VI

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Habían pasado unos días, situándonos entonces en una fría tarde de un jueves. Ginny seguía pensando en todo lo que había ocurrido, en su charla con su cuñada, iba a a hacerle caso y necesitaba tener claro el discurso que iba a darle al que actualmente seguía siendo su pareja. No quería romperle el corazón... Pero eso sí, poco a poco en esa semana había dejado notar que estaba distante. Potter parecía haberlo notado aunque tampoco sabía cómo abordar el tema.

Fue en esa misma tarde mientras la pecosa estaba cara al gran ventanal de salón mirando unos apuntes, que el de cabello azabache se sentó a su lado, tomándole de la mano para llamarle la atención.

— Necesitamos hablar. — Escuchó por su parte y un escalofrío le recorrió, era el momento, había llegado. Pudo ver pasar una cabellera castaña y rizosa que se detuvo en el marco de la puerta a mirar la situación antes de marcharse a cualquier otra habitación del piso. Tras esto su atención se vio totalmente cedida a Harry.

— Dime.

— No estamos bien, pero no sé por qué. — Comenzó a hablar el chico. — Pensé que a lo mejor sería por lo que dije el viernes, pero viéndolo todo bien, el problema viene de antes. ¿Podrías decirme qué está mal? ¿Tengo que cambiar algo?

Ginevra se sintió terriblemente mal al percibir la desesperación en el tono contrario, mas se dijo a sí misma que no podía dejarse llevar por la pena ya que entonces solo le estaría causando más a daño y no solo a él, a ambos. Era hora de pensar un poco en su propia felicidad también. No podía vivir solo por y para contentar al resto, debía hallar un punto medio en el que pudiera hacer feliz a sus amistades y también a ella misma. Ese era el primer paso... Era duro, pero era lo que debía hacer.

— Necesito que me escuches, que escuches todo lo que voy a decir aunque te parezca una locura. — Consiguió pronunciar la Weasley después de unos segundos en silencio. — Voy totalmente en serio.

— Está bien.

— Bueno, yo... — Se quedó pensativa, preguntándose a sí misma por dónde debía comenzar, el discurso que llevaba montando por días en su cabeza acababa de esfumarse de un momento a otro. Le tocaba improvisar. — Bien. No sé cómo decirlo de una manera poco directa.

— Entonces simplemente dilo, Ginn. — Harry frunció el ceño levemente y volvió a tomar entre sus manos las de la fémina. — Dilo. Sé que no va a ser algo bueno, lo tenía asimilado, lo único que quiero es sinceridad.

La menor tomó aire y asintió con la cabeza. Sus miradas se conectaron de manera intensa durante un momento, mas la muchacha no fue capaz de seguir con ese contacto visual y sus orbes dirigieron su atención al suelo antes de comenzar la debida explicación de una vez por todas.

— Sé que me ves como tu futuro, como tu esposa, como la madre tus niños. — Tragó saliva. — P-Pero yo no estoy tan segura de eso y la razón es que... Creo que llevo años confundiendo mis sentimientos. Me gusta sentirme querida por ti, porque te aprecio mucho, pero no me haces sentir como... Como debería sentirme en pareja aunque no es tu culpa.

Esas palabras fueron una jarra de agua fría para el de la marca en la frente, que se quedó unos segundos callado antes de responder con una sonrisa amarga.

— ¿Después de tanto me vas a poner esa excusa tan quemada? — Se sentía dolido, se le veía en los ojos.

— No es eso, Harry, no lo entiendes.

— ¿Qué no entiendo? — Estaba comenzando a alterarse, elevando el volumen sin darse cuenta y soltando bruscamente el agarre que tenía con las manos ajenas. — ¿Que he estado enamorado de ti todo este tiempo, dando lo mejor de mí, para que ahora me digas que nunca has tenido ningún sentimiento romántico hacia mí?

𝗹𝘂𝘇 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗻𝗮 | linny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora