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Cedric había estado buscando a Lori toda la mañana, sin encontrar su rostro entre la mesa de Gryffindor en el desayuno, ni en la caminata hacia los botes que los llevarían a la segunda tarea.
Ellie y Danny estaban a su lado, también buscando a la pelirroja, pero cayendo para encontrarla entre los emocionados grupos que corrían hacia los botes.
-¿Harry? -Cedric vio al otro campeón de Hogwarts-. ¿Has visto a Lori hoy?
Sacudió la cabeza-. Tampoco puedo encontrar a Ron ni a Hermione.
Los dos fueron conducidos en un bote separado, con Krum y Fleur, por Barty Crouch, quien empujó suavemente el bote lejos del muelle, remando mágicamente.
-¿Alguno de ustedes ha visto a mi hermana? -Fleur preguntó con urgencia.
Los otros negaron con la cabeza-. No podemos encontrar a Ron, Hermione o Lori.
Los vítores resonaron cuando su bote atracó, los cuatro fueron ayudados por magos del Ministerio que los alinearon en el borde de la plataforma, Harry a la izquierda, luego Cedric, luego Krum, luego Fleur.
-¡Bienvenidos a la segunda tarea!
La voz de Dumbledore retumbó sobre las tres torres-. Anoche, algo fue robado de cada uno de nuestros campeones. Una especie de tesoro. Estos cuatro tesoros, uno para cada campeón, ahora se encuentran en el fondo del Lago Negro. Para ganar, cada uno de los campeones solo necesita encontrar su tesoro y regresar a la superficie.
A Ellie y Danny se les había permitido subir a la plataforma principal como amigos de los campeones, ambos con toallas en los brazos.
-Bastante simple, excepto por esto: solo tendrán una hora para hacerlo, y solo una hora. Después de eso, estarán solos. Ninguna magia los salvará. Puede comenzar con el sonido del cañón.
Estalló, Fleur, Krum y Cedric se sumergieron en el agua, Harry fue empujado por Moody mientras se atragantaba con Gillyweed.
Cedric lanzó el encantamiento Bubble-Head al instante, un brillo blanco impidiendo que el agua llenara sus pulmones mientras nos alejábamos nadando de la base de la torre.
Las algas se ahogaron en todas las superficies, Cedric separó varias cañas para bucear más profundamente hacia su aparente tesoro. De repente oyó la voz de nuevo, del huevo cuando había estado bajo el agua y le había cantado dulcemente a él y a Lori.
El recuerdo se agrió en su mente, Lori no había venido a verlo y probablemente estaba escondida en el castillo y leyendo un libro en la biblioteca.
Un repentino destello de color más adelante llamó su atención, una sirena nadando alejándose de él con gracia. Un conjunto de arcos, todos cubiertos de maleza verde, apareció de repente a la vista, luego otro, luego otro. Las sirenas lo observaron mientras nadaba más cerca, intrigados por la burbuja que rodeaba su boca y nariz.
