Narra Austin:
-¡Austin! Ven aquí de inmediato!- Escuchaba decir a mi padre. Sabía que si me llamaba a gritos no era precisamente para felicitarme. Mi padre era un hombre amoroso, que siempre veló por la estabilidad y armonía familiar. Era aquel que me llevaba todos los fines de semana a nuestra casa de campo, allí jugábamos, veíamos películas o montábamos caballo. Aquel que amaba incondicionalmente a mi madre, aquel que siempre la apoyó. Ese era mi padre, pero el que está llamándome ahora es un monstruo. Tras la muerte de mi madre, todo cambió.
-Otra vez, me llamaron del instituto para decirme que no estás entrando a clases- Robert me reprocha con una mirada llena de furia- ¡Estoy harto de ti!, ¿CREES QUE VOY A SEGUIR AGUANTANDO TUS ESTUPIDECES?- golpea contra la mesa.
-Si tan insoportable soy, ¿Por qué sigues aquí? Lárgate y has tu vida, si soy tanto un fastidio para ti, yo puedo arreglarme solo- respondí furioso también.
- ¿Qué tú te la arreglarás solo? Por favor no me hagas reír, deberías agradecerme que estoy pagando tus estudios, y tú, ¡Maldita sea!, no los aprovechas. A veces me avergüenza ser tu padre.
-No te preocupes, que también me avergüenza que lo seas, si mi madre se levantara de su tumba, estoy seguro que se volvería a morir tan sólo de ver en la decepción que te has convertido- quería herirlo, tanto como él lo ha echo conmigo, y sé que el recuerdo de mi madre es su punto débil.
-No metas a tu madre en esto, eres un mocoso imbécil, que no sabe nada de la vida, porque el día que tú la enfrentes, te darás cuenta que no es un mundo de arcoirís y mucho menos fácil.
-A estas alturas, ya no me importa nada- le respondí con desinterés, y me dispuse a irme de su despacho.
Pero intervino y me detuve:
-No te lo voy a volver a repetir, a partir de ahora las cosas van a cambiar, tú vas a estudiar y entrar a las horas respectivas, me da lo mismo si quieres o no, voy a pedir que me estén comunicando constantemente. Si no lo haces te largas de mi casa, no quiero mantener a un ocioso, y tú sólo verás como sobrevives- dice Robert, me estaba amenazando.
Sé que el me daba los recursos necesarios, dinero, comida, casa, estudios, ropa, tarjetas de crédito, etc. Pero lo que yo necesitaba era un padre, que me diera el amor y la comprensión, que me consolara cada noche que me sentía mal, que me dijera que todo iba a estar bien, que se siente orgulloso de mí, pero esa no es mi realidad. No soportaba seguir discutiendo con él, no tenía a donde ir, y aunque lo tuviera, no quiero ser un estorbo para nadie, sólo suspiré y seguí mi camino.
****
Mi actitud no ha sido la correcta, estos últimos meses, quizá Robert a veces tenía razón, pero no justificaba su descarga de ira contra mí. Antes de la muerte de mi madre, era un chico estúpido, me quedaba hasta altas horas de la madrugada en fiestas o bares con amigos y algunas chicas, lo tenía todo, mi vida era casi perfecta, aunque no la valoré.
Mi madre siempre se preocupaba por mí, me decía que tuviera cuidado, que no aceptara cualquier cosa de algún desconocido, que me cuide, y que no ingiera sustancias (drogas), ya saben lo típico, que te dice tu madre. A pesar de ello no le di importancia. Pero un día estaba en una fiesta y mi padre en un viaje de negocios, mi madre me llamó insistentemente al celular, no le respondí.
Ni siquiera llegué a casa hasta el día siguiente, que fue cuando choqué con la realidad. Mi madre había tenido un derrame cerebral. Estaba internada en el hospital, mi padre había dejado su viaje por venir a ver a mi madre, y yo, estaba en mi mundo de fantasía. Robert me llamó, y me pidió urgentemente que fuera hacia el hospital, se escuchaba intranquilo.
Allí esperamos muchas horas, para tener noticias de mi madre. Mi padre estaba con los nervios de punta, sus manos temblaban y de su frente caían gotas de sudor, yo no entendía nada, me dolía la cabeza, y fui por un café, para bajarle un poco a mi resaca. Cuando regresé con el café en mano, me quedé estático al escuchar al médico decirle a mi padre.
-Lo sentimos mucho, la señora Layla River ha fallecido.
Mi mundo se derrumbó, y dejé caer el café al suelo, todo el líquido cayó en mi pie, pero ni eso pudo sacarme del shock en el que me encontraba, mi madre había muerto, ahora entendía por que me había llamado insistentemente en la noche, ella me necesitaba, y no estuve ahí. Mi padre estaba destrozado y gritó como nunca en mi vida lo había escuchado, sé que la muerte de ella, le partió por completo el corazón.
****
Me dirijo a mi habitación, no sin antes saludar a Meredith con un beso en la mejilla, ella es como mi segunda madre, siempre se preocupa por mi y me ha consolado en el momento más difícil de mi vida.
Ya adentro, veo en mi repisa, la foto de mi madre, ella estaba sonriendo y abrazándome.
Lancé un puño a la pared con fuerza, y grité furioso, mis nudillos se tornan rojizos por el golpe, me duele, vaya que me duele. Su partida me destrozó, y me dejo consternado, mis días se habían vuelto grises.
Pero el dolor sólo se oprime con la letalidad de otras emociones.
Meredith entra a la habitación, preocupada por el grito que solté, y me abraza, lo necesitaba. Una lágrima cae, pero la limpio inmediatamente, mirándola a los ojos. Mis recuerdos se van en cuestión de segundos, la extraño.
Ya no suelo ser el mismo de antes.
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Quería que conocieran mejor a Austin y el por qué de su actitud. Gracias por leer❤🤩
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El arte de consumirnos
Teen FictionNo siempre las almas gemelas, pueden ser amantes. Y no todos los amantes terminan juntos. Sé que nos volveremos a encontrar. Quizá en otra vida [...] TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.