Crónicas de un Demonio

Cap XIX: Una nueva aliada

El funeral acabó y yo me dirigí hacia mi motocicleta, tenía culpables que buscar, caminaba fuera del cementerio y una voz me detuvo.

-Max, espera.

-¿Jenny?

-¿a dónde vas?

-Tengo cosas que hacer…

-Espera Max… Lucy… ella me lo contó todo.

-¿eh? ¿A qué te refieres Jenny?

-Lo sé Max, sé en lo que te convertiste, puedes confiar en mí…

-¿Cuándo te lo dijo? –Pregunté confundido.

-Hace unas semanas, me dijo que tenía un mal presentimiento y que si le pasaba algo te ayudara en lo que pudiera…

-Estaré bien Jenny, gracias, debo irme.

-¿Ya puedes decirme a dónde irás?

-Lucy fue asesinada, algo o alguien la mató y no pude evitarlo.

-¿Por qué?

Me quedé callado un momento. –El asesino planeó una distracción, envió ángeles caídos a pelear conmigo, mientras él la asesinaba.

-Eso no es posible…

-¿qué? Explícate Jenny.

-Si lo que supones es que fue un demonio el que la mató no pudo hacerlo él mismo, los demonios no pueden matar humanos directamente, necesitan un intermediario.

-Entonces ¿una persona fue la que mató a Lucy?

-Es lo más probable, alguna especie de brujo o hechicero en uso de magia oscura.

-¿Cómo sabes todo esto Jenny?

Ella suspiró –Yo también tengo mis secretos Max, tú sabes que nunca fui muy sociable y esto me llevó a interesarme por la magia, la demonología y lo oculto, Lucy lo sabía, por eso es que en cuanto supo lo que eres vino a contármelo…

-Entonces ¿conoces la profecía?

-¿tu profecía? Sí Max, la conozco y si no me equivoco en aproximadamente dos meses todo ocurrirá ¿no es así?

-Así es Jenny, y estoy haciendo todo lo que está en mis manos para evitarlo, pero ahora debo buscar a quien mató a Lucy.

-Max, espera, existen miles de brujos en el mundo, te tomaría años encontrar al que lo hizo.

-Tranquila, tengo a mis sospechosos, debo irme…

-Espera Max, déjame ir contigo, sé que puedo ayudarte…

Me quedé pensando, no quería que a ella le pasara algo… -No lo sé Jenny, no quisiera que pasara lo mismo que con Lucy, yo…

-Tranquilo Max… -Sacó un resplandor de su mano. –Puedo defenderme.