El descarado

Boy on Fire

Rei había pensado cuándo había sido la última vez que había hablado con su hermano menor, probablemente ya había pasado más tres meses. Rei entendía que Shinji siguiera enojado con su madre por haberlo enviado a aquella enorme mansión; no fue el trato de la abuela lo que hizo perder a Shinji completamente la fe sobre su familia sino por el hecho de que cierto albino arribista resultó ser fatal para él. Rei por su parte, sufría pues todas las noches escuchaba a su madre llorar a las afueras de su habitación. No lloraba por Gendo pues tanto la madre como su hija mayor, sabían que éste estaba de amante con otra mujer, si no se divorciaban era algo que Rei todavía desconocía. La razón por la que Yui lloraba todas las noches era porque Shinji ya no se comunicaba con ella y permanecía distante con su progenitora. Rei no sabía qué decir, intentaba en vano consolar a su madre pero ésta le decía constantemente.

-No. Fue mi culpa. Llevar a Shinji  a ese lugar fue lo peor que se me pudo ocurrir. Entiendo que me odié.

-Mamá. La culpa es de la abuela y Kaworu Nagisa. Tú no eres responsable..

Yui deseaba decir que de hecho lo era, pero prefirió sobarse las lágrimas, dándole una sonrisa triste a su hija le dijo.

-Ve a trabajar, Rei. Yo estaré bien.

-Puedo ausentarme unos días. Mi jefe es buena persona.

-No. Ya te atrasé bastante. Le aseguró Yui.

Rei le dio una última sonrisa a su madre, hubiese querido quedar más tiempo con ella, pero Yui insistió en que fuera a trabajar.

-Bueno. Pero llámame cierto tiempo. Si estás muy mal, lo suspenderé todo y me quedaré contigo.

-Gracias, hija. Respondió Yui.

Rei salió de camino a su trabajo, después de enviarle un mensaje de voz a su hermano menor por su celular. Esperaba que al menos se dignara a escucharlo. La joven se apresuró a subirse al camión todo estaba lleno hasta el tope por lo que tuvo que irse de pie. Rei suspiró frustrada, realmente odiaba irse parada en el camión. Pero no le quedó más remedio, cómo pudo se agarró de un pasa manos. Mientras que con la mano que llevaba libre se disponía a leer algo de su novela. Había encontrado bastante comodidad leyendo a Margaret Mitchell en su única novela "Lo que el viento se llevó",  a pesar de lo incomoda que estaba utilizando una mano para agarrar  el enorme libro, Rei pudo encontrar la tranquilidad que necesitaba. Aunque dicha tranquilidad no duró mucho, pues un tope la hizo a punto de tropezar e irse contra el suelo. Habría caído y se hubiera dado un gran golpe  de no ser porque la mano de un hombre la sujetó.

-Hey. Oye ¿estás bien? preguntó.

-Sí, sí, estoy..

Rei volteo a mirar a la persona que la había ayudado para que no cayera al suelo. Se topó con un hombre guapo de cabello castaño oscuro amarrado a una cola de caballo, y pose relajada. El hombre la agarraba por debajo del brazo.

-!Vaya! Así que tú eres Rei Ikari ¿no?

-Sí.. ¿y tú eres? preguntó.

-Ryoji Kaji. No tuve la oportunidad de  presentarme cuando estabas en la Villa de los Ikari, yo era amigo de Kaworu Nagisa.

"Kaworu Nagisa",  Rei lo comprendió. En uno de sus tantos correos, Shinji le había dicho que Kaworu estaba compartiendo piso con alguien, alguien dedicado a la medicina,  Rei jamás imaginó que se tratara de aquel hombre. Inmediatamente se produjo un sentimiento de reproche en el corazón de la joven peli-azul.

-Disculpe pero ando con prisa. Dijo alejándose y soltándose.

Aunque todavía faltaba una cuadra más para llegar a su trabajo, Rei prefirió bajarse cuando el camión se detuvo. No le molestaba caminar, cualquier cosa con tal de no toparse a nadie relacionado a Kaworu Nagisa o su familia de lado materno que le habían provocado mucho daño a su hermanito. Sin más la joven se apresuró a caminar esperaba que el hombre no se atreviera a seguirla pero sus esperanzas eran demasiado buenas para ser verdad. Pues Ryoji Kaji igual se bajó en la misma parada que ella, y con paso veloz la alcanzó.