Capitulo V

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-¿Que estas haciendo estupida?- se acerco a la isla quedando frente a mi, su aliento a alcohol me mareaba.

-Estaba cenando, pero ya me voy a mi cuarto- dije rápidamente caminando a las escaleras para subir a dlrmir.

-No vas a ninguna parte- me tomo de los cabellos y me tiro al suelo haciendo que cayera de espaldas, u ruido proveniente del piso me sobresalto no supe si fue el suelo el que crujió o mis huesos que se rompieron. Comenzó a dame patadas, en el vientre, la espalda, la cara, las piernas.

-Para, padre, ya no me hagas daño- no paraba de gritar y cada vez que lo hacia los golpes eran mas fuerte y mas rápidos, me lleve la mano a la cara, senti un líquido tibio, pense que eran lágrimas pero no, mi nariz estab sangrabdo a causa de cada uno de los golpes que resibia por parte de mi padre.

Los golpes cesaron, tenia miedo de abrir los ojos por miedo de que volviera a pasar, pero aun así los abri, mi padre se estaba desabrochando el pantalón.

No, mi padre no seria capaz de quitarme lo unico que me pertenecía.

-Ahora tu me vas a complacer, maldita- en ese momento mi madre entra a la sala con un cuchillo y amenaza a mi padre.

-¡Alejate de ella, mal nacido! ¡Alejate!- mi madre estaba que saltaba chispas, nunca la habia visto de esa manera.

-No tienes las agallas de lastimarme, gracias a mi tienes que comer y un lugar donde dormir- en un ágil movimienro mi padre le quito el cuchullo y le dio una bofetada que hizo que mi madre cayera al suelo.

-¡Hija, vete a tu cuarto!-

-Pero mam...-

-¡Vete, Andrea!- no me dejo terminar la frase, y me fui al cuarto como pude.

Se escuchaban gritos pero depies de un rato cesaron, ya no se escuchaba nada.

Me cambie la pijama que estaba llena de sangre, me recoste en la cama, llore, llore, llore y llore, era lo de cada día, lloraba asta quedarme dormida, ya no soportaba los maltratos de mi padre, pero lo que me tranquilizaba era que me iría a estudiar y ya no lo volveria a ver, pero mi madre era la que me preocupaba, tendría que quedarse sola con mi padre, pero sabia que ella podria salir adelante sola, lo hizo antes de que yo naciera lo podria hacer ahora que a sido más fuerte que antes.

Me desperte, y como cada mañana estaba adolorida por la golpista que me habia propinado mi padre, pero aun así yo sabia que el me queria, me decia que me golpeaba porque así me demostraba su cariño.

Me di una ducha rápida y baje a desayunar, mi madre no estaba en la cocina ni en la sala, subi las escaleras para ver si estaba en su cuarto, di unos toques en la puerta para que me dejara pasar, pero no me daba respiesta alguna, di los golpes mas fuertes pero aun asu no me respondia, abri la puerta, estaba todo tirado, la cama estaba desecha con los cojines por todos lados, el closet con toda la ropa tirada.

Mi mamá estaba en el suelo tirada boca abajo, me acerqué rapidamente y me puse de rodillas en el suelo junto a ella, le di vuelta lentamente y un gemido salio de su garganta. Tenia la cara llena de golpes, la nariz y el labio tenían sangre seca, y el ojo derecho lo tenia hinchado.

-Mamá, ¿estas bien?- la sacudi despacio para que reaccionara, otro gemido salio de su garganta, lentamente abrio los ojos.

-Si, hija- dijo como si esa repuesta fuera su ultima voluntad, me costo mucho escucharla y entenderle.

-Vamos mamá, necesito limpiar tu ojo y tus heridas- me dolia verla asi, yo siempre era la que salia peor de las dos, ella siempre me curaba las heridas tanto fisicas como emocionales, no se que haria sin ella.

La sente en el borde de la cama y me puse a un lado de ella.

-Ahora vuelvo, voy por el botiquin, no te muevas- sali del cuarto y fui corriendo a la cocina, busque en el cajon donde siempre lo guardaba mi madre, pero no estaba, recorde que mi madre lo habia dejado en mi cuarto hace dos días, subi las escaleras como si mi vida dependiera de ello, lo encontre en la mesita de noche, me dirige al cuarto de mi madre, entre pero ella no estaba.

-¿Mamá?- dije alto para ver si me respondia, pero no, no resivi respuesta- ¡Mamá!- dije más alto, el miedo se estaba apoderando de mi.

-Estoy en el baño- dijo con un poco más de fuerza. Me tranquilice y comence a recoger el cuarto que estaba muy tirado.

Tendi la cama, guarde la ropa en los cajones, limpie es closet, no fue mucho lo que hice pero aún así se notaba em cambio.

Mi madre salio del baño con una bata blanca que se venía ajustando.

-Ven mamá, dejame curarte- le tendi la mano para que la tomara, se sento en la cama y comence a limpiar su ojos y la nariz, pense que estaba estab rota por lo hinchada que la tenia, pero no, sino le estuviera sangrando mucho.

-Que ironía, ahora eres tu quien me esta curando las heridas, cuando era yo quien te las curaba-su voz era apensa un susurro, casi no podia entender lo que me decia.

-¿Qué paso mamá? ¿que fue lo que te hizo?- mis ojos se estaban llenando de lágrimas, pero me las trague para que mi madre no se preocupara.

-Despues de que te dije que te fueras a tu cuarto, me tomo de los cabellos y me jalo asta el cuarto, estab como loco, deshizo la cama, lanzó los cajones, yo le gritaba que parará pero no lo hacia, se canso y comenzó a golpearme, me pateaba y me pateaba, asta que ya no supe nada, pero al parecer se fue y me dejo sola- la tristeza se notaba en su voz, una lágrima se escapo de mi rostro y no me di cuenta.

-No llores hija, ya pronto te irás a estudiar y no tendras que soportar, eso- dijo lompiandome la lágrima que se me habia escapado.

-¿Y tu mamá? Te quedaras sola con él y me da miedo que te pueda hacer más daño del que te ha hecho-

-Tranquila hija, he podido salir adelante antes de que nacieras, podre hacerlo ahora, porque tu eres un motivo para salir adelante- dicho esto me abrazó, necesitaba un abrazo, es una sensación de tener a alguien quien te quiere y esta feliz contigo, saber que existe alguien que se preocupe por tu bienestar, esa sensación es la mejor que he sentido, un simple abrazo, puede cambiar tu estado de ánimo, como lo hace una palabra.

UltraviolenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora