Capítulo 1

831 63 77
                                    

Desde que tengo memoria he podido ver un hilo que une dos meñiques de dos personas diferentes al principio me parecía algo raro por lo que le dije a mi madre, luego de decirle me empezó a llevar con psicólogos, doctores y oftamólogos no quería que gastara dinero en tratamientos carísimos por lo que espere un tiempo y le dije que ya no veía ese hilo...Mentira yo lo seguía viendo pero no le debía ni quería decir a mi madre sino ella de nuevo empezaría a pagar por tratamientos.

Pasaron los años ver los hilos ya no me incomodaba de hecho ya me había acostumbrado aunque no sabía lo que significaba, pero en mi primer año de preparatoria había escuchado a unas compañeras de clase hablar sobre un artículo en especial llamado "El Hilo Rojo del Destino" , no podía creerlo ¿eso es lo que veía? No pude aguantar más la curiosidad así que cuando tocaron la campana de salida corrí lo más rápido que pude hasta llegar a casa, salude a mamá y subí a mi cuarto busque en mi celular: "El Hilo Rojo del Destino" y me aparecieron un montón de artículos pero solo presione el primer link, en ese artículo se podía ver un pequeño dibujo uniendo a dos personas con un ligero hilo rojo, rapídamente leí el artículo y en este decía que aquel hilo unía a dos personas que estaban destinadas a estar juntos para siempre, que aunque tengan complicaciones estarán juntos sin importar que, no lo podía creer yo veía algo que creían que era solo un mito...Algo que no debería ver...Veía el "Hilo Rojo del Destino".

Después de ese suceso me quedó todo más claro, incluso pude ayudar a mi amiga Uraraka Ochaco a declararse a su amiga Tsuyu Asui viendo que ambas poseían el hilo rojo que las unía, me sentía como cúpido por así decirlo, la verdad nunca me preocupé por el hecho de que yo no poseía un hilo, pero me daba curiosidad lo que tenía preparado para mi el destino.

Había pasado un año y mi amigo de la infancia comenzó a estudiar en la misma preparatoria que yo decidí ver si tenía hilo y mi sorpresa fue que el tampoco lo tenía decidí ya no tomarle tanta importancia a los hilos y me concentre en mis estudios...

No sabia que al pasar la mayoría de mi tiempo con Kacchan, me enamoraría de él...

—Mierda Deku ¿por que te demoras tanto?—dijo un rubio cenizo en la entrada de la preparatoria viendo correr al peliverde.

—L-Lo siento mucho Kacchan, es que Denki-kun necesitaba ayuda para limpiar el aula—dijo el pecoso para empezar a caminar al lado del rubio.

—Si, si lo que sea tampoco me importa—dijo mirando hacia adelante sin percatarse de la mirada verdosa de su amigo.

Pasaron minutos antes de que llegaran a una esquina donde sus caminos se separaban.

—B-Bueno yo me voy por aquí—dijo apuntando y riendo nerviosamente.

—Lo sé nos hemos ido juntos todo este año—dijo de manera evidente el rubio.

—E-Es cierto jeje—dijo con nervios.

*Pov Mi*

Aquel pecoso se iba a dar la vuelta para irse a su hogar pero por algún motivo observó el meñique de su amigo viendo que tenia el hilo rojo y que el otro extremo se dirigía en su dirección, por lo que emocionado levanto su mano derecha y levanto su meñique para poder ver lo que el quería ver, pero no encontró aquel hilo por lo que miro debajo suyo siguiendo el extremo viendo a aquel chico dueño del otro extremo de su amigo de la infancia, no era nada más y nada menos que un compañero de clases el cual se llevaba muy bien con el rubio ceniza o eso decía él, su nombre era Kirishima Ējiro estaba en shock por lo que no de dio cuenta cuando el pelirrojo le empezó a hablar al rubio haciendo que este se despidiera del pecoso y se fuera con el pelirrojo.

Viendo como se alejaba su amigo el pecoso se golpeaba internamente para no llorar en ese mismo lugar, debía ser fuerte, vivió mucho con la ida de su padre, el esfuerzo de su madre y sus complicaciones económicas de hace un año. Decidió por fin irse a su casa colocándose los audífonos y colocar la lista de reproducción de su celular, empezando por una canción hermosa llamada "Devuélveme el corazón " de Sebastian Yatra, maldecía internamente el tener canciones tan tristes pero hermosas, empezó a tararear en volumen bajo esa canción. En menos de tres minutos ya había llegado a su hogar, era un pequeño departamento junto a otros en el primer y segundo piso. Paró la música y se sacó los audífonos para poder empezar a caminar en el ante jardín de aquellos departamentos hasta que se encontró con una persona que lo hizo detenerse.

El Hilo de Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora