16.

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Su cabeza pesaba, y dolía. Sentía que esta estallaría tal como el big bang que dio origen a la tierra y a la luna en los inicios de la vida. No es que su cabeza fuera un universo, quizás en pensamientos si, pero en realidad no. Sus ojos se quejaban de la luz, aquella luz que ingresaba tenuemente por los lados u orillas que las cortinas no alcanzaban a cubrir.
¡Dios! ¡Tenía resaca! Y De aquellas malas.
Sin duda, no volvería a beber nunca más su puta existencia. Sin embargo, cuando sintió un brazo rodear lo que poco y nada de su cintura, se exaltó, girándose rápidamente sobre la cama para ver al dueño de ello. Abrió sus ojos de par en par, a punto de desorbitarse cuando encontró al mismísimo Hwang In Yeop dormitando. Al menos dormitaba en su hogar, ella era quien se encontraba en un lugar que no era suyo.

Estaba en el apartamento de Yeop,  totalmente desnuda, su tersa piel cálida y apresada entre aquellos brazos; acompañado de un dolor de cabeza de otro mundo. Dios... ¿Qué estaba haciendo? Sabía que su consciencia luego se lo recriminaría con ganas, gritándole a los cuatro vientos respecto a su comportamiento poco ético. Ellos eran simplemente amigos... AMIGOS. Pero, debía de admitir que le sería muy fácil echarle la culpa al alcohol, como el gran culpable frente a su falta. Sin embargo, tal como dijo una vez su querido Min YoonGi, uno planifica las cosas o más bien, las piensa incluso antes de ir a beber con un par de amigos, antes de cometer una locura,  hasta quedar con la televisión apagada y con la mente en blanco. Era un desastre.

¿Qué diría San si se enteraba?

¿ Cómo reaccionaría WooYoung? Él siempre la apoyaba, pero este a la vez, era amigo de Hwang.

¿Y YoonGi? ¿Cómo le diría a él? Estaba en metida en un problema. Y en uno enorme.

Admitía que había hecho. Tuvo sexo con su vecino, y sí, le gusto y lo disfrutó. Pero su corazón no le pertenecía al chico de cabellos negros y ojos rasgados. Al contrario, sentía un cariño por él, pero de amigos. No quería lastimarlo, pero por otro lado, en la sociedad aún era mal visto que una mujer soltera, se acostará con quien le diera la puta gana; ya que a pesar de los años y décadas que han pasado a lo largo de la historia de la humanidad, el machismo y los pensamientos denigrantes y poco sanos hacia el sexo femenino, predominaban. Y sobre todo, en la población de mayor edad. Sabía que YoonGi al enterarse, la trataría como una ramera, le dolería pero prefería decirle la verdad, antes que ocultar dicho cometido.

Sin esperar más, se levantó lentamente de aquella suave cama, para comenzar a buscar sus prendas a lo largo de la habitación, las cuales estaban arrojadas en diversos sitios. Era un total desorden. Intentando no meter ruido alguno, y no despertando a Yeop; cerró la puerta de la habitación. Caminando por el pasillo, encontró su chaqueta sobre el sofá, y a su costado, Suga la observaba expectante. Definitivamente, si ese gato hablará, se iría al mismísimo infierno en menos de lo que canta un diablo. Sin decir nada, salió por la puerta principal, mientras con la yemas de sus manos, ordenaba sus cabellos enmarañados y alocados. Abrió rápidamente la puerta de su hogar, dejando entrar primero que todo al felino, quien la seguía pisándole los pies. 

Se despojó de todas sus prendas a la velocidad de la luz, para poder meterse a la ducha en un cerrar de ojos. Pasó sus manos a lo largo de su cuerpo, mientras pequeños recuerdos pasaban delante de sus orbes. Se sentía de manera tan realista los besos y las caricias que le otorgaba aquel chico pelinegro. Se sentía adorada en aquellos brazos. Sentía que el oxigeno se acababa a su lado, mientras este le devoraba la boca a besos y mordidas. Sentía sus dedos, suaves y lechosos recorrer sus piernas, desde la punta de sus pies, subiendo por su piel nívea hasta aquellos muslos, apretujados y besados. 

Suspiró pesadamente, mientras el agua de la regadera caía sobre su cabeza, mojando todo a su paso. Ignorando aquellos pensamientos pecaminosos, se apuró en la ducha para ir a visitar a Min. No eran más de las once de la mañana, y por lo que sabía, el día de hoy tendría libre de aquellas quejosas y agotadoras horas laborales. 

Vistiéndose rápido, y tomando dos pastillas para la jaqueca, tomó su bolso y con celular en mano, salió del apartamento; sin antes no dejarle un platillo con croquetas a Suga, además de agua. Notó que las calles no se encontraban tan transitadas, por lo que tomar un taxi le fue fácil.

Sin embargo, no todo sale bien. Marcó al número de YoonGi, escuchando aquel tedioso timbre por más de diez veces, arrojando al buzón de voz. Intentó por lo menos tres veces, pero recibía la misma respuesta. Y eso le pareció extraño, ya que el chico siempre contestaba, además de vivir prácticamente todo el día con aquel aparato a su lado. Ante ello, decidió enviar un mensaje de texto, anunciando su visita; pero tampoco aquellos mensajes eran leídos por el chico de mirada felina. Sintió un nudo en su garganta, como una intuición de algo malo.

Sus manos comenzaron a sudar, al igual que sus axilas, notando que la blusa que llevaba, comenzaba a empaparse. Odiaba aquello. Dando la dirección de su destino al chofer, en menos de veinte minutos llego al que suponía ser el nuevo apartamento de Min, quien se había decidido a abandonar el nido; al igual que su hermana SunHee. 

A paso rápido, llego hasta el conserje, quien al conocerla, la saludo sonriente, dejando que esta ingresará al condominio de más de quince pisos de alto. Echó una última vista a su celular, para verificar si aquel chico le había contestado alguno de sus mensajes, pero su bandeja de entrada se encontraba sin rastros de vida. Hasta que llegó a estar frente a frente a la puerta de madera blanca con el número 9309. Se agachó, para levantar uno de los maceteros que se encontraban al costado de esta, donde se encontraba una de las llaves de repuesto. Decidida, y dispuesta a contarle la verdad, sin evitar mentira alguna; introdujo la llave para dar la vuelta a la cerradura de esta. Sabía que las cosas podrían salir mal, a lo mejor, generando hasta una lejanía por parte de él hacia ella. No lo sabía, pero estaba dispuesta averiguarlo y saber que les depararía el futuro ante esta noticia, que era de saberse, que le caería como un balde de agua fría a Min YoonGi.

Pero todo se fue a la borda, en cuanto caminó hacia el cuarto del dueño de casa, para abrir la puerta y encontrarse con una escena que puso su mundo pies arriba; con algo que jamás olvidaría por el resto de su vida.

Algo que partió su corazón en miles de pedacitos, arrasando con todo su paso y sacando más de alguna lagrima de por medio, las cuales caían por sus mejillas como si de una cascada se tratase. Jamás se imaginó encontrar a Min YoonGi, tendido en su cama con otra chica, otra chica a quien besaba sin percatarse de su presencia.

Y jamás se imaginó, que esa chica sería Min SunHee.

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Sin comentarios... Hasta yo me sorprendí cuando terminé de redactar este capitulo.

Espero que este capitulo les haya gustado y bueno, ya somos 1k en lecturas y no saben lo feliz que estoy por ello.
Gracias por su apoyo infinito.
Gracias por sus estrellitas.
Gracias por sus comentarios

Daniela❤



The Roomer - Hwang In YeopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora