Capítulo 14:

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Harmony:

Después de que Austin se fuera en su auto, agradecí que mi madre no estuviera allí, no quería que me observara llorar desconsoladamente.

Necesitaba justo eso, estar sola, y llorar.

Grité, porque nunca traté siquiera de averiguar, si él sentía algo por mí. En parte agradezco no haberle dicho que le quería. Pues seguramente lo habría perdido, y para siempre, cosa que me hubiera destrozado más. Terminé echándome en el mueble de mi sala.

Tal vez Austin tenía razón, y no era lo suficientemente bonita, ni tenía gracia, a diferencia de ella, de aquella chica rubia de ojos tan bonitos. La imagen de ellos besándose seguía en mi cabeza.

Hasta que decidí pararme del mueble, y fui a darme una ducha, una ducha fría, como mi realidad.

Al terminar, sólo me vestí, y me abrigué entre las sábanas de mi cama, como un bebé. Miré la medalla que colgaba de mi cuello, la de dos corazones entrelazados. Suspiré y la miré con detenimiento, era dorado, y reluciente. En la punta de uno de los corazones, vi una manchita plateada, tan diminuta, que apenas se notaba, quizá se despintaba. De todas formas era especial. Y tocándola me dormí.

A la mañana siguiente, tenía varias llamadas perdidas de mis amigas, Alice casi revienta nuestro chat con mensajes. Y Madison me llamó unas 20 veces.

Eran las 12 pm, mi madre ya había llegado, pues hasta mi habitación sentía el olor de la comida que seguramente ella preparaba. Me levanté de la cama, y me miré al espejo, aún tenía los ojos un poco hinchados, pero seguro mamá creería que era por haber dormido tanto.

-Buen día-saludé, mi madre me sonrió y me dijo que tomara asiento.

-¿Qué tal ha estado?No te he despertado porque he creído que estarías cansada, y también porque llegué solo hace un rato.

-Gracias, no te preocupes. Pues la fiesta estuvo bien, regresé temprano, la verdad, me aburrió un poco dije mientras veía el teléfono.

-Pues tus amigas te han estado llamando insistentemente. Así que supongo que es por algo.- Mi madre me conoce muy bien, y sabe que algo ocultaba, pero no quería hablar de eso ahora.-Pero lo entiendo, ya hablaremos luego.

Le sonreí y empezamos a comer. Luego de platicar y terminar de lavar los trastes. Me fui a mi habitación, y llamé a Alice.

-NENAAA!! Hemos estado preocupadas por ti desde anoche, ¿Por qué no has contestado las llamadas ni los mensajes?- escuché a una alterada Alice.

-No me sentía bien, lamento haberlas preocupado mucho.

-Estamos afuera de tu casa, ¿Quieres abrirnos?-responde Madison esta vez.

Y así lo hice, fui hacía la puerta y la abrí, mis dos amigas estaban paradas y en el momento en qué me vieron sus rostros cambiaron a un semblante más emotivo. Me abrazaron fuerte..

Las invité a pasar y nos dirigimos a mi habitación. Claro que anteriormente saludaron a mi madre. Mi mirada seguía cabizbaja, pero aún así las chicas trataban de hacerme sentir mejor.

-Y luego de que los vi, sólo me fui corriendo de aquella escena. No tenía ganas de seguir allí, y Austin se ofreció a sacarme de toda esa gente.

-Maldita sea Tara Tarada, así debería llamarse esa arpía- Madison estaba molesta, pues ella sabía muy bien que Tara estaba enganchada con Austin, y que Jasper era un tonto más que caía en sus garras.

-No lo puedo creer, juré que Jasper estaba tan ilusionado contigo, la verdad es que nunca le preguntamos si le gustaba alguien.

-No se preocupen, de todas formas ya está echo, me alegra no haberme adelantado, o de lo contrario me estaría arrepintiendo.

Ellas me abrazaron, sé que por dentro me entendían, y las amaba por eso. Alice dijo que seguramente los chicos sabían algo, y que luego les preguntaría.

****

Después de la fiesta Jasper me escribió y me dijo que tenía que contarme algo importante, aunque ya suponía que era. Fingí que me enfermé para no ir, no estaba preparada para que él me contara del beso con Tara. A si que le dije que sería otro día. Sin embargo a Madison y Alice, les pedí que se encargaran de que los chicos no dijeran ni una sola palabra a Jasper, pues a pesar de ello, lo seguía queriendo y que él se enterara de mis sentimientos sólo iba a empeorar la situación.

No salía de casa, sólo comía, luego me iba a dormir, y así. Creo que mi madre se dio cuenta pero a pesar de ello, no me dijo nada. Era domingo por la noche, mañana tendría que ir nuevamente al instituto, y no tenía otra opción, pues tarde o temprano tendría que enfrentarlo, y aunque me derritiera con una mirada, una sonrisa o un toque, sólo debía fingir que todo estaba normal.

Estaba acostándome en mi cama, cuando escuché el sonido de una notificación, un mensaje, número desconocido.

-No debería estarte escribiendo, pero sólo quería saber como estabas.

-¿Quién eres?

-Eso no importa sólo quiero saber si estas bien.

-Pues estoy mal.

-Ok que te mejores.

Idiota- dije con desgano, a tremenda respuesta que me dio. No estaba muy convencida de saber quien era aquella persona. Pero sospechaba de alguien, que mañana aprovecharía en corroborar que fuera cierto. Miraba mi galería de fotos, y encontré unas con Jasper, apenas sonreí, estaban fotos nuestras en fiestas, restaurantes, pateando el trasero a Tyler, o haciendo enojar a Stefan. Sólo suspiré apagué el celular y lo dejé sobre el velador.

Cerré mis ojos, y me quedé dormida.

****

Cuando desperté supe que ya era hora de enfrentar la situación, me levanté me duché, siempre con el colgante de corazones en mi cuello. No había encendido el celular y no pensaba hacerlo, no quería que nadie me preguntara nada. Terminé de desayunar con mamá, y me fui incluso antes que ella. Bastante temprano evitando que Jasper, pudiera encontrarse conmigo o me viniera a ver como de costumbre.

Salí de casa y tomé el autobús como todas las mañanas.

Cuando llegué al instituto, sólo miraba al piso, no habían muchos estudiantes, era bastante temprano. Me senté en mi carpeta, al llegar al salón y me recosté un poco.

Cuando sentí dos toques en mi hombro, logrando que mi piel se erizara.

El arte de consumirnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora