01 ; Enigma

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La intensidad de los reflectores me abruma. los maquilladores le dan unos últimos retoques a mis ojos, mientras otras personas se ocupan mi atuendo.

El desfile de hoy está a punto de dar comienzo y, como es habitual, siento cómo los nervios y la emoción se entrelazan en mi interior. En esta ocasión, me corresponde a mí dar la apertura del mismo.

Me observo por ultima vez en un espejo y me convenzo de que la persona que se ve reflejada ahí soy yo, debajo de todo este maquillaje, accesorios y prendas exclusivas de diseñador.

—Bella, ¡Es tu turno!—grita mi agente con entusiasmo.

Respiro profundamente y me dirijo hacia la pasarela. Esta noche está dedicada al cierre de temporada, un evento exclusivo, organizado por una de las casas de moda más influyentes de la industria, Versace.

Imagino que muchas personas importantes y reconocidas estarán aquí, lo que me genera un poco de nervios. Las luces parpadean y la música palpitante comienza a llenar la sala, mientras el público espera con anticipación.

Al instante, la multitud comienza a sacar fotos y filmar al momento que piso la pasarela. El vestido que llevo es una creación magnífica, un juego de contrastes entre delicadeza y audacia, que resalta mi figura de manera impresionante, acompañado de unos guantes del mismo color. Cada paso que doy me acerca al corazón del espectáculo.

Los flashes de las cámaras crean destellos que parecen estallar como fuegos artificiales a mi alrededor. Mi experiencia como modelo desde pequeña me permite controlar mis movimientos y expresiones, se siente como si hubiera nacido para esto.

A medida que avanzo por la pasarela, una sensación extraña de incomodidad se apodera de mí. Como si alguien estuviera observándome de manera intensa, una mirada que traspasa los límites de lo superficial y se clava como una lanza en mí, atravesándome.

Al terminar mi recorrido, mi agente, Sarah, se acerca con una sonrisa radiante.

—¡Excelente trabajo, Bella! Estuviste increíble ahí afuera—

—Gracias, Sarah—respondo, aún tratando de desentrañar la enigmática sensación que me ha acompañado durante el recorrido.

Las manos hábiles del equipo de producción me rodean mientras comienzan a despojarme de las prendas que me han convertido en una visión de la moda. Mi mente se encuentra en la pasarela, en esos ojos intensos que parecían seguirme con cada paso.

A medida que los atuendos cambian y los maquilladores y estilistas trabajan en mí, no puedo evitar preguntarme qué o quien era el culpable de esa extraña sensación.

—Bella, ¡Estás absolutamente deslumbrante!—exclama uno de los estilistas mientras me coloca una capa de maquillaje.

—Gracias—murmuro, apenas prestando atención a mis propias palabras.

Mis pensamientos están llenos de conjeturas y preguntas sin respuesta. ¿Podría ser alguien del público? ¿Un fanático, quizás?

Una vez que el equipo de producción termina su trabajo, me enfrento a un nuevo atuendo, una nueva versión de mí misma para la siguiente parte del evento.

El tiempo avanza rápidamente y me encuentro nuevamente detrás del telón, esperando mi siguiente entrada a la pasarela. La música palpitante resuena en mis oídos. Estoy decidida a dar lo mejor de mí una vez más. Puedo sentir los latidos de mi corazón sincronizándose con el ritmo de la música, como si todo el universo estuviera alineado en este instante.

Los reflectores me envuelven una vez más mientras cruzo el telón y piso la pasarela con determinación renovada. El nuevo atuendo que llevo es una obra de arte en sí mismo. A medida que avanzo, siento cómo la energía de la pasarela fluye a través de mí, casi como si estuviera en sintonía con un poder más grande.

A pesar de la presión y las expectativas, no puedo evitar buscar esos ojos intensos en la multitud. Pero esta vez, no logro encontrarlos. ¿Fue solo mi imaginación? ¿O acaso esa mirada solo estaba destinada a ser un instante fugaz en mi camino?

Finalmente, el desfile llega a su fin, y soy recibida con aplausos y elogios una vez más.

El resplandor de las luces, la intensidad de la pasarela y las miradas enigmáticas se desvanecen a medida que salgo del evento. La noche cae, y mientras mi chofer me lleva a mi casa.

Llegamos a mi hogar en medio del tranquilo resplandor de la noche. A pesar del glamour y la agitación del evento, una sensación de agotamiento comienza a hacerse sentir. Mi chofer abre la puerta y desciendo del automóvil, agradecida por el breve respiro que mi hogar representa.

Una vez dentro, el silencio y la soledad llenan el espacio. Dejo escapar un suspiro largo mientras me quito los zapatos y cuelgo mi bolso.

Después de un relajante baño y de ponerme cómoda en mi cama, miro por la ventana, la ciudad brilla con luces dispersas, como estrellas urbanas que marcan el ritmo de la noche.

Desde que era una niña y me descubrieron como modelo, he desfilado en innumerables pasarelas y he posado para las cámaras.

La vida de una modelo es glamorosa, pero también solitaria en cierto sentido. Mi éxito se mide en fotos, en aplausos y en el reconocimiento fugaz de los fans. Pero ¿Qué pasa con los momentos detrás de escena? Las noches en las que regreso a casa y soy solo yo, sin luces brillantes ni cámaras.

Es curioso cómo esta carrera que me ha dado tanto también me ha alejado de lo que realmente soy. Me he convertido en un personaje, en una imagen que la gente admira y consume.

Mañana es otro día, y con él vendrá otro desfile, otra actuación.

PSYCHO ; TOM KAULITZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora