Estábamos en el avión de vuelta a casa y mi mente continuaba intranquila, no había podido dormir la noche anterior porque esa escena se repetía en mi mente otra vez y yo solo deseaba que todo desapareciera y no volver a ver esa espada ni a Lucifer ni sufrir esa horrible y dolorosa transformación de nuevo.
-Max… -Me llamó Carl. – ¿Estas bien? –preguntó.
-Si Carl tranquilo… -Respondí algo cansado.
-¿Qué pasó en la cueva? –preguntó.
Yo pensé un momento y luego le dije.
-Nada, ¿que tenía que haber pasado? Solo perdí la consciencia y ustedes huyeron de ahí. –Respondí.
-Y, ¿qué pasó con la espa…?
-Solo era eso una espada vieja y llena de polvo. –Lo interrumpí. –Y lo que “vimos” no fue más que una alucinación. –respondí algo alterado. –basta, no quiero oír una palabra hasta llegar a casa.
Logré dormir hasta llegar pero no fue nada agradable…
-Hola de nuevo Max.
-¿Qué?, ¿qué haces de nuevo aquí? –pregunté molesto.
-Estaba a punto de preguntarle lo mismo, recuerda que yo vivo aquí y tú regresaste, cosa rara ya que abandonaste la espada en aquella cueva, a menos que… oh claro la espada ya se enlazó a ti, por tanto regresarás siempre que sea necesario.
-Aun así, no haré lo que quieres que haga sin importar que ese tal Abadón se apodere de mi cuerpo.
-¿Abadón?, de que hablas chico Abadón murió durante su encierro, a ti solo se te transfirieron sus poderes…
-Entonces, ¿Cómo harás que yo comande el ejército? –le pregunté sin saber lo que vendría.
-Oh Max, pequeño e ingenuo Max… -exclamó mientras caminaba alrededor de mí. –No necesitas poseer a alguien para que obedezca…
-¿Entonces? –pregunté.
-Todos los humanos tienen un demonio interno, algunos lo liberan, otros lo mantienen cautivo toda su vida, así que… yo solo debo liberar al tuyo…
En ese momento apareció frente a mí y puso su mano en mi pecho sin que yo pudiera hacer nada y pronunció las siguientes palabras:
“Invoco al demonio dentro de Maxwell Damon, ¡Yo te libero!”
De inmediato sentí el impacto de sus palabras, cómo si algo dentro de mí intentara tomar el control y yo no pudiera resistirme, y segundos después dejé de resistir, se sentía bien, sentía el poder a través de mí cuerpo y me gustaba…
-Veo que tu actitud cambió Max…
-Esto es genial… se siente excelente…
-Se sentirá mejor si te transformas.
-Pero maestro, la espada…
-Tranquilo. –interrumpió. –eso no es problema.
De su mano salió una columna de llamas de donde por arte de magia apareció la espada.
-Aquí tienes mi discípulo. –exclamó entregándome la espada.
Yo la tomé ansioso de probar su poder de nuevo y de nuevo experimenté la transformación, sólo que esta vez no fue dolorosa, incluso disfrutaba cómo con cada metamorfosis el poder aumentaba en mí, finalmente la transformación concluyó y volví a mirarme, todo era cómo la primera vez, los cuernos, las alas, la cola, las garras en mis manos.
-Ahora estoy a sus órdenes, maestro.
-Perfecto, porque en 91 días exactos nuestro ejército caerá sobre la tierra causando destrucción hasta que la humanidad y la vida sean tan sólo un recuerdo, y tú… tú mi discípulo eres el que hará todo eso posible, tú y esa espada que empuñas serán los responsables de acabar con el mundo de los mortales.
-Y no le fallaré mi maestro.
-Eso espero Max, porque he estado siglos esperando esto.
-Y todo saldrá de acuerdo a su plan.
No sé qué pasaba, pero en ese momento yo deseaba todo eso, la muerte, la destrucción, era tanta mi euforia y mis ansias que no pude hacer más que comenzar a reír de manera demente, risa en la que segundos después Lucifer me siguió, seguí riéndome hasta que me perdí.
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Crónicas de un Demonio
FantasyDe todas las criaturas y espectros que existen en las diferentes dimensiones del multiverso las más letales, poderosas, respetadas y temidas son los demonios, seres con una influencia inimaginable en el mundo de los hombres, la Tierra y que han sido...