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Sus labios se movían al compas, al compas de una danza sensual y erótica; rosando de manera deleitante aquellos belfos rosados y abultados del contrario. Alice enredaba entre sus delgados dedos de porcelana aquel oscuro cabello. Aquellas hebras que se deslizaban por sus falanges, de manera ruda y envuelta en una locura. Una locura excitante y caliente, tan caliente que lograba palparse en aquella atmosfera dentro de la habitación principal del chico.

Ninguno comprendía como es que habían llegado a la alcoba del mayor, pero sin duda, la sed del placer los abarcaba a ambos. La palabra "amigos" rondaba en la mente de Yeop; junto al nombre de Min YoonGi. Sabía que era un mal tercio en aquel entonces, ya que la chica tenía aún sentimientos por el chico Min, y pues, eso era mutuo y más que conocido dentro del circulo cercano de Hwang, pero ¿Era tan importante recordar eso? ¿Y su corazón?

A la mierda gritaba su consciencia, la cual se encontraba abrumada en una cálida bruma, placentera y única. Sentir los labios de Alice eran la mejor sensación del planeta, algo imperdible e irrepetible; porque al menos admitía que quizás, en unos días más, ella le diría que olvidaran todo este embrollo e hicieran borrón y cuenta nueva; similar a un reseteo profundo de su computadora. Deslizó sus manos por las caderas de la chica de melena, quien sonreía en medio de aquel fogoso beso. Sexo, eso era a lo que iban ¿O no? Independiente de eso, se preocupó solo de disfrutar aquellos minutos; minutos en los que la mezcla de sus salivas, la danza de sus lenguas y los agarrones mutuos en los cuerpos de aquellos chicos dentro de aquel sitio, era lo único que importaba.

Siquiera Suga los molestaba con sus maullidos exigentes  de cariño o hambre, ya que al parecer, el felino de ojos gatunos y bigotes alargados estaba durmiendo. Gracias a dios el pequeño era más que inteligente ante aquellos casos.

Apretó la cintura de Alice, quien soltó un gemido en medio. Con cuidado, bajo sus brazos hacia las piernas de ella, quien automáticamente enredo las piernas en la cintura del contrario; sosteniéndola con sumo cuidado para evitar que esta se cayera. Se besaban como si no hubiese un mañana, explorando la cavidad bucal del contrario. 

Depositándola sobre la cama, retiró los pantalones de la contraria; mientras que ella se mordía los labios de manera deleitante y caliente. Trataba de mantener la calma con ella, imploraba que detuviera aquellos gemidos que brotaban de su atractiva boquita, pero sucedía todo lo contrario. Besaba su cuello; aquel trozo de carne cubierta con una exquisita piel, blanquecina como la leche y suave como el algodón. Una perdición literalmente.

- Hwang...- susurraba ella sobre su oído derecho, mientras que con su lengua deleitante rozaba de vez en cuando el lóbulo izquierdo del contrario.

- Alice... ¿Estas segura?- y debía de admitir; que a pesar de las miles de sensaciones de brotaban y predominaban en su cuerpo en aquel instante placentero, los pensamientos respectos al no sobrepasarse con la fémina de cabellera oscura rondaban por las pocas neuronas que áun no caían sobre los encantos de la chica Choi.

Sin embargo, esta negó rotundamente ante la inquirente pregunta del pelinegro. Ambos se observaron a los ojos; y siendo iluminados por los faroles de aquella fría noche en la ciudad surcoreana, con los vidrios empañados por el vapor y sudor que emanaban sus cuerpos, se besaron como si no hubiese un mañana. Ambas lenguas sumidas en una danza, una danza única y deleitable, los hicieron olvidar por un momento todos los problemas que los aquejaban.

En el olvido quedaron Min SunHee para Yeop, y todos aquellos dolores de cabeza y de corazón que sufrió a causa de la hermana menor de Min YoonGi; quien en este minuto había sido literalmente reseteado del disco duro memorial de Choi Alice... Quien incluso, se olvido del padre nuestro y del ave María, al estar tan sumida en aquellas caricias y sensaciones generadas por su vecino y amigo. No es que fuese una fantasía sexual, pero la chica debía de admitir que aquel pelinegro de altura destacable y ojos felinados, le generaba ciertos pensamientos poco sanos y demasiado pecaminosos. ¡Era un placer verlo sin camisa!

Junto ambas bocas en un beso saciador, para posteriormente descender sus dedos por el torso del chico, bajando por su abdomen semi marcado hasta el borde de la toalla del chico, desatándola de un solo movimiento, haciendo que esta cayera sobre el borde la cama. Sus ojos se conectaron, en cuanto tomo entre su mano izquierda el miembro palpitante, con movimientos deslizantes, desde arriba hacia abajo; desde la base hasta la punta chorreante y goteante con aquel liquido preseminal semi transparente. Trazó su labio inferior con su lengua, sacando más de un suspiro por parte de Yeop. El pelinegro, sin quedarse atrás, con su mano, acarició el valle de los senos de Alice, descendiendo su rostro hasta el borde del brasier blanco, depositando suaves besos sobre estos. 

Cerraba sus ojos mientras caía en la tentación. No es que Hwang In Yeop fuera el diablo, pero debía de aclarar que aquel chico tenía lo suyo. A todas aquellas sensaciones, se sumaron unos improvisados movimientos sobre su pelvis. Aquellos movimientos simuladores de las embestidas que ya anhelaba y gritaba a todo pulmón, la estaban volviendo loca. Deseaba a gritos sentir el palpitante miembro de Yeop introducirse en su zona baja, la cual aclamaba por ello. 

En un cerrar de ojos, sus prendas desaparecieron de su cálido cuerpo, el cual era adorado por su vecino. Agradecía el haber dejado a Suga a su cuidado ¡Ese gato era una bendición!

Pero todos aquellos pensamientos se vieron nublados por una bruma llamada sexo. Cuando sintió el miembro del contrario rozar aquello mojados labios vaginales, con movimientos circulares supo que ya tendría su recompensa. Cosa que era similar para Yeop, quien observaba feliz las reacciones y muecas de placer que emitía Alice. Sin consultar y sin meditación alguna, se introdujo en aquellas paredes vaginales, apretadas y mojadas, mezclándose con su propia esencia.

Gemidos, gritos, besos y saliva de por medio, eran participes de aquella escena sexual que se desarrollaba en aquel apartamento. La luna junto a los vecinos eran testigos de aquel catre moviéndose en sincronía con las embestidas otorgadas por Yeop en conjunto con los movimientos de cadera de Alice, junto al retumbar de la pared. Se besaban, apretaban sus cuerpos con sus manos, los rasguños y marcas que quedaban alojados en diversas zonas de aquellas suaves pieles, cálidas y sudorosas. Pero con cada embestida y con cada beso, surgían aquellos gemidos y pequeños chillidos, sus nombres brotaban de sus labios, junto a las cosquillas que se alojaban en lo más bajo y profundo de sus vientres.

Y tal como se sabe, aquel momento inolvidable, a menos que el alcohol hiciera acto de magia y borrase todo ello, culminaron su encuentro sexual con una explosión orgásmica por ambas partes, con una Alice mordiendo el hombro de Yeop, mientras que este por su lado, retiro su miembro del interior de la chica, para terminar corriéndose sobre el abdomen plano de esta.

Sus miradas conectadas, bajo una noche estrellada, con el calor que sus cuerpos emanaban, y un abrazo reconfórtable, dio fin a su velada.

A una velada de amigos.

A una velada de amantes.

Porque Alice, aún amaba a Min YoonGi.


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Estuve desaparecida por bastante tiempo, a causa de mi practica profesional, pero volví.
Espero que este capitulo les haya gustado y bueno, ya somos 1k en lecturas y no saben lo feliz que estoy por ello.
Gracias por su apoyo infinito.
Gracias por sus estrellitas.
Gracias por sus comentarios

Daniela❤

The Roomer - Hwang In YeopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora