El descarado

La huida

Shinji se encontraba en su cuarto recostado pensando en los momentos que había pasado con Kaworu, creía que todo estaría bien a partir de ahora, pues Kaworu prometió que muy pronto ellos estarían juntos pero cómo lograría aquello, Kaworu era el favorito de la abuela, ¿podrá convencerla de que ellos se amaban y que merecían estar juntos? No sabía cómo lo resolvería Kaworu en ese momento pero algo si estaba seguro lo que sucedería mañana cambiaría para siempre su destino. 

A la mañana siguiente Shinji salió de su habitación y vio que su madre, su hermana junto con Penélope estaban en la sala discutiendo. Rei por su parte se encontraba en la cocina haciéndose un café. Shinji también notó algo extraño con su madre, hermana y prima: las tres estaban vestidas de negro. Eso significaba qué, Shinji corrió a la cocina donde se encontraba Rei, tenía pinta de no haber dormido bien.

-Rei, ¿qué pasa? 

-La abuela falleció anoche.

-¿Qué? Pero cómo es que...

-No tengo idea. Solo sé que el mayordomo nos llamó para decirnos que ella ya no respiraba. Ésta tarde se lee el testamento. 

Shinji estaba impresionado, por algún extraño motivo sus pensamientos se giraron en Kaworu, ¿realmente lo hizo? ¿mató a la abuela? No negaba que esa mujer lo hizo sufrir más que su padre pero por algún extraño motivo, Shinji le guardaba un poco de lástima. Shinji estaba apunto de decir algo pero se vio interrumpido por Penélope. Shinji afablemente la saludó. 

-Hola, prima. ¿Qué tal? 

-Hola, Shinji. Respondió, la aludida muy seria. 

Shinji no entendía por qué de pronto su prima lo saludaba con tanta sequedad, debía ser por la muerte de la abuela. Aunque la verdad es que Penélope tampoco era muy allegada a ésta, no era ni por asomo la favorita. La mujer miró a su otra prima y cariñosamente le dijo.

-Mi mayordomo pronto traerá un pastel. ¿podrías recibirlo, Rei-chan? 

-!Ahh! Sí, claro. respondió ella. 

Rei se fue con su taza de café dejando a Shinji con Penélope, el joven pensó que tal vez ella quería hablar con él. 

-Shinji. Tienes que irte de aquí enseguida. Y no solo tú, la tía Yui, y Rei deben irse. 

-¿Qué? Pero yo..

-Hazme caso, las cosas se pondrán muy feas por aquí. 

-Pero cómo es qué.. Penélope, dime ¿qué ha pasado?

Penélope mantenía su rostro metido sobre su cabello y juntaba las manos, algo le estaba ocultando. ¿era algo tan grave? La mujer ya no miró a Shinji dejándolo metido en la incertidumbre. 

A la tarde el notario acababa  de llegar;  Shinji estaba presente junto con el resto de todos los miembros de la familia Ikari, pudo ver a Kaworu Nagisa más guapo que nunca, vistiendo un abrigo negro, pantalones del mismo, se veía más guapo que nunca. Shinji trató de saludarlo pero éste no se inmutó ante tal saludo. Shinji no entendía por qué de pronto todos se comportaban extraños aquella mañana, era para que Kaworu se acercara a él, para darle el pésame. Después de todo, aunque la abuela fuese horrible, seguía siendo la madre de su madre. 

El notario prosiguió a leer el testamento que la abuela había dejado.

-Bien señores ¿estamos todos listos? 

-Sí. Dijo Yui.-Prosiga. 

El hombre un sujeto ya mayor canoso, con cara arrugada, se aclaró la voz.