Capitulo 38

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Una semana después.
Una semana para navidad.


N

o he podido conciliar el sueño y me he dado cuenta que estoy arruinando por mucho la navidad de casi todos los de la casa, ni Gabbe, ni yo hemos bajado a las fiestas, el señor Maxwell no está feliz, pero parece haber encontrado su respeto hacia Gabbe de alguna manera.

Antonella, como ahora sé que se llama la exprometida de mi novio, está arrestada, pero es posible que salga de allí por su dinero. El mundo está movido por el dinero y el renombre que puede tener una persona o familia. La hermana de Gabbe me odia y estoy segura que sabía del secuestro.

Recordar todo lo que sucedió me revuelve el estómago, pero no puedo olvidarlo. Tengo miedo de que Gabbe se aburra de estar con una persona tan asustadiza y ansiosa, porque eso es en lo que me he convertido.

Suspiro mientras me cubro con la manta hasta la cabeza, otra noche sin dormir. Mis pesadillas reviven el intento de violación de ese hombre asqueroso, es algo que será difícil de olvidar.

-Deja de sentirte así, debes dejar de pensar en ello.

-No es para nada fácil, ¿Sabes? Todo se repito una y otra vez en mi cabeza... No lo entenderías -susurro.

Gabbe me atrae hacia él en la cama, es un momento bastante íntimo que hemos empezado a compartir. Besa mi mejilla y suspira.

-Te puedo entender perfectamente.

Hace una larga pausa, pensé que me dejaría con la curiosidad del porque dice eso, pero vuelve a hablar:

-Cuando tenía trece años mi papá pensó que hacerme "hombresito" sería llevarme a un burdel. Es el hombre más respetado de la ciudad, todos esperaban que su hijo se comportara como tal y tuviera cientos de novias, como él.

«Pero no soy así. Solo tuve una novia antes de ti y antes de todo el revuelo de Antonella. La historia es que él me obligó a tener sexo con una prostituta.»

Suspira, su brazo se aferra más a mi.

-No quería hacerlo y le dije a mi padre, su respuesta fue simple "O lo haces o no vuelves a casa" tenía miedo, solo eran trece años. No quería hacerlo, tampoco sabía cómo. Por semanas repetía el horroso momento por en mi mente... No sé lo que sientes exactamente, pero quizás sea parecido.

Lo abrazo, por un momento estaba segura de que no iba a llorar, pero mis ojos se inundaron de lágrimas.

Mis piezas punzantes encajan perfecto con sus partes faltantes, somos como un extraño puzzle dónde cada uno está roto en las partes indicadas para apoyar al otro.

-Estas conmigo, April, nunca estarás sola. Te lo prometo.

Miro al techo por varios minutos, pienso que Gabbe está quedando dormido, pero necesito saber algo.

-Gabbe.

-Ummm...

-¿Podemos volver a casa para navidad?

-Estuve esperando todo el viaje para que me dijeras esto.

Frunzo el ceño.

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