Otro final - Demon slayer / Kimetsu no yaiba

Capítulo 8: Examen de selección final

Por fin llegué, antes de lo previsto sinceramente, había poca gente esperando, no se sería porque todavía no llegaron o solo no vinieron. Realmente no destacaba nadie, lo único perceptible eran sus caras de miedo, al fin y al cabo vamos a luchar contra verdaderos demonios.

Con el paso de los minutos empezaron a llegar más y más gente, la zona estaba llena, pero en completo silencio, una vez fue la hora de comenzar unas pequeñas niñas con kimono, una con el pelo blanco y otra con el pelo negro, contaron las reglas por última vez, aunque ya las supiera no presté mucha atención ya que mi objetivo era sobrevivir y probar que puedo contra estos monstruos.

-Comienza la prueba, adéntrense en la montaña y sobrevivan.- Dijo la del pelo negro.

Todos entramos a la montaña, unos llorando, otros callados y una minoría riendo, piensan que esto es un juego. Probablemente sean los primeros en morir, me sabe mal, pero primero debo de sobrevivir yo. Suena egoísta, pero pienso así, obviamente si puedo ayudar lo haré, pero no seré niñera de nadie.

Una vez nos replegamos por la zona todo quedó en silencio, no se escuchaba nada, quedaban pocos minutos de sol así que tengo tranquilidad por un pequeño intervalo de tiempo, luego vendría lo duro, aguantar toda la noche.

Reproduce el soundtrack

Preparé mi nichirin y me subí a un árbol para tener una buena visión de la zona y evitar ser pillado por sorpresa, solo se veían árboles y nada más, todo estaba tranquilo. 

Una vez ya no había luz en el horizonte de la montaña se veían unas luces púrpura provenientes de unos árboles, son glicinas, su aroma y su color me llenan de tranquilidad, si no fuera por saber que son venenosas...

Después de cinco minutos desde que cayó el sol y todo fue bañado por la oscuridad de la noche se escuchó un grito proveniente de la zona sur, yo estaba en el este ya que el sol sale por ahí y tendría un poco de ventaja frente a los demonios en cuanto al día. Me dirigí hacia el sur en busca del grito, corrí por las ramas de los árboles lo más rápido que podía pero fue en vano, cuando llegué solo había un cadáver desmembrado.

Mi mirada quedó en blanco, era un escenario desagradable, no sabía como reaccionar pero si sabía que como no hiciera nada acabaría como ese pobre infeliz, así que sin más dilación me recompuse y continué avanzando a la zona central, esta vez más calmado para evitar el cansancio.

Mis manos temblaban, no tenía ni idea en que momento aparecería un demonio, o peor, dos demonios, estaba asustado, quizá fuera mi último día vivo.

Entonces cuando pensé eso algo se interpuso en frente de mi, su aspecto era grotesco, era un demonio...

-Mierda...justo ahora...-Susurré para mi mismo cuando puse mi mano en el mango de la espada.

El demonio me miró y sin mediar palabra se abalanzó sobre mi. No iba a esperar a que me mordiera o me hiciera algún daño, así que sin perder tiempo saqué la nichirin de su carcasa y preparé mi ataque para lanzarlo en el momento exacto y eliminar al demonio.

-Aliento de agua, primera postura, tajo superficial...- Lancé un potente corte directo al cuello del demonio que le cortó la cabeza de cuajo, ese corte llevaba una potencia increíble debido a que fue usado como contraataque y aprovechando la fuerza que el demonio tenía en ese salto facilitó su muerte.

No podía creer que había matado a mi primer demonio y así de fácil, debe de ser imposible que los demás fueran así de débiles, supongo que tuve suerte de toparme con uno que no es fuerte...

La primera noche transcurrió sin ningún problema más a parte de algún que otro demonio incompetente que fue eliminado sin problemas, únicamente me vi obligado a usar la primera postura, solo atacan sin pensar entonces yo solo debo de esperar y lanzar el corte, gracias a estos contraataques mi potencia para atajarlos se incrementa muchísimo, en un caso el demonio se cubrió con sus brazos pero no sirvió de nada ya que llevaba tal fuerza mi ataque que era imposible protegerse de el, por lo menos estos demonios tan débiles no me iban a causar grandes problemas.