14. {Desde Lucía.}

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Cuando Lucía volvió al mundo real, no quería vivir. Todo dentro de ella se sacudía, aún procesando lo que acababa de pasar. Había visto a su hermana morir. No le dijeron que iba a doler tanto cuando ella le ofreció el trato. Que no pudo rechazar, por peligro de muerte.

Ella le dijo que para que Luz descubriese su verdadero ser, tenía que transcender, dejar este mundo. Eso era cierto. Pero como lo hizo no estaba en el trato. Luz tan solo tenía que despertar su gen, no morir, eso estaba absolutamente fuera del plan. En su mente se repetían esos últimos momentos, y ver como se la llevaban. El único que no fue descubierto fue Kido. Él escapó, y no lo vió hasta estar segura. Luciana se sentía tan impotente, tan mala persona. Pero no tuvo opción.

– ¿Aceptas?– Le dijo la chica de pelo castaño.

– No. Eres una cerda. No aceptaré esto.– Luciana se levantó, dispuesta a irse. Pero lo que ella dijo la detuvo completamente.

– O si no, tu queridita novia y su hermana morirán.– Ellas no. Amelia y Amity Blight, hermanas, y una de ellas el amor de su vida. Se dió la vuelta y encaró a la otra chica, mirando sus ojos marrones.– Débil. Eres tan débil por amor. Vosotros los humanos no podéis vivir sin ello. Menos mal que eso no me afecta, aún siendo como vosotros.

– Tú no eres humana. Eres un mounstro.– La odiaba tanto. No había ser en la Tierra más despreciable y malvado.

– Así me quiso tu padre.– Esas palabras la dejaron atónita.

– ¿Mi padre?

– Hubo un tiempo en el que mi madre y tu padre se conocieron. Se enamoraron, y follaron. Me tuvieron a mí. Y aquí estoy. Solo que al poco tiempo de tenerme se fue, porque había encontrado a su verdadero amor, una dominicana. A ella si la amaba. Tanto que se notaba su amor por ella desde cualquier mundo, hasta yo, con seis años lo noté. Él se marchó sin despedirse, dejándonos a mi madre y a mi solas. Tras mucho buscar, encontré que el puto tenía descendencia, dos bastardas, tú y la otra. Pero una de las dos desarrolló el gen Aurum, y la otra nada. Si al menos yo hubiese tenido un poco. Pero nací normal, sin nada especial. Y mientras vosotras vivís la historia de vuestra vida, yo estoy haciendo de mala. Ahora, acepta el trato. O ellas morirán. ¿No querrás dejar a la luciernaguita sin qué alumbrar, verdad? ¿O quieres perder a la única persona que te ama lo suficiente para aceptarte como eres? Una perdedora. Pero aún así, ella te quiere.– No lo quería aceptar, pero si Luz no tiene a su destinada, quizás no haya mañana. Y en cuanto a Amelia, ella es la única además de su familia a la que le podía decir "Te quiero." No podía perderla. Ella es una entre billones.– ¿Entonces? ¿Viven o mueren?

– Acepto.

Pasaron dos semanas, en las cuales se sentía como la mayor mierda de todo el mundo. Se echaba constantemente la culpa aunque no la podéis animar, no os escuchará. Y también está en pasado, por lo que todo lo escrito escrito queda. ¿Kido? En la montaña. A veces se veían, y no se sabía como, pero mantenían algún tipo de vínculo. Luciana supuso que era debido a Luz, porque eran hermanas, por eso se podría comunicar con Kido.

Beber se había vuelto su nuevo hobby. O más bien una addición. Bebía hasta olvidar lo que había hecho, hasta que las piernas le fallasen al levantarse, hasta que no supiese distinguir entre realidad o recuerdos, hasta que no notase que lloraba, hasta que todo se volviese una borrosa niebla.

Hasta perderlo todo. Aunque ella no creía que eso era posible, pues se lo habían quitado todo. Y lo único que sentía era culpabilidad. Ella tenía la culpa. De todo. A veces llegaba al punto de alucinar con ver a su hermana, diciéndole que no se sintiese culpable, que nunca fue ni es su culpa. Debía estar muy borracha para tener ese tipo de alucinaciones.

Undercover [Lumity] [Mafia + Omegaverse AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora