Capitulo VII

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-También te extrañe- dije poniendo mis manos sobre las suyas para que no me soltara. Nos quedamos por un momento, asta que algo me hizo dar la vuelta- ¿Cómo suposte que estaba aquí?- le dije mirandolo a los ojos.

-Ariana y yo lo planemos todo, después de que tu le llamaste, ella me llamo a mi y me dijo que vendrian aquí, asi que le dije que me dejara contigo y por eso uso el pretexto de ir por su traje de baño- dijo riendose.

-Gracias- dije y envolví mis brazos alrededor de su cuello, el me tomo de la cintura y me atrajo asta el, realmente senti que este abrazo me hacia reconstruida después de que mi padre como una bola de demoler me destrozara, cerre los ojos, no queria que este abrazo se terminara nunca.

Me separó lentamente de él y nos sentamos en la banca.

Platicamos y platicamos, las horas se fueron volando, las siete de la tarde, y la puesta de sol estaba a punto de comenzar.

-Ven, necesito que veas algo- lo tome de la mano y los dos nos pusimos de pie, llegamos a la barda y me volvió a abrazar ppr la espalda.

La puesta de sol comenzó, era algo que no podria cansarme de ver nunca, el sol se sumergia en el agua, se reflejaba y parecia como si no fuera real, este momento nunca lo olvidaría, por primera vez no me importaba si llegaba tarde a casa y mi padre me golpeaba, estando con Edward nada importaba, ni siquiera yo.

-Es hermoso- dijo en mi oido.

-No queria que te perdieras esto- dije observando aquel hermoso paisaje.

Todo se volvio oscuro, el sol se habia oculatado y las estrellas hacian su aparición.

-Creo es hora de irmos, ya es tarde- dije dandome la vuelta.

-Claro, vámonos- me tomo de la mano y todo el camino nos fuimos asi, de la mano. No hablabamos, pero no me sentia incomoda estando con él, así, sin hablar, al contrario me sentia realmete bien.

Llegamos a la entrada de mi casa, me despedi de Edward con un anrazo y un beso en la mejilla, me di la vuelta y camine, un brazo me tomo por el hombro e hizo qie me diera vuelta.

Los labios de Edward chocaron con los mios y me tomaron por sorpresa, fue entonces cuando me deje llevar el por aquel beso, que eataba esperando desde el primer momento en que lo conocí.

Se separó lentamente de mi, me observó fijamente a los ojos, y yo hice lo mismo.

-Tenia que hacerlo sino no podria estar bien conmigo mismo- dijo dandose la vuelta y dejandome hay parada mirando su silueta alejándose.

El auto de mi padre estaba ya en la cochera, pero esta vez ya no tenia tanto miedo de lo que me pasaria, mi cabeza solo estaba en aquel beso, aquel hermoso beso.

Entre en la sala, pero mi padre no estaba, en el sillón, solo estaban susu cosas de trabajo, pero de hay en más nada de el.

-¡Mamá¡- grite fierte para que alcanzará a escucharme dondequiera que estubiera.

-¡Estoy en el cuarto!- escuche que grito desde arriba. Me tranquilice y fui a la alacena a buscar algo de comer, además el estomago me rugía, no habia comido nada desde el almuerzo. Decidi por comer un plato de cereal, pero esta vez me lo comería en mi cuarto, no queria encontrarme a mi padre de nuevo.

Subi las escaleras y me sente en el piso, encendi la televisión y mire las noticias, no habia nada mas interesante que ver. Deje el plato a un lado de mi, me recoste y me quede dormida.

Un sonido estruendoso no me dejaba seguir dormida, por mas que me taoara los oídos no se hiba, asta que reconoci que ers mi móvil, me pare y fui a ver quien era, un mensaje de texto, Edward.

Edward: Gracias por el beso que te robe :'D! No dejo de pensar en eso!

Andrea: Yo tampoco dejo de pensar en eso y en ti!

Ojala no hubiers sido tan cursi mi mensaje, odiaba ser cursi.

Edward: Te dejo, que tengas linda noche princesa, lindos sueños!

Andrea: Igualmente, linda noche!

Dicen que los príncipes azules y que el homvre perfecto no existe, pero no han conocido.

Es la persona que cualquier mujer moriria por tener a su lado, cada dia te demuestra el lado bueno que tiene la vida, en cada palabra, en cada silencio, en cada rose que hace con sus delicadas manos, si, para mi, si existe el hombre perfecto, tiene nombre y apellido.

Edward Laurence. Bendigo el día, el momento, el lugar, en que lo conoci, gracias a él puedo sonreir, aunque el dolor tan grande que siento en le padho cada vez que mi padre me golpea,es más grande que lo que siento por Edward, pero nada me va a impedir que lo ame, nada.

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                        Bety Flores

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