Capítulo 12

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Siento que mis pulmones o los ovarios me podrían explotar en cualquier momento.

—¿Podrías soltarme? Si me quieres decir algo, no tienes que tenerme así.

Él suspira, pone los ojos en blanco y me suelta, yo me alejo unos cuantos pasos para poder calmar mi corazón y otra cosa...

—¿Por qué me hablaste de esa manera allá abajo? — pregunta con cara de pocos amigos.

—Pues... Tu no eres mi novio o mi papá para darme ordenes Julián, me molestó que pensaras que estaba ebria y también que me trataras tan frío y serio frente a los demás, exploté — respondo mirando hacia otra pared y él por fin se ríe.

—No quiero que bebas porque todos allá abajo estaban esperando a que bebieras de más para retarte a quitarte la camisa, por eso me molesté y no debí descargar eso contigo.

—Bueno, ya sabes que eso no va a pasar, no soy de las que se embriaga tan rápido — le sonrío.

—¿Sabes? Te dije en la tarde que no vinieras más bonita de lo que de por si ya eres...— se va acercando a mi lentamente— pero no me hiciste caso, estas hermosa Ariadna.

Al escucharlo pronunciar mi nombre completo mi respiración empieza a volverse irregular, sigue hablando.

—No puedo creer lo loco que me estas volviendo y solo te conozco desde hace cinco días — ya está muy cerca de mi, mucho, para ser exactos.

Puedo oler su aliento con olor a vodka y menta.

—¿Qué? Yo no...—me deja sin habla cuando me agarra de la cintura estrechando mi cuerpo contra el suyo, acerca más su cara a la mía y gracias a las botas que llevo no tiene que bajar tanto para que la punta de su nariz roce con la mía.

—Si, tu si, siempre retandome y gritando, tus comentarios tan fuera de lugar, la pasión con la que hablas de las cosas que te gustan, la manera en la que achinas los ojos y se marcan tus lindos hoyuelos al reír, cuando lees, haces o ves algo que te gusta haces expresiones que ni sé describir, a parte de lo hermosa que eres también eres muy divertida, inteligente y dramática, a parte de Katy también eres la única chica que no ha caído rendida a mis pies la primera vez que me vio, no te me insinuaste y tampoco pediste mi número, me gritaste para defender a tu amiga y dios, me encantas.

Admito que no caí literalmente a sus pies cuando lo vi por primera vez, pero si caí mentalmente, ojo con eso.

Creo que los ojos se me van a salir de lugar, él sigue hablando.

—No quiero asustarte al decirte esto y mucho menos te estoy diciendo que nos vamos a casar mañana, solo quiero seguir conociéndote porque me atraes mucho ¿Entiendes?

¿Acaso este chico acaba de decirme que le gusto? Claro que acaba de decirlo, creo que no estoy tan loca como para no entender eso, bueno, dijo que le atraigo que es casi lo mismo.

—Entiendo— digo un poco tímida.

Esto es muy raro ¿Qué más puedo decirle? Le sonrío con las mejillas ardiendo por la vergüenza y rozo mis labios con los de él, ese simple gesto hace que el cuerpo me tiemble de pies a cabeza, sé que solo fue un pequeño roce, pero eso consigue que me apriete más a él.

Sube una de sus manos a mi cara para hacer que lo mire a los ojos, pero yo volteo a otro lado, no lo puedo evitar.

—No hagas eso— me hace mirarlo de nuevo— no tiene que darte vergüenza mirarme porque no tienes la mínima idea de lo mucho que me gusta admirarte sin que trates de esconderte.

—Es que... Yo siempre evito la mirada directa de las personas— me arden las mejillas por la intensidad con la que me está mirando.

Con una sonrisa pervertida que no deja ver nada bueno acerca sus labios a los mios, no me ha besado, pero yo estoy ansiosa porque lo haga.

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