Capitulo 31

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Ariadna.

Me separo de Julián.

Los chicos y mis padres se alejan a lo que es un tipo comedor de la espaciosa habitación del hospital.

Creo que es más grande que mi apartamento.

¿Esta habitación será muy costosa...? Ya va, no puede ser.

—Dime que no pagaste está habitación, por favor— digo observando como une nuestras manos y se sienta a mi lado.

—Si la pagué, no quería que te quedaras en la sala de emergencias, es muy ruidosa.

—Cariño, pero...

—Amo cuando me dices “Cariño” y no “Idiota”— sonríe haciendo que yo repita el acto.

—Eres mi idiota favorito— miro hacia mis piernas que están cubiertas por las sábanas, las quito, observo los moretones y rasjuños, no puedo evitar sollozar.

Que horrible, todo esto es tan patético...

Sé muy bien que soy afortunada porque no me violó, no me secuestró ni asesinó, pero la experiencia fue tan horrible,tan traumática para mí que...

Quisiera dormir y al despertar, olvidar todo.

—¿Te duelen?— pregunta Julián tan suave que casi no lo oigo, yo asiento.

Luego de unos segundos hablo con tristeza.

—Lamento toda esta situación, ustedes varias veces me advirtieron que el profesor...

Él me detiene.

—No tienes porqué lamentarte por algo que no fue para nada culpa tuya, solo quiero que te mejores y...

No puede continúar porque Aice entra corriendo, se queda parada en la entrada y me mira, nuestros ojos conectan, al instante empezamos a llorar.

Camina hacia mí, cuando me envuelve en sus brazos me siento pequeña, como si volvimos a ser niñas, cuando yo me caía o asustaba, ella siempre me abrazaba para calmarme.

Noto que Julián se levanta de la cama.

Cuando nos separamos, veo a un lado a Jack y Carlos que me saludan a lo lejos con expresión seria, ellos empiezan a hablar con mi lindo novio mientras que Aice me hace dos mil preguntas por segundo.

***

Luego de unas dos horas, la enfermera dice que no puede haber tanta gente en la habitación, solo se quedan Julián y mis padres.

Aice quería quedarse, pero le pedí el favor de que cuidara a burro, está solito en la casa.

—Tu hermano está como loco con su amigo, el abogado, para que le vuelvan mierda la vida a ese hombre, jamás saldrá de prisión— me informa mi mamá, veo a papá hablando por teléfono al otro lado.

—¿Con quién habla papá?— pregunto.

¿Estará hablando con la prostituta esa?

—Con tu hermano, Fer está muy preocupado y también tiene que hablar con algunos de sus contactos en la embajada.

—Ah...— bueno, al menos mi padre no es tan malo como para hablar con esa mujer estando yo en este estado.

Tengo hambre ¿Será que es verdad que la comida de los hospitales es horrible? Lo averiguaremos.

Como dando una señal de su bella existencia, mi estómago suena como un rugido y yo sonrío al ver la mirada de asombro que me dedica mi idiota.

—¿Voy a buscar comida?— me pregunta y yo asiento, él voltea hacia mamá— puede comer como siempre ¿Verdad?

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