13

21 4 1
                                    

Nara

Suerte

Llevo en esté bosque no sé ya ni cuanto, los días pasan sin más, a veces me pongo a pensar y hay veces en las que acabo llorando. Cristian me trae un remolino de sentir y de más de una sensación, a veces inexplicable otras que si sé cómo dirigirme a ello.

El año pasado lo conocí cuando empezó el año escolar, él acababa de llegar al instituto y yo le hice de guía, pasaron varios meses y se creó una bonita amistad, pero al paso de los meses cada vez lo nuestro iba a más. Le di una oportunidad sin pensar en qué el tiempo nos llevaría a lo que ahora vivimos.

Uno de sus compinches entra y con brusquedad me saca de la cabaña en la que llevo encerrada mínimo dos semanas.

Cuando salimos, me sorprendo al ver dos furgonetas de policías y cuatro coches. Miro a Cristian y hacemos contacto visual.

El miedo carcomiendo mis entrañas, entrando en pánico.

— Nara.

— Cristian...

Me dejan dar tres pasos para llegar al lado de él, nunca pensé en que en alguna situación de la vida me fuera a pasar lo siguiente.

Cristian me coge sin llegar al punto de ahogo por el cuello, y mirando a la policía, dice lo que me hace entrar en temblores.

— Dos opciones, o os vais y no volvéis o aquí acaba su vida.

Un policía deja notar su miedo y noto a Cristian envalentonarse, creo que el policía con miedo es un chico que está de prácticas, otro policía que parece dominar la situación, da un paso al frente, y Cristian se tensa.

— ¡No te muevas!

Su voz temblaba, quiere esconder que tiene miedo de cagarla ya habiéndolo hecho y que al fin y al cabo es solo una locura de las suyas.

Siento aire en la nuca y cuando veo la oportunidad de escapar, corro a los brazos de un chico que también era cautivo de Cristian.

— ¡Nivek!

Pasan unos minutos en los que me quedo sin habla y observo como Cristian y sus compinches son cogidos por la policía y se los llevan.

— Hola chicos, me llamo Hugo, soy el policía que los llevará a sus casas.

Suspiro con alivio de que esta angustia, ansiedad y sin vivir se haya acabado.

Cuando llega mi turno y bajo del coche de policía delante de mi casa, unas primeras lágrimas caen de mis ojos con ojeras muy notables. Viendo la casa que tanto he echado de menos y he anhelado volver.

— ¡Nara!

— ¡Papá! ¡Mamá! 

Los tres nos abrazamos y lloro a moco tendido.

— Bueno, nos vamos yendo, felicidades por volver a casa Nara.

— Gracias Hugo, adiós, chicos

Nivek se despide dándome una de las pocas sonrisas qué hemos podido dar en los últimos tiempos.

Hugo y Nivek se van y nosotros entramos en casa.

Disfruté de esta cena y de la compañía de mis padres.

Disfruté de esta cena y de la compañía de mis padres

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola y feliz año 2021.

Siento de corazón haber tenido esta novela tan arrinconada, siempre que decía escribiré Arcoiris Gris siempre acababa haciendo otra cosa.

Pero una de las cosas que esté año me he propuesto es no tener tan abandonadas novelas de las que planeo acabar este año.

Pero una de las cosas que esté año me he propuesto es no tener tan abandonadas novelas de las que planeo acabar este año

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

580 palabras.

Arcoiris Gris ❣Mireia Campdelacreu Ortega❣✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora