Cap XI: Aliado Infernal

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Al llegar a casa entré silenciosamente a mi cuarto, esperando que nadie hubiese notado mi ausencia y así fue, encendí la luz y me miré al espejo pero Damon no apareció, mi ropa estaba llena de agujeros y al quitarme la camiseta noté que tenía unas pequeñas cicatrices en forma de agujero que aún no lograba regenerar, pero lo haría mientras dormía, así que me dispuse a hacerlo.

Unos minutos después de caer dormido abrí los ojos y me encontraba en el infierno, usando una gabardina con capucha similar a la que usé esa noche, al parecer Lucifer no estaba cerca, entonces escuché a Damon en mi cabeza:

-Es hora Max, tenemos que buscar a Mefisto mientras Lucifer no se dé cuenta. –Me dijo.

-Está bien. –Le respondí.

Comenzamos a buscar a Mefisto discretamente para que Lucifer no notara que estábamos ahí, no pasó mucho para que lograra encontrarlo cerca del palacio de Lucifer, en ese momento Damon tomó el control de nuestro cuerpo y de inmediato me acerqué a él y le dirigí la palabra.

-Mefisto, quiero hablar contigo…

-¡Max! ¿Qué haces aquí? –Volteó sorprendido.

-¿Crees que Lucifer pueda escuchar si hablamos? –Pregunté.

-Él aún no detecta tu presencia, pero podría hacerlo…

-Entonces vamos a la tierra, tenemos que hablar…

-Está bien.

Nos teletransporté a la tierra a un bar casi sin gente donde ambos tomamos apariencia humana y comenzamos nuestra conversación.

-Necesito que me digas… ¿Cómo ocurrirá esto? –Le pregunté.

-¿Te refieres a la historia de la que serás protagonista?, ¿Al fin de todo en este mundo?, pues… no es muy complicado Max…

-Llámame Damon, por favor. –Interrumpí.

-Oh, claro, no es muy complicado Damon, cuando el día llegue, vendremos aquí y tú liderarás el ejército que destruirá todo y acabará con la vida en este lugar, una vez que terminemos comenzaremos a expandirnos hasta que las fuerzas de Lucifer superen los límites del universo, y todo esto será posible gracias a ti, a las tropas que dirigirás…

-¿Y por qué yo? –Interrumpí de nuevo.

-¿No te lo dijo Lucifer?

-Me dijo que yo era el indicado…

-No solo eras el indicado, eres el elegido, estaba en tu destino desde tu nacimiento…

-¿Qué? ¿Por qué? –Pregunté algo desconcertado.

-Esta no es la primera vez que Lucifer lo intenta, en tus vidas pasadas él intentó atraerte a la espada sin tener éxito, renacías aproximadamente cada 100 años y fue hasta ahora que logro la primera parte de su plan que fue inducirte.

-Entiendo… pero eso no es de lo que quería hablar contigo…

-¿Entonces?, ¿Qué pasa Damon? –Me preguntó intrigado.

-Mira, al final de la noche podrían pasar dos cosas, podríamos volver tú al infierno y yo a casa como debería ser o alguno de los dos podría terminar muerto…

-Interesante… continúa.

-Quiero revelarme contra Lucifer, y te necesito a ti para lograrlo…

-¿A mí? –Preguntó. – ¿Por qué me necesitarías a mí?, Tú tienes todo el poder de la espada en tus manos, el poder de uno de los demonios más poderosos que existieron, Abadón, ¿Para qué podría necesitarme el Señor del Caos?

-Porque tú creaste la espada, tú mejor que nadie conoce sus poderes y como usarlos además tú eres uno de los “demonios más poderosos” que mencionaste y juntos nos será más fácil derrotar a Lucifer.

-¿Y por qué crees que tus poderes podrán derrotarlo? –Preguntó desafiante.

-Porque tú mismo me dijiste que Lucifer temía de los poderes de Abadón…

Por unos minutos el silencio dominó entre nosotros, lo vi pensando en mis palabras y no podía estar tranquilo, si decidía negarse probablemente me atacaría por traición a Lucifer y simple y sencillamente porque era un demonio y no podía confiar en él.

-Está bien… lo haré. –Dijo de una manera muy fría.

Me sentí sorprendido, pensé que me tomaría más tiempo convencerlo o que las cosas terminarían mal.

-Muy bien, pero quisiera saber… ¿Por qué? ¿Por qué el señor del infierno será traicionado por uno de sus subordinados más fieles?

-¿Por qué? ¡Ha! –Rio sarcásticamente. -¿Sabes? Hace 700 años yo tenía un “hermano” o al menos eso era para mí, él era algo caótico y a veces no podía mantener el control y ambos poseíamos enormes poderes que usábamos para crear desorden en la tierra, yo le daba a los humanos cualquier cosa que quisieran a cambio de sus almas y él se dedicaba a crear epidemias, desastres de todo tipo que acababan con la vida de miles de mortales. A Lucifer le preocupaba que él pudiera revelarse en su contra, así que en una ocasión lo mandó a la tierra a crear pequeñas catástrofes, esto a mi hermano le fascinó así que no puso ninguna condición, esto lo mantuvo ocupado varios meses en los que Lucifer me ordenó construir un arma, el arma más poderosa del universo, una espada, Lucifer me brindó todo el poder que le era posible para ponerlo en esa espada, de manera que esta pudiera funcionar incluso como una prisión. Él me dio la orden de que la terminara para el día en que  mi hermano regresara, lo que me hizo pensar que sería una recompensa para él por cumplir su encargo, la terminé justo un día antes de que él llegara y Lucifer le preparó una bienvenida, donde estuvimos los demonios más poderosos que también eran los más cercanos a Lucifer y entonces él llegó, Lucifer estaba sentado en su trono y nosotros a orillas del corredor de la entrada a este, él atravesó el salón dirigiéndose a Lucifer diciendo:

-He cumplido con mi misión maestro.

-Me complaces, aquí está tu recompensa.

Entonces Lucifer extendió la espada con el mango hacia él y antes de que pudiera tomarla Lucifer lanzó la espada el aire de manera en que el mango cayera sobre su mano y rápidamente golpeó a mi hermano con ella mandándolo al otro lado del salón.

-Impresionante ¿no?, fue fabricada por Mefisto…

-¿Mefisto? –Dijo él recuperándose del golpe mientras volvía la mirada hacia a mí.

Yo no entendía nada, ¿por qué?, ¿por qué Lucifer me había pedido crear esto?, ¿por qué puse tanto esfuerzo y empeño en un arma para destruir a mi hermano?

-Hermano, yo…

-Tú no la hiciste ¿verdad? –Me interrumpió. -¡Dime que no la hiciste! –Gritó lleno de furia.

-Yo… yo… sí… sí la hice… -Dije lamentándome.

-Pero tú… -Me miró un momento decepcionado y luego su expresión cambió a una más agresiva y se lanzó a mí para atacarme y cuando estaba por golpearme Lucifer interfirió atacándolo de nuevo, esta vez dejándolo muy débil.

-¿Quieres saber cuál es el verdadero propósito de esta espada? –Dijo apuntándolo con ella. –Adiós hijo mío.

En ese momento recordé lo que me ordenó Lucifer, crear una prisión… entonces un remolino de llamas salió de la espada dirigiéndose hacia él y capturándolo, yo sólo miré horrorizado mientras mi hermano gritaba maldiciendo me a mí y a Lucifer…

-¡No! ¡Mefisto! ¿Por qué? ¿Por qué hermano? ¡No…!

-Y eso fue lo último que vi de él, al principio al acercarme a la espada podía sentir su presencia, que él seguía ahí, pero con el paso de los años, esta desapareció y tan sólo quedó en la espada su energía… ¿Sabes cuál era su nombre? –Me preguntó Mefisto mirándome con ira.

-A… ¿Abadón? –Respondí.

-Así es muchacho, Abadón, él fue un hermano para mí, y si lo que quieres es atentar contra Lucifer, te ayudaré gustoso… –Dijo sonriendo mientras se esfumaba.

Crónicas de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora