PRÓLOGO

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ASHLEY

17 DE MAYO DE 2008.

Entro a mi casa corriendo, después de haber estado jugando toda la tarde con mi mejor amiga en su casa, estaba desesperada por llegar y pasar un rato con mis padres viendo una película en el televisor.

Al llegar me encuentro con mamá preparando la cena y papá viendo un partido de fútbol, me acercó a ellos y le doy dos besos en cada mejillas. Abro la puerta de mi habitación y voy al armario a coger el pijama. Una vez lo tengo puesto, bajo a la cocina a ayudar a mamá, ella está escuchando una canción mientras baila en la cocina.

–Cariño ¿qué tal ha ido tu día?–preguntó mientras pelaba pimientos verdes.

–He jugado con Elena y su hermano al voleibol, después su mamá nos ha dado galletas con leche y hemos acabado jugando en su piscina.

–Muy bien cariño.

–¿Te ayudo mamá?–pregunté acercándome a su lado.

–Claro ve preparando la mesa.

Preparé la mesa, al rato llegó papá y se sentó a su lado. Mamá puso la comida y se sentó junto a nosotros. En la mesa había una ensalada de frutas y el plato principal era costillas a la barbacoa con una guarnición de verduras.

Al acabar de cenar nos dirigimos al baño a lavarnos los dientes y después nos fuimos al salón a ver una película. Pusimos Barbie y la Costurera ya que era mi película favorita y juntos empezamos a disfrutarla.

Horas más tarde sentí que papá me cogía en brazos y me llevaba a la cama. Cuando me soltó, sentí que cerraba la puerta con llave y noté movimientos en la habitación. Al abrir mis ojitos vi que papá estaba sentado en la cama mirándome con un rostro perverso.

— Pequeña ¿quieres jugar con papá?

—No, podemos jugar mañana —susurré mientras volvía a cerrar los ojos cansada.

—Pero papá quiere ahora.

—Papi estoy cansada.

—¡Vamos a jugar ahora! —gritó papá arrancándome las sábanas del cuerpo.

Asustada salí de la cama y fui a la puerta intentando abrirla pero estaba cerrada con llaves.

—¡MAMAAAAAÁ! —grité asustada.

—Tú queridísima madre no volverá a despertar nunca más y ahora ven a complacerme pequeña zorra.

Él se levantó de la cama y se dirigió hacia mí. Me bajó el pantalón e intentaba resistirme pero él era más grande y más fuerte. Le di una patada en la espinilla con todas mis fuerzas y lo tiré hacia atrás. Fui hacia la ventana intentando abrirla para poder escapar.

—¡Maldita puta! —aulló, girándome y dándome un fuerte bofetón en la cara. Me llevé las manos a la cara llorando.

—Te lo he dado todo. ¿Qué menos que complazcas a tu pobre padre Ashley?—Me empujó contra el suelo.

Se me puso un nudo en la garganta y quedé paralizada, observando al hombre que me había dado la vida, abusando y acariciando mi pequeño cuerpo. Al terminar, colocó sus dos grandes manos contra mi cuello y empezó a asfixiarme. Gritaba, pataleaba, arañaba, sollozaba, sentía que no podía volver a respirar.

Giré la cabeza a la izquierda y vi a la hucha del cerdito, la cogí y con ella le di un golpe en la cabeza a mi padre. Escape por la ventana y llegué a la casa de la vecina.

—¿Quién es a estas horas?

Impactada por el shock no me atrevía a hablar solo aporreaba la puerta. La vecina abrió su puerta y me vio toda alterada, llorando y con la respiración entrecortada.

—¡OH DIOS MÍO! ¿Ashley pequeña que te ha pasado?

Intenté hablar pero de mi pequeña boca no salía palabra alguna. Al ver lo que pasaba me dejó entrar y llamó a la policía. A los quince minutos llegaron y la vecina les explicó lo que había sucedido conmigo. Vi como ellos se llevaban a mi padre arrestado hacia el coche policial.

Una mujer morena con uniforme intentó hablar conmigo pero de mi boca no salían palabras. Ella cogió un cuaderno y me lo dio para que escribiera. Le conté lo que había pasado y horrorizada me llevaron al hospital.

Una enfermera revisaba con una linterna los ojos, las orejas, la boca y mi cuerpo en busca de heridas. Cogió un bastoncillo y lo pasó por mis labios, mis mejillas, mis muslos, mi zona interior me dolía. La enfermera horrorizada al ver sangre salió corriendo de la habitación. Estaba agotada física y emocionalmente. Me dejé llevar por un sueño profundo.

Cuando desperté, me encontré con una mujer mirándome. Asustada me eche para atrás. Ella se levantó e intentó tranquilizarme. Empecé a ahogarme y llevé las manos a mi cuello.

—¡Ey, pequeña tranquila! Soy la señora Crack, tu asistente social. Cariño tu mamá ya no está con nosotros, ella se fue al cielo y tu papá está en la cárcel por hacerte daño.

Al escuchar sus palabras mis ojos se llenaron de lágrimas como un río cuando lleva mucho cauce.

La señora Crack me dijo que había una familia que estaba buscando hijos que si yo estaba interesada podríamos ir a verles, si no aceptaba acabaría en un orfanato y esos lugares nunca son seguros y siempre están abandonados por el gobierno. Acepté ver a esa familia si me transmitía confianza me quedaría con ellos. Con toda esta información acabé dormida en esa camilla del hospital.

22 DE MAYO DE 2008

La familia Miller vino a buscarme en coche para conocerme. La señora Crack le había dado mi historial y esa familia me quería a pesar de todo. Pero me sentía agradecida con el señor de arriba por ayudarme.

Me había puesto una sudadera rosa palo con una mariposa amarilla en el centro, unos pantalones vaqueros y unas Converse. También me había hecho una coleta.

La señorita Crack entró en la puerta y al ver que estaba lista, me aventó su mano para que la cogiese, una vez preparada salimos a fuera del hospital y allí estaba la familia Miller esperándome.

—Bueno familia, ella es Ashley —habló la señorita Crack.

—Hola pequeña soy Emilia Miller.

Saludé con mi manita mientras le daba una sonrisa agradable.

—Él es mi esposo Samuel Miller y mis hijos Aaron Miller y Tom Miller.

—Como os dije ella ha sufrido mucho estos días y no puede hablar. El psicólogo ha dicho que con el tiempo volverá a hacerlo pero que no forcemos nada. Ahora lo que más necesita es una familia y espero que ustedes seáis la suya. —Comentó la señorita Crack mientras me entregaba a esa familia.

—Bienvenida a la familia Miller cariño, aquí te sentirás protegida de nuevo.

Ese día saqué por primera vez una sonrisa después de toda la tortura que pase por culpa de ese hombre.

Incluso las personas más cercanas te pueden lastimar, el amor te puede lastimar y la tristeza hacerte amar. Solo puedes confiar en una persona y es en ti.






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EL SILENCIO DE MIS PALABRAS [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora