Había quedado con Luna Lovegood. Había quedado con ella y no podía creerse que incluso la mismísima Luna le hubiera llamado cita a ese encuentro al recibir la propuesta. El mayor de la casa trataba de calmarle mientras que la rizosa buscaba en su armario algún atuendo que pudiera impactar a la chica que había descubierto que reinaba en el corazón de su amiga.
— Venga, si ya sabes que hay interés por su parte, no estés tan nerviosa. — Cedric seguía tratando de tranquilizar los nervios de la pelirroja.
— Pero puedo estropearlo todo. — Esa era su mayor preocupación, que después de todo lo que había pasado, algo saliera mal por alguno de sus estúpidos comentatios o porque hubiera malinterpretado las intenciones de Lovegood.
— No vas a estropear nada. — El muchacho frunció el ceño.
— Si piensas así lo acabarás haciendo, cielo. — Dijo la otra chica antes de añadir lo siguiente a sus palabras. — Así que piensa en positivo, por favor, tiene que salir bien...
Durante esos dos días que habían pasado, Hermione se había comportado más protectora y cuidadosa que nunca con Ginny. Siempre habían estado unidas, por supuesto, pero tenía la sensación de que aquello estaba reforzando su amistad aún más. Podía ver claramente cómo se preocupaba por su felicidad al haberse percatado de que llevaba bastante tiempo escondiendo que no estaba tan bien como parecía.
— Creo que ya tengo el traje perfecto. — Granger se giró con una sonrisa y una percha en la mano, de la que colgaba un vestido corto y azul marino. Arriba tenía una chaqueta roja a cuadros. — Te dejo mis botas preferidas, le van genial a este look, se va a quedar de piedra al verte. Ya verás.
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En otro lado de la ciudad, Luna Lovegood reía a carcajadas ante la sorpresa de su mejor amigo al verle salir ya preparada para su cita. Cualquiera se habría quedado igual que él. Llevaba puesto un vestido blanco con flores azules, pegado al cuerpo, resaltando su pequeña figura.
— Estás... Estás... Wow. — Asintió varias veces con la cabeza para dar a entender que la impresión era dado a lo preciosa que iba. Se ganó un golpe en el hombro por parte de su novia.
— Basta, Nev, voy a creer que sigues enamorado de ella. — Hannah Abbott se cruzó de brazos a la par que hacía un puchero. Estaba fingiendo, obviamente, tenían una buena relación los tres y todos sabían que la fallida relación entre Longbottom y Lovegood había quedado muy atrás.
— No seas boba, solo tengo ojos para ti. — Tras darle un toquecito en la nariz, la rubia le sonrió con dulzura para acto seguido dejar un beso sobre sus labios. Luna simplemente les miró con una mueca adorable. Amaba la pareja que formaban.
Se sentaron los tres en el sofá del acogedor hogar de los Lovegood, rodeados de plantas y cuadros pintados por la menor. Estaban tomando unos refrescos antes de que tuvieran que irse aunque por distintos caminos ya que la parejita debía ir a visitar a la abuela de Neville mientras que la otra fémina iba a dedicarle su tarde a cierta pelirroja.
