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Nara

Aún no me lo creo, aún no he podido dormir, desde ese entonces. 

Nivek, el rarillo de ese lugar rastrero que lo hacía más colorido, él, el mismo que en los pocos momentos que nos vimos me hacía reír. 

Ahora amarrado en una cama de hospital, por un simple mandato mío, me doy pena la verdad, muchos, de los que lo saben, han intentado convencerme de que no lo es, pero, todo es muy difícil para creérmelo.

— ¿Dónde estás Nara?

— ¿En la mierda te sirve?

— Nara...

—¡Nara no hostias! Estoy que me cago de miedo, de culpa, que me come la ansiedad, estoy perdida y metida en recuerdos, necesito tiempo.

—¿Vamos nosotros entonces?

Asiento y me levanto del puf que compré antes de venirme del hospital con él. Elliot ha venido esta mañana.

—Adiós, chicos, hablarle de mí por favor. — la voz ya me sonaba entrecortada. — Decidle que le quiero y que le estoy esperando ansiosa para poder achucharlo más que antes y para la salida que teníamos preseleccionada.

Eloy asiente mientras que Elliot me abraza y luego el que me abraza es Eloy antes de irse; cuando se van yo voy a la que en unos días se convertirá en mi habitación.

— ¿Mamá?

Pregunto al contestar la llamada sin mirar quién es.

— Sí, la misma que te parió.

—¡Mamá!

Río por la ocurrencia de mamá.

— ¿Cómo vas nena?

— ¿Cómo voy a ir mamá? Tirando como puedo, no he podido ir a verle ahora con ellos. Encima les he contestado mal por la ansiedad.

— ¿Quieres venir o que vaya yo?

— No mamá, ... Necesito estar sola.

— Vale, te dejo descansar... si quieres seguirme el consejo tomate una tila.

— Lo haré mamá.

— Adiós hija, cuídate.

— Adiós mamá.

Colgó mamá y yo me acosté dejándome caer hacia atrás y suspiré muy forzadamente queriendo sacarlo todo. Un todo muy agudo en mi pecho, que provoca nudos en la garganta.

—¡Nara!

Me levanto de golpe y me da un micro mareo, luego de espabilarme me levanto y me acerco a la puerta de la calle.

— ¿Sí...?

— Sal, anda, soy Casllie.

— ¿Qué Casllie?

— La engaña novios de Cristian que llamó a la poli.

Abro la puerta con extremo cuidado, no me fio de ella, nunca me ha dado buena espina y esto es muy raro.

— ¿Qué pasa Casllie?

— Necesito que vengas conmigo.

— No. De aquí no me muevo.

—Está bien.

Sé dio media vuelta y de espaldas a mí dijo.

— Entonces no te diré que sé cuanto le queda para despertar a tu amado.

Arcoiris Gris ❣Mireia Campdelacreu Ortega❣✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora