Capítulo 11

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—¡Traigan anestesia y necesito a todas las enfermeras de Trauma en el Quirófano 3 ahora mismo!—solo se escuchaban gritos y lo único que lograba ver era una bata blanca.

En un quirófano se podía ver a dos doctores junto a un grupo de enfermeras trabajando apresuradamente con el sonido del aparato de vitales presionandolos, pero en la Sala de espera se podía ver a una mujer de cabellos verdes destrozada junto a una enfermera que le informaba que aquel amado hijo se encontraba en operación en ese mismo instante...

Se escuchaba el sonido más aterrador que a cualquier persona altera...

Un pitido... Sin signos vitales, rápidamente todos los de aquella Sala comenzaban a reanimar al paciente con todas sus fuerzas durante unos minutos...

—¡Señora Midoriya!—llegó un chico de cabellos bicolores agitado y sudando

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—¡Señora Midoriya!—llegó un chico de cabellos bicolores agitado y sudando.

—Todoroki-kun... Llegaste... —la madre estaba destrozada, no pudo evitar ponerse a llorar nuevamente.

—M-Midoriya ¿c-como está?—preguntó aterrado, pero con esperanzas.

—E-El está... El está bien Todoroki-kun... Me acaban de decir que ya salió de cirugía—le dijo mientras entre lágrimas le dedicaba aquella sonrisa que su hijo heredó dándole un alivio bastante grande.

—¿Señora Midoriya?—interrumpió una enfermera.

—¿Si?

—Ya puede ver a su hijo, está en la habitación 265 aunque sigue débil.

—M-Muchas gracias—dijo para levantarse y limpiarse las lágrimas para después mirar hacia atrás al chico con heterocromia— Vamos a visitarlo, ¿si?—le propuso para escuchar la respuesta afirmativa del menor.

Al llegar a la habitación se encontraron al de cabellos peliverde recostado en la camilla con unas agujas inyectadas en sus venas para poder llevar el líquido de la bolsa a sus venas.

—Izuku... —se acercó la madre con una mirada entristecida—No debi dejarte solo, fue todo mi culpa, sabía que debía quedarme contigo y ayudarte, lo siento... Lo siento tanto... —dijo para empezar a sollozar y acto seguido soltar una que otra lágrima, hasta que se detuvo por un movimiento y unas palabras.

—N-No... F-fue... Tu... Culpa mamá... —le dijo el chico de pecas en el rostro mientras débilmente colocaba su mano derecha en la mejilla de la mayor y haciendo su mayor esfuerzo para formar una leve, pero sincera sonrisa en sus labios.

—Izuku...—verlo de esa manera le rompía el corazón, es decir, ¿a quien no? Delicadamente y lentamente abrazo a su pequeño quien con todos sus esfuerzos le abrazó devuelta.

Después de que aquel abrazo terminara lentamente el pecoso dirigió su mirada a la puerta de la habitación, no sabía por que lo hizo tan solo fue una especie de necesidad, algo lo hizo mirar hacia la puerta chocando miradas con el bicolor y al instante desviar la mirada con un leve sonrojo, la madre al percatarse de aquello rápidamente le explicó lo que hacia ese chico allí.

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