Prólogo

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¡Por fin es navidad! Mi mami y papi me dijeron que tal vez santa me regalaría unas muñecas pero todavía faltan unas horas para eso, que molestia.

Me miro al espejo dando vueltas para que mi lindo tutu rosa haga lindas ondas, mis zapatillas de brillantes rosados me encantan.

Yo quiero ser una bailarina hermosa como las de la TV, mi mami sale su habitación llamando mi total atención.

Dios mio, parece una princesa con ese vestido blanco y tacones, las mujeres adultas tienen mucha suerte de poder usar cosas así pero no tanta como la suerte que tengo yo por poder ponerme estas lindas zapatillas.

—Mamiiiiii ¡Estas hermosaaaa!— chillo de emoción

—Gracias Nenuco, tu también estas muy hermosa ¿Quién fue la maravillosa persona que te vistió tan linda?

No entiendo, mi mami fue la que me ayudó a vestirme ¿Por qué dice eso? Ella sonríe y me da un pequeño toque en la frente con sus dedos

—Nenuco, mamá fue la que te ayudó a vestirte así que ella es la persona maravillosa ¿No crees? — dice mi papá llegando a la sala vestido de traje, el complementa a mi mamá, parece todo un príncipe, me río al entender lo que mi mami me dijo.

Se dan un beso en la boca y mi mamá empieza a arreglarle el nudo de la corbata, hago una mueca ¿Por qué los adultos hacen eso con sus bocas? Yo nunca voy a besar a nadie, cuando sea grande me voy a vestir lindo y voy a ser bailarina, nada de esas cosas asquerosas.

Mis hermanos salen de sus habitaciones arreglados y luego salimos de la casa, nos montamos en el auto y nos dirigimos a la casa de la abuela.

Amo la navidad, puedo comer tanto dulce como yo quiera y mi abuela cocina muy ricoooo, me estoy comiendo una manzana con chocolate mientras miro como mis padres bailan abrazados, son muy tiernos.

Espero hayan convencido a santa de que me traiga un perrito, mi papá me dijo que habló mucho con él pero que no sabe si lo convenció.

Pasa mi tía tomando fotos con la cámara y a la primera quedo sin vista por lo rápido que fue pero a las otras me levanto y empiezo a posar como he visto que hacen las niñas de la TV.

Cuando mi tía se va empiezo a comer dulces y torta

—Nenuco, preciosa ¿Quieres venir a ayudar a la abuela?— pregunta mi querida abuelita desde la entrada de la cocina, mi abuela siempre me enseña a hacer comida y postres, me encanta.

Falta una hora exacta para la media noche, bueno, eso dice mi reloj de Hello Kitty, mi mami me pone la pijama blanca con osos azules.

—Mami no me quiero dormir, quiero esperar a santa para darle las gracias— insisto.

—No me estés haciendo puchero Ariadna, tienes que dormir porque a santa no le gusta que las niñas de ocho años anden despiertas a esta hora.

—Pero...

—Si no te duermes el lo notará y se llevará tus regalos ¿Comprendes?

—Si mami— ayyyyyy no, no quiero que santa se lleve mis regalos al polo norte porque eso me pondría muy triste pero al mismo tiempo sé que me voy a levantar cuando mi mamá salga de la habitación para observar por un hueco pequeño que le hice a mi puerta hace unos días con un carrito de mi hermano— bendición, que duermas bien.

Cierro los ojos con fuerza y escucho la risa de mamá ¿Por qué se ríe? Ja, la que se va a reír soy yo cuando salga a saludar a santa porque en serio no me pienso dormir, mi mamá me da un tierno beso en la cabeza y se va.

—No me voy a dormir, no me voy a dormir, no me voy a dormir...— empiezo a repetir suave para que solo yo pueda oír... Me duermo.

—Ariadnaaaaaaa corre, llegó santa...— escuchó la voz de mi mamá, abro los ojos de golpe y observo un segundo la luz de la mañana que se mete por la ventana.

Me quedé dormida y no pude hablar con santa, me tiro de la cama y salgo corriendo a la sala donde ya están mis hermanos abriendo sus regalos y mi mamá sentada en el sofá con papá abrazado.

Corro hacia el árbol de navidad pero antes de llegar me tropiezo, caigo y me vuelvo a levantar sin quitar la gran sonrisa que mi cara.

Hay cuatro cajas grandes y decoradas que dicen mi nombre, miro a mis padres muy feliz y ellos me devuelven la sonrisa, empiezo a abrir los regalos como loca, mi familia es muy bonita, me siento en un cuento de hadas, soy la niña más feliz del mundo...


Quién diría que mi vida cambiaría tanto al llegar a Estados Unidos...

I purple you 💜

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