Día Lluvioso

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Lluvia, un fenómeno natural,
pudiendo generar dos cosas,
paz, para las personas que escuchen su calma;
y a su vez,
miedo, desesperación,
para esos que vean la tormenta aproximarse.

— — — — —

La noche aún era joven. Una tenue lluvia invadía el cielo, impidiendo a los mortales como los seres humanos poder disfrutar un día más de su vida en las afueras del planeta. Ahí yacía Atsumu Miya, un adulto joven que aspiraba a ser estrella de cine, aunque ya había conseguido eso desde su juventud junto a su gemelo, Osamu Miya.

Habían logrado participar en muchas películas, como el dúo de gemelos que eran, o simplemente para un movimiento astuto en la trama que era cambiar, sustituir sus identidades en dos lugares a la vez. Bastante divertido si tenía que admitirlo en alguna entrevista, porque siempre era divertido ver el producto final y ver las escenas desde otros ojos.

Aunque ahora, la verdad era distinta respecto al dúo Miya. Osamu y Atsumu ya no eran tan dependientes del otro sino que cada uno, poco a poco, fue siendo reclutado para distintas películas; de forma individual, teniendo horarios que no podían coincidir para verse, frustrándose involuntariamente al pensar en ello.

Echado en el suelo, observando como las gotas de lluvia golpeaban agresiva pero elegantemente la puerta de su balcón, se hallaba perdido en sus pensamientos, buscando una manera de suprimir el aburrimiento y vacío de no haber visto a su hermano por alrededor de siete meses y medio.

—Si tan solo el idiota no hubiera viajado a Estados Unidos a grabar esa estúpida película —maldijo. Haciendo énfasis en “estúpida”, recordando cuando su hermano le había contado de su próximo proyecto junto a otros pocos actores que ambos conocían.

Se acercó al balcón, apoyando su mano en el vidrio de la puerta, para luego abrirla, dejando que las gotas de lluvia golpeen su piel junto a su rostro. Ahí se hallaba Atsumu parado bajo la lluvia, disfrutando del tacto que este le ofrecía a su piel, elevando su mentón para poder sentir su rostro mojándose; cerrando sus ojos y dejando su imaginación fluir al igual que lo hacía la lluvia cayendo del oscuro cielo, aferrándose a los recuerdos de cuando vivía pegado a su hermano.

Osamu hacía lo mismo que él cuando se sentía así.

Ambos eran dependientes del otro pero ninguno iba a admitirlo con palabras, sino con hechos. Aunque Atsumu era más honesto de vez en cuando, si era que el momento se prestaba para decirlo.

Fue ahí cuando la escuchó. Una voz poco familiar para su subconsciente, sonando justo abajo de él; voz ronca sin emoción alguna, de pocos amigos si tenía que juzgarla.

—Agh, qué tediosa lluvia. —Algo similar a una rama pequeña de un árbol pareció romperse, deduciendo por el crack que acababa de escuchar— ...Rama inútil.

Atsumu deslizó su mirada por el balcón hasta llegar al joven que estaba aún maldiciendo la rama que había pisado, quizá la había pisado mal y se había manchado la ropa, pensó el Miya para sí mismo. Él parecía alto, malhumorado y su cabello rizado llamaba la atención de quien lo viese.

—¿Y tú qué miras? Solo pise una rama, nada interesante aquí. —El azabache alzó su cabeza al notar la presencia del rubio sobre el balcón que tenía justo arriba de su cabeza. Restándole importancia empezó a caminar dirigiéndose a quien sabe dónde, en un día lluvioso como lo era ese.

Atsumu lo observó por unos pocos segundos hasta que decidió hablarle, ofreciéndole hospedaje hasta que la lluvia acabará. Sin importarle que fueran extraños, aunque seguro lo hizo porque en el fondo sabía que quería compañía en días así.

SakuAtsu | OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora