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Leonel Murphy  se levantó de golpe, con la mente en blanco y casi inconsciente de donde estaba, abrió y cerró múltiples veces los ojos, sin poder enfocarse y tener conciencia de que pasaba a su alrededor, sin embargo luego de unos minutos pudo ponerse de pie, el suelo estaba helado, sus pies tibios y el choque de ambas temperaturas, lo estremecieron.   

Recogió  su ropa del suelo y logró encontrar ropa limpia y decente para salir de su habitación, eran más de las 12:00 PM y sabía que al salir tendría problemas con su madre, odiaba que él se levantara tarde y más en fines de semana.

Empujo lentamente la puerta, se asomo con suma precaución, miró a ambos lados del pasillo, trato de hacer el menor ruido posible, se deslizó a través de la puerta, y logró salir, cuando estuvo seguro, cerro.   Casi se tropieza con el desorden que había en la sala de estar (sus hermanos menores tenían demasiados juguetes y siempre dejaban todo tirado) estaba ya girando la perilla para salir de la casa cuando la voz de su madre lo arroyo de golpe.

- ¿Adonde crees que vas?     No solo llegas tarde a casa, te levantás tarde y  como para que ¡ahora quieras salir de casa!- Leonel se dio cuenta que en el tono de ira de su madre también había algo de preocupación mezclado con decepción.     Sintió una punzada de culpa y no tuvo el valor de mirarla a los ojos, era consciente que durante los últimos meses el no era quien solía ser y que múltiples veces actuaba de forma extraña y distante con su madre. Siempre tuvo miedo de decepcionarla,  era su mundo y la admiraba mucho, pero al estar ahí parado frente a ella sin poder mirarla a los ojos se dio cuenta que lo hizo...    La decepcionó.

- Lo siento yo... yo solo quería salir a aclarar mi mente - Leonel bajo mas la cabeza, su tono fue tan bajo que su madre apenas logró entender lo que casi murmuraba para sus adentros, no quería pelear, estaba cansado. Su madre logro darse cuenta de los pensamientos que inundaban la mente de su hijo, se tranquilizo y lo  miró con cariño lo tomó del hombro y le dijo:

- Tan solo siéntame a desayunar o bueno, almorzar-  con un tono más dulce y comprensivo, recogió su rostro con gran mimo, lo miro a los ojos y sonrió;     era una  de esas sonrisas que para Leonel eran invaluables y tan puras que lo hizo sentir aun peor ahora sentía más culpa y no pudo contenerse y se derrumbó.

-Lo siento enserio mama se que te esfuerzas mucho trabajás y me soportás, y yo solo... yo solo...no se que me pasa-   su madre lo abrazó, Leonel se sentía muy culpable siempre había sido un Buen Chico y tenía sus ideas claras pero en este preciso momento, no sabia donde estaba o quién era.



No soy nada, mas que, polvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora