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Sonreía mientras sacaba algunos objetos que darían color y vida a su nuevo hogar. Según YoonGi, los colores pasteles eran muy de "niña". Según él, prefería algo más minimalistas, negros y grises otorgaban un toque más serio y masculino.

Cantaba a un suave tono un tema en Inglés. Ni siquiera sabía el nombre del tema, y menos el perteneciente al cantante, pero eso era lo de menos.
Sobre la estantería, depositaba un juego de té. Celeste cielo, con puntitos blancos. Eran tan delicado y tan suave. Bellísimo.

El apartamento era para alguien soltero. Un cocina tipo americana con una bella isla de mármol, con gabinetes blancos como la nieve. El comedor con piso de madera, al igual que el resto del domicilio. Su habitación matrimonial y una más pequeña para los invitados. Dentro de esta última, YoonGi dejó un colchón inflable para cuando este fuese de visita. Siempre tan precavido su hermano mayor.

Durante esa misma mañana, su ex novio, Park Seonghwa, la ayudó con algunas de sus cajas, las cuales contenían parte de su armario y artículos personales.
Mientras que ella arreglaba lo que era su habitación, el chico se encargaba del baño, dejando todo en un orden adecuado, tal como le gustaba a SunHee.

- Jamás pensé que te irías de tu hogar, hasta YoonGi se ha mantenido firme al lado de tu  madre- hablo Park, quien embetunaba un trozo de pan con algo de mermelada de fresa.

- YoonGi es YoonGi, él seguirá allí hasta que sea un viejo amargado.

- Pero tú hermano ya está bordeando casi los 30 años, debiese ya emprender vuelo y dejar el nido de gallinas- Hee rió ante lo último dicho por Seonghwa, quien en parte tenía razón.

Park Seonghwa fue su novio por casi dos años. Era el típico chico lindo de la universidad, aquel que traía locas tanto a las estudiantes como a las profesoras.
Era el campeón del equipo de futbol americano dentro del recinto, además de ser el mejor nadador dentro de las Olimpiadas Universitarias de Seúl. Todo un bombón, un bombón que era independiente y maduro, pero que su nivel de frialdad y calcularidad le afectaban al momento de querer estar con alguien.
Según él, trató de dar lo mejor en su relación de la menor del clan Min, pero no dio ni siquiera el 50% y eso reprobó sus opciones de seguir por un tiempo mayor al lado de la chica de melena y cabellos oscuros, liso y brillante, y dulce como la vainilla.

Según ellos fue la mejor opción, mantuvieron su amistad y todo seguía normal. Aunque Seonghwa aún tenía sentimientos por la pelinegra.

-¿No te da miedo pasar sola la noche? Digo, siempre estás acompañada.

- No creo, vendrá YunHo a la noche y haremos pastelitos con crema, y veremos alguna serie- comento ella, quien bebía un enorme tazón de leche caliente.

- YunYun ¿por qué?

- Porque es mi amigo, y punto- termino de comer un trozo de pastel- ¿tienes algo qué hacer Park?- sonrío Seonghwa, dando a entender que su tarde sería totalmente libre de compromisos- iremos al centro comercial a comprar una alfombra, y tú serás quien la traerá.

El mayor abrió sus ojos como si hubiera visto un fantasma, y sin decir más, terminó de deborar el pan.

Le dolía los pies, literalmente creía que estos explotarian en un charco de sangre en medio de los pasillos de la tienda comercial. Habían dado vueltas por todo el lugar, buscando la maldita alfombra que combinará con el lugar. Patrañas, Seonghwa veía todo igual. Por él, que fuera negra y punto final.
Al menos que le comprase un helado a modo de agradecimiento, pero con suerte le regaló un chicle de fresa.

Era una cagona de mierda.

Literalmente, pero dudaba en gritarlo a los cuatro vientos porque sabia las consecuencias que tendría todo ello.

Y no tan solo compró la maldita alfombra, si no que también un set de ollas color negro y un molde para hornear bizcochos, de forma de osito ¿Cuándo maduraría SunHee?
Sin embargo, debía admitir que la quería de igual manera. Su corazoncito brincaba de ternura al verla tan feliz abrazando aquella tetera de porcelana, la cual sería utilizaba como adorno para la cocina.

Lo único que Seonghwa pedía era que ella estuviera bien, se sintiese cómoda en su morada y que nadie, pero nadie la molestara o causará algún malestar. Ella era demasiado dulce y buena persona. "La chica perfecta" como refería su hermano.
Aún no se perdonaba el haber decidido terminar con ella, pero sabía que era lo mejor. Lo mejor para ambos.

Mientras en el maletero metía la famosa alfombra, junto a las demás cosas que compró junto a SunHee, decidieron pasar a un mcdonalds. Ansiaban comer una grasosa hamburguesa con queso, papitas con ketchup y mostaza; y su tan deliciosa coca cola.
A pesar del frío de aquella tarde de otoño, pidieron los bebestibles con hielo.
No importaba si los vidrios se encontraban empañados. Querían sus bebida ultra helada.

Fue una linda tarde, llena de risas y pucheros por parte del mayor. Sin duda, Seonghwa siempre sería alguien importante en su vida. Y en los años que restarán por delante.

Eran pasadas las diez de la noche, y el cielo estaba oscuro, como el cabello de Park Seonghwa, quien luego de dejar a SunHee en el apartamento con su deseada alfombra, se despidió y emprendió viaje en dirección al domicilio de TaeHyung. Según este, tenían una reunión de amigos. YoonGi también asistiría.

Tenia pensando prepararse un café con leche, por lo que colocó el hervidor eléctrico para tener agua caliente y hervida. Perfecta para su cometido.
Sacaba de una bolsita de papel, unas galletas que había comprado por el camino. Prendió la radio y tarareaba a su manera.

Pero todo se vio interrumpido cuando llegó un mensaje de YunHo que anunciaba "lo siento Min, tengo un compromiso, iré pasado mañana".
Suspiro y sonrió. Al menos podría acostarse temprano luego del ajetreado día. Pero todo se vio interrumpido cuando unas inmensas ganas de ir al baño, la sacaron del trance.

Prácticamente corriendo, se encaminó al baño. En cuanto bajo sus pantalones y bragas, y se sentó en el retrete, sintió que estaba en la mismísima gloria. Cerró los ojos por aquel placer al momento de orinar.

Luego de limpiarse y lavar sus manos, fue directo a la cocina. Suponiendo que el hervidor ya había terminado, sacó su tazón junto a la leche, pero todo se fue a la mierda, en cuanto la puerta del apartamento se comenzó abrir, y por ella ingresó un chico.

Era el mismo chico con quien había chocado en la escalera. Sus ojos se abrieron  y sintió su boca secar, mientras que el tazón chocó directamente con el suelo, haciéndose trizas. El pelinegro la observo de pies a cabeza, con la mirada molesta. En su mano, traía una enorme caja de cartón y en su espalda, una mochila negra.

-¿Quién mierda eres tú?- gritó él, dejando la caja en el suelo.

-¿Cómo entraste a mi departamento?- pregunto ella, mientras colocaba sus manos detrás de su espalda, tomando entre ellas una cuchara. Uno nunca sabe cuándo una cuchara puede ayudarte contra un desconocido.

- Por la puerta ¿o eres tonta?

- Vete- grito ella mientras corría en la dirección del chico, para lanzarse en sus brazos.

Con la cuchara en su mano izquierda.

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Espero que les guste esta nueva propuesta y les comento que los días de actualización de "The Roomer" son los días martes y sábados a las 16.00 horas (Hora de Chile).

Igualmente las invito a leer mis otras novelas:

♡ YOU (Choi San) todos los Lunes y Viernes (16.00 horas, hora de Chile).
♡ DESTINO (Park Seonghwa) todos los Sábados (16.00 horas).
♡ FUE UN ERROR (Min YoonGi) y CRISTALES (WooSan) se encuentran completas y finalizadas.

Daniela❤

The Roomer - Hwang In YeopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora