿Estás libre en la mañana?

-Claro. -Incluso si hubiese tenido planes, hubiera cancelado para conocer a mi sujeto de amnesia. Mi estómago se sacudió con emoción.

Revisé el archivo que Clancy me había enviado, y me preparé a mí misma para mi primera cita con chico 'John Doe'.

***

Balancee mi tazón de café en el borde del zócalo del lavabo, y peiné mi cabello. Conseguir que mis hebras revoltosas cooperaran era un desafío diario. Usualmente, optaba por una cola de caballo, pero hoy necesitaba lucir profesional, así que hice lo que pude para suavizarlo y lo metí detrás de mis orejas.

Me coloqué crema hidratante de color sobre mis mejillas y mentalmente repasé la información que el Profesor Clancy me había enviado. El sujeto era un chico en sus tempranos veinte años, un metro setenta, sesenta y cinco kilos, y lo más notable de todo, sin memoria. Sufría de amnesia completa. Su archivo afirma que tiene problemas emocionales, los cuales esperaba como resultado del trauma. Tenía inteligencia por sobre lo normal, y era bien expresado, pero aun así poco colaborador y retirado. No mostraba ninguna marca de nacimiento distintiva, estaba en buen estado de salud, tenía dos tatuajes, y circuncidado. Parecía una invasión de su privacidad saber tanto de él, pero la expectativa de conocerlo me emocionaba.

Había estado demasiado nerviosa para comer, así que la tostada que había hecho antes, se hallaba fría al lado de mi portátil. La lancé a la basura y tomé el archivo que había impreso antes de apresurarme fuera. Debería aprovecharme de mi inhabilidad para dormir y llegar al hospital temprano.

Caminé veinte cuadras hasta el Memorial de Northwestern por la calle Huron. Después de haberme mudado aquí desde Michigan el año pasado para estudiar con el Profesor Clancy, había vendido mi auto, incapaz de poder costear loca tarifa de estacionamiento en la parte baja de Chicago.

Tomé el ascensor hasta el tercer piso. Mis piernas estaban demasiado cansadas para subir las escaleras luego de mi temprana corrida de seis millas y mi caminata de veinte minutos hasta el hospital. Además, me daba tiempo de recolectar mis pensamientos antes de encontrarme con el Dr. Andrews. Subí la correa del bolso de la portátil más arriba en mi hombro y levanté el cabello de mi cuello, intentando calmarme. Las puertas hicieron un sonido abriéndose, y seguí las señalizaciones hasta el escritorio de registros para identificarme. La recepcionista me guío hacia una habitación de consultas a esperar por el Dr. Andrews.

Tomé asiento y deslicé el archivo de mi bolso, arreglando las páginas ordenadamente sobre la mesa frente a mí. El doctor probablemente estaba ocupado y me tendría esperando por un rato. Ya sea porque los doctores de verdad estaban siempre ocupados o jugaran algún tipo de juego mental para hacerlos lucir superior, ellos siempre parecían dejarte esperando.

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