𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒 | " 𝐓𝐖𝐈𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 "

𝟐𝟑 - 𝑷𝑨𝑹𝑻𝒀

—¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo!

Los adolescentes cantaban a coro mientras un chico sumamente alcoholizado tomaba sin parar directamente de una botella, las hermanas Tanner se encontraban entre cuerpos sudorosos y apretujados mientras, de igual forma, alentaban al muchacho.

Pasados unos segundos el rubio tomó lo que sobraba de la botella entre gritos y vítores por parte de los espectadores. Bree alzó los brazos completamente emocionada mientras gritaba, Alinne simplemente aplaudió entre risas.

Llevaban aproximadamente tres horas en aquella fiesta y dudaban que terminara pronto, por el momento se dedicaban a bailar con un vaso lleno de alcohol en una de sus manos. En realidad fingían tomar, el alcohol les sabía absolutamente horrible y no había forma de emborracharse por lo que era sólo en apariencia.

—¡Bendita sea la tuerca de la rueda del camión que llevaba la cama donde tus papás concibieron esta preciosura frente a mí! —frente a Alinne se encontraba el mismo chico que hace un rato parecía a punto de colapsar por la cantidad de alcohol en sus venas, su mirada apenas enfocaba y sus pies no parecían responderle.

—¡Josh, no puedes ni con tu alma! ¡Creo que es hora de irnos, andando! —la joven vampira intentó tomar a su amigo para así poder llevárselo, aunque él tenía otros planes. Pareciendo un gusano se zafó de aquellos fríos brazos y la observó con reproche.

—¡Alinne, venimos a divertirnos! ¡Sacude el trasero, mujer! —Josh la tomó de los hombros y la sacudió antes de irse por donde vino.

Este no era su ambiente, tenía dos pies izquierdos y el no poder tomar bebidas alcohólicas sólo hacía aún peor el momento. Disimuladamente se enfocó en Bree, la cuál estaba bailando y gritando la canción proveniente de los altavoces mientras reía con Astrid, otra de sus amigas.

Alinne suspiró decidida a tomar algo de aire fresco, podía tener mucho control sobre sí misma pero aún así era irresistible el olor ahí adentro. Agradecía enormemente la ayuda que Carlisle le había dado durante esos meses ya que podía controlar su apetito y así evitar una masacre.

El bar al que habían ido se encontraba muy cerca del puerto en Port Angeles, por lo que se encaminó al muelle para así sentarse sobre él. Eran pasadas las tres de la madrugada y Alinne ya quería regresar a su nueva casa, aunque de llegar sin su hermana terminaría castigada por unos dos años.

La brisa marina y el sonido de las olas chocando contra las rocas le hizo relajarse. Sin poder evitarlo, comenzó a recapitular toda su vida hasta el momento.

Aún recordaba los domingos en familia, su padre preparaba un rico pastel de naranja mientras que su madre se encargaba de buscar todas las películas que verían durante el día. Gracias a eso, la adolescente conocía un gran número de películas que iban desde Frozen hasta Los Miserables. Aunque todo eso cambió el día que su padre enloqueció y tuvieron que huir de Francia con su madre, para su suerte tenían la nacionalidad americana por lo que no fue difícil escapar.