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Una hora mirándose fijamente a los ojos, mientras que SunHee servia un tazón de café al chico que se encontraba delante de ella.
Era peor que un toro cuando suspiraba aquel pelinegro de contextura delgada. Su rostro sombrio y sus ojos como los de un felino, te generaban una sensación de no querer hablar ni la más mínima palabra con él.

Siquiera su nombre había mencionado. Solo se escuchaba cuando masticaba aquellas galletitas de chocolate con vainilla.
Con su lengua delineaba aquellos labios rosados, los cuales se veían muy apetitosos a la vista de la pelinegra.

-¿Y cuál es tu nombre?- algo dudosa, quiso indagar en algo más, saber su nombre no era algo psicópata ¿o si?

- Hwang, Hwang In Yeop- respondió, volviendo a sacar una galleta del envase- ¿y tú?

- Min SunHee- respondió feliz, con una sonrisa de oreja a oreja.

- Entonces SunHee ¿Qué haces en mi hogar?

- Hwang, este es mi apartamento, no tuyo- él negó- yo pagué más de doscientos mil wons para tenerlo en mis manos.

- Dime Yeop, no me llames por mi apellido... es molesto- volvió a beber café, de manera algo delicada- y para tu información, a la señora Song le cancelé más de doscientos cincuenta mil wons para tener mi hogar de soltero, libre de chicas que hablan dulce o fingen serlo, dando galletitas de chocolate extremadamente deliciosas.

- Entonces podríamos decir que lamentablemente la señora Song nos estafó a los dos ¿o estoy equivocada?

- Ni idea, pero- se colocó de pie, dejando la silla de madera en su lugar- te quiero fuera de mi hogar a más tardar mañana.

- ¿Qué? ¡Estas de broma chicos comenzó a reír como loca al lado de la cocina, con sus brazos cruzados.

- Hoy dormiré acá porque es mi hogar, pagué mucho por esto- la chica negó.

- No Yeop, no es no- avanzó en dirección al nombrado, colocándose frente a él, obstruyendo el pasillo que daba acceso a los dos dormitorios.

- Sí SunHee- y empujándola, la saco de su camino.

Tomo su caja de cartón y avanzo hacia el último dormir, el cual solía ser el de mayor tamaño, a comparación del pequeño, en donde YoonGi había denominado como su habitación.
Suspiró al ver que ya se encontraba instalada una enorme cama de dos plazas, con veladores y muebles incluidos. Todo con un maldito toque de feminidad y tonos cremas.
¿Dónde estaba su color negro? ¿Sus paleta cromática gris?

Abrumado, dejó la caja con sus pertenencias en el suelo, para luego pasar su mano derecha por sobre su cabello oscuro. Un negro azabache sensual y hermoso.
SunHee observaba todo en un silencio profundo. No emitía sonido alguno, siquiera un suspiro o un gemido de incomodidad.

¿Qué iba a saber ella que la sra. Song los había estafado? Iba a dar la vuelta, pero se vio interrumpida cuando sintió la mano de Yeop en su hombro. Un escalofrío me recorrió el cuerpo desde sus pies hasta su cabeza. Fue como una sensación electrizante. Deliciosa.

- Dormiré en la otra habitación... Traje un colchón inflable y mañana veremos que hacer respecto a este tema Min- se veía realmente sexy a los ojos de Sun. Ers bellísimo aquel chico sacado de una revista de modelaje.
¿Sería de Calvin Klein?

- No es necesario- SunHee mordió levemente su labio inferior, lo cual hizo que Hwang dirigiera sus ojos hacia aquella acción inconsciente por parte de la chica- mi hermano dejó su colchón allí, puedes usarlo si deseas... Incluso tiene frazadas.

-¡Pero qué hospitalaria me saliste!- blanqueó sus ojos y desapareció por el pasillo.

Min sin saber que hacer o decir, se quedó de pie, al costado de la ventana que daba una hermosa vista de la noche iluminada por los faroles. Estaba demasiado pensativa y sin saber que hacer frente al problema que tenía ahora.
Jamás pensó que dicho cambio de domicilio, traería consigo a un chico que siquiera conocía y que además, tenía una copia de su apartamento. Tampoco no sería capaz de llegar y echarlo a patadas, dado que el frío que hacía en el exterior, incluso tenía algo empañados los vidrios.

Caminó hacia la cocina, pensando en que si lavaba los platos sucios y ordenaba alguna de sus compras ayudaba a bajar su nivel de nerviosismo y ansiedad.
Prendió la pequeña radio que había en su cocina, para crear un ambiente mucho más cálido y confortable. Odiaba el silencio y le importaba un comino si a su inquilino de mala muerte le llegase a incomodar.

De fondo, el tema Sea de un grupo llamado BTS tomaba fuerza en conjunto con el sonido del agua que corría del grifo. Tarareaba levemente la canción mientras enjuagaba uno de los tazones. Tenia unos bellos ositos con corazones de decoración.
Según Seonghwa eran empalagosos los osos, pero ella los amaba.

Mientras terminaba de lavar, sintió una presencia tras suyo. Una aroma sumamente varonil terminó por inundar sus fosas nasales de una manera empedernida. Ante esto, cerró sus ojos, con el fin de distraerse y pensar en otra cosa. Quizás en los pasteles de YunHo o en San ¡Sí, San y sus bromas pesadas cada vez que se veían! ¡o en Jungkook...! Mejor no, descartemos eso.

- ¿Viste un fantasma qué cierras tanto los ojos?- su voz profunda, le dejaba sin habla. Creía que exageraba mucho, pero es que era un Adonis.

- No, no es eso- habló bajito, como temiendo molestar al pelinegro- sólo es que estoy estresada... Muy estresada.

- Tengo algo que te puede ayudar a desestresarte- trago duro ante lo dicho por él- es algo que te va a encantar.

De a poco se fue acercando hasta el cuerpo de la chica, con dominio y valentía se puso delante de ella. Ambos pechos chocaban; y SunHee juraba que si levantaba la mirada, sus labios chocarian en un beso explosivo. Pero sus nervios aumentaron, en cuanto Hwang posó sus manos en las caderas de la fémina. Sintió sus entrepierna arder y mojarse ante aquella acción tan ruda, pero no se percató de que con sus manos, la tomó de aquella parte para correrla hacia el lado izquierdo y así poder dar con la puerta del refrigerador.

Quería darse una patada mental al pensar en aquellas cosas tan pecaminosas. Dios, ¡SunHee, no pienses así!
Sentía unas inmensas ganas de reír, pero de los puros nervios. Observo a Yeop sacar dos latas de cerveza, que ni puta idea tenía sobre su procedencia.

Con ambas latas en su mano izquierda, con la contraria jaló a la menor hacia el sofá que había allí. Se sentaron y le tendió una fría cerveza que ni de la marca sabía. La abrieron al mismo tiempo, y mirándose a los ojos, comenzaron a beberla.
Sentía aquel líquido amarillento y amargo recorrer el largo y ancho de su garganta. No le gustaba mucho la sensación que le otorgaba dicho líquido, pero que con el pasar de los minutos le fue agradando y tomándole mayor cariño.

Ninguno de los dos se percató, que con el pasar de los minutos y las horas, el número de latas de cerveza y las tontas sonrisas que brotaban de ambos rostros, sería un presagio en relación al futuro de ambos. Uno nunca sabe lo que puede ocurrir más adelante, dicen por allí. Sin embargo, ninguno se percató de cuando ambos quedaron tirados sobre el sofá dormido peor que un tronco. Con Hwang In Yeop abrazado a la cintura de una Min SunHee.

Ambos totalmente ebrios.



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Próximo martes, actualización.
Muchas gracias por su apoyo💛

Daniela❤

The Roomer - Hwang In YeopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora