No cometáis ningún error, sus destinos están en juego.
[~~~]
Bajamos, cuando unos pitidos sonaron con lo que parecía un ritmo. Se repetía constantemente y no pude evitar aprenderme los pitidos. Iban, peep, peep, un momento de silencio, peep, peeep, un pequenísimo espacio, peep, peeep, peep, peep, otro silencio súper pequeño, peep, peeep, peeep, otro de esos silencios minis, peep, peeep, otro, peeep, peep, peeep, peeep, otro más, peep, peep, peep, momento de silencio otra vez, peeep, peep, peeep, peep, otro más, peeep, peeep, peeep, otro de esos, peeep, peeep, más de lo mismo, peep, otro momento de silencio, peeep, peep, peep, peep, otro chiquito, peep, peeep, otro más de esos, peeep, peep, peeep, peep, hay demasiados de estos, peeep, peep, peeep.
Se repetía constantemente, sin descanso. Se me empezó a hacer cansino, cuando comprendí que posiblemente era un mensaje. Pero lo descarté al momento porque Jeong In se estaba empezando a asustar por el sonidito de los huevos.
– Luz, ¿qué suena? Me está asustando.– Normal, unos pitidos suenan incesantemente y no sabes que hacer para pararlos.
– Será una interferencia en el transporte, no te preocupes, suele pasar.– Mentira, pero prefería darle una mentira piadosa que se asustase más y algo saliese mal.– Ya falta poco para llegar.
Esperamos un minuto más y finalmente el portal se abrió. Salimos las dos y por primera vez en dos años, volvía a tener un cuerpo terrenal. Huesos, sangre, dientes, músculos... Un cuerpo humano en condiciones. Miré a Jeong In, y ella era una niña preciosa. Se veían algunas cicatrices pero eso solo demostraba lo fuerte que era. Ella tenía unos ojos algo pequeños y negros, al igual que su pelo, que estaba a la altura de los hombros. Unas pequeñas orejas lo mantenían contenido y su naricita respiraba aire humano por primera vez. Sus ojos irradiaban felicidad. Pero al momento de apreciarla, se cayó, pues no sabía caminar por suelos normales.
– Auch. ¿Cómo me levanto sin las alas?– Detalle que se me había olvidado. En la tierra solo los arcángeles teníamos alas, y los ángeles. Ella era un alma perdida, asignada como futuro ángel, pero hasta entonces, según los archivos, Hija de Luz Noceda, arcángel guerrero en el reino de los cielos. Mis alas estaban guardadas, podría extenderlas y volar para probar luego.
– Muy fácil, coges impulso con tus brazos, te apoyas en tu rodilla, apoyas la otra y te levantas.– Hizo todo paso por paso mientras se lo decía.– ¡Esa es mi chica fuerte!
– ¿Lo has visto? ¡Lo he hecho! ¡Me he levantado sin alas!– Una sonrisa abarcaba toda su boca, mostrándome unos dientecitos en crecimiento aún.
– Muy bien pequeñaja. – Le extendí mi mano y ella la agarró con confianza.– Vámonos de paseo.
– ¿No tenías cosas que hacer?
– Esas cosas somos tú y yo. Y ahora mismo nos vamos al zoo.– Sin intentar caerse, dió saltitos de emoción. Emprendimos el camino hacia el zoológico, y si, la gente había olvidado mi muerte, por lo tanto no me reconocerían. Solo la gente con una brecha en el corazón podría recordarme. Y encargué que nadie lo recordase, por el corto tiempo que estaría allí.
¿Debería decirle a Jeong In qué me quedo? ¿Qué mi misión era bajar y reportar actividad demónica en la ciudad? ¿Y qué solo subiría cuando tuviese a mi destinada? No quiero arruinarle la salida. Ha bajado conmigo aquí porque me he saltado un poco las reglas, nada más. Podría bajarla cuando cumpliese cuatro años, hasta entonces solo de visita durante como mucho unas seis horas.
ESTÁS LEYENDO
Undercover [Lumity] [Mafia + Omegaverse AU]
General FictionEn el mundo bajo, donde todos los despreciables de la sociedad están, Luz tiene su negocio. Todo ha ido bien, hasta que un extraño dolor la abarca y comienza a recordar muchas cosas. Y también recordó a Amity. Todo, todo de ella. Su sonrisa, sus ojo...