Capítulo 3: Cazador

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Me dispuse a seguir al pelinegro con la cola de caballo por los pasillos de esa enorme casa, mientras tanto, ojeaba las paredes, las puertas, el suelo, todo en general. Sabía qué ese tipo de casas ya no existía, era un modelo muy rudimentario.

Antes de que me diera cuenta llegamos a una especie de jardín en el que Tomioka se sentó en la terraza mientras miraba al jardín, yo le acompañé y me senté también. - ¿Odias a los demonios Ash?.- Me preguntó y me miró fijamente. -Yo... los odio con todas mis fuerzas.- Contesté y le miré a los ojos.- Ya veo...- Terminó la conversación para quedarse mirando el jardín durante un rato.

En ese momento esos ojos me parecían familiares, los había visto antes en alguna parte, recordé que los vi en una visión, en una montaña, creo que iba acompañado por el chico de la cicatriz en su mejilla con el pelo de color melocotón y una chica de pelo negro y ojos azules. De repente se me vino a la cabeza dos nombres, no se por qué, pero simplemente resonaron por todo mi cuerpo y mi ser. Sabito y Makomo eran sus nombres... Involuntariamente bajé mi vista y dije determinado. - Os salvaré-. Tomioka se quedó mirándome durante un corto periodo de tiempo para luego levantarse y decirme. - Tu te convertirás en cazador de demonio y yo te ayudaré a ello, no será fácil, pero dejarás de ser débil y nadie morirá por tu culpa, nunca más.- Sus dos últimas palabras resonaron con culpa, me sentía mal por el. 

Acepté sin dudarlo, me levanté apoyando mis manos en el suelo.- Cuando empezamos-. Dije serio.- De momento céntrate en curarte, cuando estés en buenas condiciones comenzaremos tu entrenamiento, te enseñaré a usar el aliento del agua, si eres lo suficientemente bueno podrás llegar a crear tus propias posturas o alientos derivados de este-. Me contestó de forma fría mirando al cielo.

Kochou apareció detrás de mi sin que me diera cuenta.-Tomioka-san, el patrón nos llama.- Dijo con una sonrisa tranquila. Tomioka solo asintió para después marcharse a ver a ese patrón.- ¿Quién es ese patrón?- Me dije a mi mismo mientras me sentaba de nuevo.-En fin, me curaré las heridas y sin duda aprenderé a usar el aliento de agua, si eso me ayuda a cambiar este futuro lo haré.

Durante una semana solo permanecí en cama para sanar más deprisa mis heridas, los días se hacían eternos y muy aburridos, ni siquiera había alguien con quien hablar, a veces venía Kochou para hacerme el chequeo médico pero siempre está muy ocupada como para permanecer un rato y charlar, habían cuatro chicas más, tres de ellas muy jóvenes y otra más mayor, tampoco daban charla ninguna así que me rendí en intentar hablar con alguien.

Una semana después

Mis heridas curaron sin problemas, echaba de menos el contacto con alguien, aunque sea una persona solitaria me gusta interactuar con la gente. Me dieron mis pantalones, por fin... y aunque estuvieran viejos y realmente no eran míos, sino que me los encontré ya en mi cuerpo lo que quería eran las pequeñas esferas que en mis visiones aparecían, sabía que tres de ellas eran para salvar a alguien y una para almacenar ¿almas?, no lo tengo claro del todo pero lo que sí se es que mi instinto me lo dirá en el momento de usarla.

Me encontraba en la puerta de la casa, al parecer la llamaban la finca mariposa, era un lugar agradable donde se respiraba tranquilidad.- ¿Todavía no ha llegado Tomioka-san?, que desastre, por eso todos lo odian.- Musitó Kochou mientras sonreía y se me acercaba.- ¿No crees que te pasas con el?.- Pregunté serio. Ella solo se encogió de hombros y mantenía sus labios cerrados mostrando jubilo. Me giré para buscar a Tomioka fuera de la casa cuando por fin lo logré ver a lo lejos caminando con parsimonia y la mirada tranquila y fría, como siempre vaya.

-¡Ya era hora!.- Grité emocionado por comenzar mi entrenamiento como cazador, -¡Tomioka date prisa que llegas tarde!.- Volví a gritar con impaciencia a la llegada de mi maestro.- Que chico tan maleducado, gritándole a tu sensei, eso está muy feo.- Comentó Kochou con su típica sonrisa irónica, nunca me acostumbraré a ella, me da escalofríos. -Lo que tu digas chica enfadada por siempre.- Contesté mirándola de reojo con una sonrisa pícara. Ella se dedicó a mirarme fijamente con una expresión entre sorprendida y molesta. 

-Vámonos Ash, no perdamos mucho tiempo.- Comentó Tomioka nada más llegar a la zona donde nos encontrábamos Kochou y yo. -Hasta la vista Kochou, muchas gracias por todo.- Le dije agradecido, al fin y al cabo cuidaron de mi durante una semana. -Prometo agradecertelo en condiciones-. Susurré para mi mismo. Tomioka me miró de reojo, creo que debió de escuchar algo, no estoy seguro.

A medida que nos alejábamos de la finca mariposa Tomioka me contaba acerca del entrenamiento que debía seguir para dominar el aliento de agua.- Bien, a partir de ahora vivirás en mi finca, así puedo seguir tu entrenamiento más de cerca.- Aclaró el hombre, no me negué en lo absoluto ya que no tenía un lugar donde dormir y no me vendría mal algo de compañía, Tomioka me parecía muy buen chico.

El camino se hizo largo para mi, no estaba acostumbrado a andar desde el ataque del demonio, los paisajes eran preciosos, cruzamos un valle donde había gente cultivando lo que parecía ser arroz, todos trabajaban felices bajo la luz del sol y eso me agradaba, era la primera vez que me sentía tan libre.

Cuando llegamos a la finca de Tomioka era la hora de comer, por suerte antes de salir de la finca mariposa Kochou me dio una bolsita con bolas de arroz, extendí mi mano con una para compartirla con Tomioka, el me miró con unos ojos que desprendían sorpresa, no esperaba que nadie compartiera su comida con el, pero a mi me caía bien, es un buen tipo. Tomioka agarró la bola de arroz y asintió en forma de gratitud y me dedicó una pequeña y breve sonrisa, se la devolví y comimos con gusto esa comida compartida sin hablar, era un silencio que me hacía sentir cómodo y tranquilo. Cuando finalizamos nuestra ración nos levantamos.

-¿Estás preparado para comenzar, Ash?.- Preguntó Tomioka con su mirada seria.

-Más que preparado.- Contesté con firmeza y determinación.

-Bien, comienza agarrando esa katana de madera y haz mil repeticiones golpeando el aire.- Ordenó señalando el palo de madera que estaba tirado en el suelo del jardín.

-¿¡CÓMOOOOO?!.- Dije irritado.

-Obedece, quieres ser un cazador ¿no?, pues comienza a entrenar y no serás débil.- Comentó serio como de costumbre.

Suspiré y me dirigí hacia la espada de madera, supongo que si acato ordenes y lo hago todo bien será pan comido. 

Así comenzó mi entrenamiento, blandiendo un palo mil malditas veces... 

Otro final - Demon slayer / Kimetsu no yaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora