Nueva razón de ser

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Karl Illustrious Makinami había roto una relación de dos años, no precisamente en los mejor es términos posibles, su nuevo novio le había prometido que se divorciaría de su esposa para que pudiesen estar juntos, más esto nunca sucedió. Karl tenía el problema de siempre atraer hombres casados o poliamorosos, esto a la larga era un problema, Karl quedaba como el segundo en todo. Ya había rechazado volver a relacionarse sentimentalmente con nadie, siempre era lo mismo. Y cada que alguien se le acercaba, Karl tenía miedo de volver a ser rechazado nuevamente. Lo mejor era tener relaciones casuales sin ninguna clase de compromiso, entre él y su hermana habían visitado varios bares, ella terminaba en los de lesbianas y él en el de gays, los dos locales cruzando la calle. Su hermana, Mari se había conseguido novia en una de aquellas tardes, era bueno, se merecía a alguien que la hiciera feliz. Mari era una muchacha de 27 años, de cabello largo caído en dos coletas, y sus ojos eran azul. Muy hermosa y carismática así como también espontanea y extrovertida, no era raro que ella liderara los temas 

Mari siempre fue muy sobre-protectora con su hermano mayor, a pesar de que ella era solo unos años menor que ella, y deseaba que pronto encontrarse a alguien. Aquella tarde, los dos estaban en un café que estaba cerca de un parque. Los dos se saludaron de beso y ordenaron. Mari estaba más animada que nunca, al parecer, las cosas con su novia Astrid estaban marchando de maravilla. 

-Te ves más esplendida que nunca, hermanita. 

-Lo sé. ¿verdad? Es que no te he dicho.. Astrid me propuso matrimonio..

-¿matrimonio? inquirió Karl. 

-Sí. He aceptado. 

-Me alegro mucho por ti. Le dijo Karl abrazando a la joven mujer. Pido ser el padrino..

-Ja, ja. Claro que sí. ¿y tú qué tal? ¿Cuándo me darás nuevo cuñado?

Karl solo sonrió de forma triste. Enfocándose nuevamente en su hermana 

-Eso se acabó.

-¿Qué?

-Creo que no estoy hecho para eso. 

-Claro que sí. El problema es que todos los hombres con los que te has topado han sido unos buenos para nada. 

A Karl le gustaba el optimismo que su hermana presentaba aunque desgraciadamente ella era muy idealista en esos aspectos, se había criado mucho con esas historias de Disney sobre que el amor verdadero triunfaba sobre encima de todas las cosas. Aún así, sabía que la visita de Mari guardaba otro motivo que el solo el hecho de hablar sobre su fallida vida amorosa y la noticia de su próximo matrimonio

-Supongo que papá te habrá enviado aquí por algo. Ya que tu eres la representante de sus empresas. 

-!Ahh! sí. Se me olvidaba decirte. Mañana hay una reunión de nuestro padre con la empresa de los Sugiyama. Papá me dijo que asistieras. 

-La verdad es que no tengo ánimos de asistir, Mari. 

-Debes ir. insistió Mari.- Es algo importante para nuestro padre, además podrías conocer a alguien. 

Mari puso una cara de suplica a través de sus dos anteojos con marco similar a su cabello, no lo quería decir, pero Karl suponía que aquello debía ser importante también para ella, solo que su hermana era demasiado modesta para decir las cosas. 

-Bien, iré por ti, Scarlett. 

-!Ashh! Odio que me llames así.

-Qué tiene. Es tu primer nombre. Le dijo Karl guiñándole el ojo. 

El descaradoWhere stories live. Discover now