XI

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Ginny llevaba días tratando de contactar con Luna y no había manera de que recibiera al menos un solo mensaje para verificar que estaba bien, aunque al menos sabía que no había hecho ninguna locura porque el mayor del piso sí que estaba manteniendo contacto con ella y a pesar de que siempre le recordaba a la pecosa que no estaba en su mano contarle todo lo que le decía la blonda; sí que le podía garantizar que estaba bien... Pero ni Hermione, ni la menor de los Weasley lo estaban.

— Ced, traenos el helado de chocolate, haznos el favor. — Dijo la rizosa en un tono triste.

El chico no hizo más que irse corriendo a la cocina a por eso que sus amigas le habían pedido. Sin pedir nada a cambio, se estaba metiendo en la situación para poder ver a la gente que le rodeaba tan felices como siempre. Incluso ayudaba a Lovegood... Hablaban muy bien de él aquellas pequeñas cosas que hacía por su gente. Ginny se lo agradecía aunque pensaba que no lo suficiente. A veces creía que no se merecía tener personas tan maravillosas rodeándole, ella solía atraer el caos. Eso pensaba al menos.

— Mione. — Susurró. La castaña alzó la cabeza para hacerle entender que le escuchaba. — ¿Aún no has hablado con Ron?

— No quiere ni mirarme. Cuando nos cruzamos en el pasillo sale corriendo, ya ni siquiera dormimos juntos como cuando nos peleábamos antes, que aún así compartíamos cama... Ya no sé qué hacer. — Se encogió de hombros al contestar.

— Hablaría con él, pero no va a hacerme caso. — Entonces a Ginevra se le ocurrió una gran idea. Como se vio reflejado en su rostro, su amiga alzó una ceja. — ¡Harry! Siempre le hace caso. Habla con él.

— ¿Crees que funcionará? — Cuestionó ya algo cansada la mayor de las dos muchachas.

— Seguro. Si no funciona, será una señal de que debéis dejarlo, definitivamente. — Afirmó la Weasley. — Si sí funciona, debes hacer todo lo necesario para hacerle saber que de verdad lo quieres. Sé que mi hermano lo hace de veras. Es solo que está tan dolido por la idea que tiene en la cabeza de lo que ha pasado que no se digna a hablar contigo. Prefiere dejarse llevar por los rumores.

— Todos hablan de ello en el campus. — Dijo Hermione, con tristeza.

— Lo sé. — Se llevó una respuesta con el mismo tono.

La pecosa tan solo podía pensar en la blonda por la que estaba tan preocupada y de la que no conseguía obtener ninguna respuesta. La había llamado unas mil veces y su chat estaba llenos de mensajes de ella misma preguntándole si podían verse. Por mucho que intentara buscarla, tampoco encontraba ni rastro de ella en la universidad. La preocupación le carcomía y los miles escenarios horribles que reproducía su cabeza le quitaban el sueño.

— Deberías ir a verla. — Habló de nuevo Hermione, interrumpiendo los pensamientos de su compañera de piso.

— ¿Crees que no lo habría hecho ya? Nunca he ido a su casa. Siempre veníamos aquí. — Suspiró la pelirroja.

— Sé de alguien que sí que conoce el camino al hogar de tu amada.

— Sé de alguien que sí que conoce el camino al hogar de tu amada

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𝗹𝘂𝘇 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗻𝗮 | linny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora