Es difícil tener odio a alguien con diez años, pero yo lo sentía a flor de piel todos los días. Esa niña, de la cual ni siquiera sabía su nombre, solo el apodo que le puse, "Little Miss Perfect". Era perfecta en todo lo que hacía.Todos los recreos recibía una burla de su parte. No entendía porque me tenía tanto odio, sin siquiera conocerme.
Y lo peor de todo, es que por mucho que quisisese odiarla y pasar de largo con ella, no podía, necesitaba verla, y eso me enfadaba conmigo misma, sonaba estúpida.
Pero un día fue diferente.
El día era normal, y yo esperaba mi insulto diario. Pero raramente, no me lo dijo. Solo me dirigió una mirada denigrante, y dentro de lo malo, eso era lo mejor que me había dedicado sin ganas de matarme.
Al día siguiente, me ignoró. Al día siguiente a ese, me saludó. ¡Me había saludado! A ver, no era un saludo muy amable, pues solo fue un 'Hola.' seco y frío. Y a lo largo de toda la semana, se veía más amable conmigo. Si, no me hablaba, y seguía siendo el ser despreciable que era, pero, ahora no se veía tan a la defensiva.
De hecho, nunca me había caído mal aquella chica. Siempre tuve mucha curiosidad sobre LMP. Parecía perfecta, pero no lo era. Y quería descubrir porqué tenía que ser perfecta.
El día que nunca olvidaré llegó. Y lo recuerdo muy bien.
Era la hora normal del patio, a mediodía. Estábamos a final de año, porque las altas temperaturas se notaban en todas las aulas del recinto.
Aquel día nos íbamos de excursión a un zoológico. Tenía unas ganas enormes de ver a las nutrias. Y sin darme cuenta, por curiosidad, me alejé de mi grupo.
Me sentí perdida, y sola. Pero no lo estaba. Vi a LMP en la sección de pingüinos, claramente en la misma situación que yo. Pensé que esta era la oportunidad perfecta para poder ser su amiga. Así que me acerqué.
– ¿Perdida?– Ahí me di cuenta que estaba llorando. Oh no, pensé, ¿debería preguntarle que le pasa? Pero eso sería muy privado, ¿no?
– Si. Estoy perdida.– Una pena invadió mi pecho cuando escuché ese tono roto.
Me incliné hacia ella y la atraje hacia mis brazos. Realmente no sé porque lo hice. Solo quería verla feliz. Ella empezó a llorar más fuerte. La llevé a una esquina, para que se tranquilizase.
– Hey, tranquila, estoy aquí.– Dije mientras le repartía caricias sobre la cabeza. Mi madre hacía eso cuando me sentía mal, y siempre funcionaba, por lo tanto supuse que en otros lo haría. Parece ser que funcionó. En ese momento solo estaba hipeando.– ¿Por qué llorabas?
– Porque no sirvo para nada. Soy una inútil.
– ¿¡Cómo puedes pensar eso de ti!?
– Mis padres tienen razón. No sirvo para nada.
– ¡Para!– Grité, y me miró con un puchero. Sé que no era el momento preciso para pensar eso, pero, he de admitir que estaba muy mona en ese momento.– Primero. Eres mucho mejor que lo que tus padres digan, y si no lo creen, ¡se las verán conmigo! Y segundo, que no tiene nada que ver, ¿cómo te llamas? No me sé tu nombre.– Para alejarla de los malos presentimientos y augurios, intenté pasar a algo más tranquilo.
Lo que no me esperaba, es que me diese un abrazo. Y me dijo,
– Me llamo Amity, Amity Blight.
– Que nombre más bonito. Yo me llamo Luz, Luz Noceda.– Y hasta que la profesora nos volviese a encontrar, pasamos abrazadas el resto del tiempo. La verdad es que nunca me había sentido tan bien en un abrazo. Y ella, que ahora sabía que se llamaba Amity, se encontraba aún más tranquila.
ººº
– ¡¡Luz, Amity!! Oh dios mío, aquí estáis.– No me di cuenta del momento en el que me había quedado dormida, ups, corrijo, nos habíamos quedado dormidas. Porque Amity estaba plácidamente tumbada en mi pecho, y parecía que ningún bien o mal que existiese podría despertarla de aquel profundo sueño.
– ¿Qué?– Hablé lo más bajito que pude para no despertarla, pero lo suficientemente alto para que me escuchase nuestra profesora.
– Lleváis una hora perdidas. ¿Se puede saber qué hacíais en esa esquina solas? ¡Os podrían haber raptado! Mirad, en el colegio lo hablaré con vuestros padres, pero ahora, vamos al bus.
Miré a Amity, que estaba recién despertandose. Y juro, juro por mi disfraz de nutria favorito, que verla así fue lo mejor que había presenciado en toda mi corta vida. Primero, se acomodó aún encima de mi, quedando su cabeza en mi cuello, y luego se restregó la mano en los ojitos para acostumbrarse al sol. Después, se dió cuenta de en la situación en la que estabamos, y simplemente se aferró más a mi, como si la fuese a abandonar.
En todo el camino al bus, no se separó de mi. Estuvo abrazada como si la vida le fuese en ello. Y yo no podía entender nada, pero lo que sí entendía es que me necesitaba. No lo dijo, pero lo sentí.
Llegamos al bus, y finalmente se separó de mi. Le costó, cabe decir. Dentro del vehículo, se sentó junto a mi. Se suponía que Willow iba conmigo, pero se cambió de puesto por Amity. La vi irse con algo de asco hacia el sitio al lado de Boscha. Ya no vi más porque me centré en mi compañera.
– Gracias Luz.– Lo dijo bastante bajo, añadiendo que estaba mirando hacia la ventana.– Muchas gracias.
– No te preocupes, no ha sido nada.– Y lo volvería a hacer muchas veces más, pero obviamente no le podía decir eso.– Ya que estás mejor, ¿te apetece leer Azura? Lo tengo en mi mochila.
– Me encantaría, pero no quiero que piensen que me caes bien.– Su frase me dolió, mucho. No entendía porqué no quería hablarme, como si fuese lo peor del mundo.
– Oh, okay. Pero cualquier cosa, me dices, ¿ok?– Lo que quería decir era 'Quieres leer eso tanto como respirar y lo vas a hacer.'
– Ok.– ¡Veo tus mentiras desde Perú! Otra vez sentía que estaba mintiendo. Y no sabía porqué lo sabía.
Al final, pasamos el resto del viaje entre silencios incómodos y algunas palabras. No le pude hablar demasiado por su "estatus social".
Cuando llegamos, pensé que podría irme a mi casa tranquila, pero...
– Se convoca a Amity Blight y a Luz Noceda en el despacho del director.
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Undercover [Lumity] [Mafia + Omegaverse AU]
General FictionEn el mundo bajo, donde todos los despreciables de la sociedad están, Luz tiene su negocio. Todo ha ido bien, hasta que un extraño dolor la abarca y comienza a recordar muchas cosas. Y también recordó a Amity. Todo, todo de ella. Su sonrisa, sus ojo...