III

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Ginny se movió entre las sábanas con intención de estirarse y también para comprobar que en la cama no había nadie más que ella, así era, supuso que era tarde y que había dormido más de la cuenta al estar tan cansada. No tardó mucho más en levantarse. Lo primero que hizo fue recogerse el cabello en un moño mal hecho antes de encaminarse hasta la cocina.

— Francesita. — Fue a la única que encontró, tomándose un café y unas tostadas.

La rubia alzó la cabeza y sonrió con su tan habitual elegancia al percatarse de su presencia. Estuvieron hablando un rato y entonces la menor sacó algunas cosas en claro. Los chicos se habían ido de excursión y Hermione a la biblioteca con su amiga, Pansy Parkinson, así que ellas estaban solas en el piso.

— Ayer... — Fleur habló con dificultad pues no sabía muy bien cómo sacar el tema de la noche anterior. Bajo su juicio había sido una discursión idiota, pero probablemente traía muchas más cosas a sus espaldas, eso dedujo por la gran tensión que tuvieron que soportar durante la velada.

— Harry fue muy precipitado y Hermione demasiado metomentodo, luego Ron encima se posicionó a favor de una de las partes. Eso ocasionó que la otra se molestara. — Explicó. — Pero hoy harán como que no pasa nada o eso espero.

— Bueno... Los chicos no vuelven hasta mañana por la mañana. Aprovechando su excursión, y que pasan cerca de allí, van a quedarse a dormir en la casa de Fred y George. Todos excepto Cedric.

— ¿Por qué Cedric no?

— ¡Vamos a una fiesta juntos! — Exclamó de repente la mayor con notable emoción. — Con unos amigos en común. Como el señorito Krum, es un jugador muy famoso, rival del señorito Diggory aunque fuera del campo son grandes amigos.

— Vaya, pues espero que os lo paséis bien en vuestra fiesta de gente famosa. — Alzó una ceja la Weasley. Mientras tanto se dedicó a preparar algo para desayunar ella también.

La blonda se quedó unos segundos barajando una idea que a su parecer resultaba bastante buena. Su sonrisa se tornó a una con un aire ciertamente pillo. Sacó su teléfono y le escribió a la otra chica de la casa para que también les acompañara a la fiesta, luego volvió a dirigirse a su cuñada.

— No hay famosos. Los únicos mundialmente conocidos somos Cedric, Viktor y yo... Pero detalles. — Soltó una leve risa. — Podrías venir. Necesitas relajarte, te noto afectada.

— Estoy bien. — Mintió y obviamente la otra muchacha se dio cuenta. Le conocía demasiado bien.

La pelirroja seguía preparando su desayuno, callada, cuando de repente notó cómo su contraria rodeaba sus hombros desde atrás. Comenzó a masajeárselos con gran habilidad. No había cosa que se le diera mal.

— Estás tensa. Necesitas diversión, en serio, acompáñanos. — Un suspiro abandonó los labios ajenos.

— Está bien.

— Está bien

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𝗹𝘂𝘇 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗻𝗮 | linny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora