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Despertó abruptamente, cuando sintió la puerta de su apartamento ser golpeada en numerosas ocasiones. Abriendo sus ojos de par en par, y teniendo de frente la tenue luz del sol atravesar las cortinas, se puso de pie.

A pies descalzos y sin una camisa de por medio, se dirigió a la puerta principal. Con sus ojos entreabiertos, y deduciendo que podría ser alguno de los chicos quien lo visitase a las ocho y media de la mañana para ser exactos, abrió la puerta sin percatarse de quien se encontraba al otro lado de esta. Sus ojos a punto de desorbitarse, observaron a una chica de melena castaña y ojitos cafés avellana, con mejillas abultadas y estatura baja.

- ¿Hola?- habló Hwang, observando detenidamente a la chica, quien tenía su mirada perdida en aquel deleitante abdomen.

- Uh... Hola, disculpa la hora pero soy tu vecina.

- Nunca te había visto- bueno, con suerte llevaba dos semanas habitando aquel lugar el pelinegro.

- Pues yo si, y no es que sea una psicópata pero lamentablemente mi apartamento colinda con el tuyo y...

- ¿Y? ¿Eso te molesta?

- ¡Me da lo mismo!- exageró elevando el tono de voz ante la pregunta del chico- disculpa, soy algo brusca y extraña para mantener una conversación.

- Eso creo que vengo notando- sonrió, mostrando sus hermosos y parejos dientes- si quieres, pasa... Esta algo helado afuera.

- Y tú andas como verano y sol andante- empujando levemente al chico, pasó por delante de él para entrometerse en su hogar- ¡Wow! ¡Esto parece un apartamento de chica!

Algo extrañado observó a la fémina, quien incluso ya se encontraba sentada cómodamente en el sofá de tonos cremas que estaba ubicado al frente de un enorme televisor.
Ante lo mencionado por ella, quizás le fue extraño ver a un chico vivir solo en un lugar decorado con tonos pasteles y cremas; pero bueno ¡Qué le iba hacer! Si Park Jimin fue quien decoró gran parte de ello, y como es decorador de interiores, resaltaba la importancia del uso de colores suaves y claros para resaltar los espacios interiores.
Se encaminó a la cocina, en donde sacó un par de tazones desde uno de los gabinetes superiores, con el propósito de preparar un delicioso y humeante café para su "vecina".

El lugar ers cálido, y eso era gracias a la calefacción que abundaba allí, porque de lo contrario, usaría ropa más abrigadora, pero ese no era el caso. Y aunque estuviera de lo más cómodo con aquellas prendas reveladoras, la constante mirada de la chica lo colocaba algo nervioso. Sus vellos se erizaban, y sentía que prácticamente se lo comía con la mirada. Dejando la cafetera andando, a paso veloz, fue a su dormitorio para buscar una polera cualquiera y hacer uso de ella.

Cuando volvió, notó a la chica de pie al costado del enorme ventanal ubicado en el comedor. Por un momento, pensó que esta querría ver el ambiente de la mañana, con el frío invernal y las calles mojadas producto del clima y la lluvia del día anterior, pero para su sorpresa, esta abrió el ventanal y salió hacia la terraza. Alarmado, no por la seguridad o bienestar de ella, si no que por la presunta pérdida del calor ambiental.

- ¡Oye! ¿Qué estás...

- ¡Cuchito cuchito!- ¿Estaba llamando a un gato?- Suga, ven por favor.

- ¿Quién es Suga?- Yeop sacó la cabeza a través del ventanal, ya que no quería congelarse. Ella se giró en su dirección, quien en un principio le estaba dando la espalda.

- Es mi gato, es él- apuntó a un felino de pelaje amarillo con patitas blancas y ojos amarillos. Era un gato gordo, el cual estaba escondido detrás del tendedero de ropa- ¡Cuchito cuchito!

The Roomer - Hwang In YeopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora