ℝ𝔼𝔸𝕃𝕄𝔼ℕ𝕋𝔼 𝔻𝔼𝕊𝕋𝕀ℕ𝔸𝔻𝔸𝕊 ==> {SAIDA} [FINALIZADA]

Why DO YOU DO?

Pov Dahyun

Estaba desayunando junto a Sana mientras le explicaba mi grandioso plan, pero mientras lo contaba podía notar su mirada apagada, mostraba preocupación y tristeza. -Hey...- Dije captando su atención. -Saldrá bien ya lo veras.- Dije con una sonrisa intentando demostrarle confianza. -Ojala fuera tan fácil.- Me dijo ella con una sonrisa forzada, para después beber de su café. Esos ojos llenos de miedo, confía en mí por favor...

-¿Entonces a qué hora irás a hablar con ella?- Me preguntó mientras comía su tostada. -Creo que iré después de grabar.- Dije acariciando su mano. -¿Me acompañaras?- Le pregunté mientras hacía un puchero. -Amor no puedo, hoy me quedaré hasta tarde entrenando.- Me dijo con tristeza, pero aun así su mirada me mostraba preocupación y algo de inquietud. -Esta bien.- Dije algo desanimada. -¿Nos duchamos juntas?- Me preguntó antes de beberse todo el contenido de su taza. -¿Y si llegamos tarde?- Le pregunté mientras acariciaba desde su rodilla hasta sus tobillos con mi pie. -Asumiremos el riesgo.- Me dijo algo más animada.  

-Vamos.- Dije yo acabando rápidamente mi desayuno, para agarrar su brazo y llevarla a la ducha. -¿Cómo puedes estar tan desesperada si lo hicimos anoche?- Me preguntó mientras quitaba su camiseta con lentitud, para después encender la ducha, pero con su mirada plagada de lujuria.-Es que cuando se trata de ti.- Dije suspirando al ver su precioso cuerpo, con algunas notables marcas mías. -Quitate la ropa.- Me ordenó haciendo que mi intimidad arda en llamas por solo escuchar su seductora voz.

Como si de mi vida dependiera poco a poco fui quitando mi camisón con movimientos seductores, vi como mordió su labio al ver como quitaba la última prenda de mi cuerpo con algo de lentitud. -Ven aquí.- Dije relamiendo mis labios. -Te ayudaré con eso.- Dije refiriéndome a su ropa interior la cual aún no había quitado, pude ver una pequeña sonrisa malvada antes de que atacara sus labios con desesperación, aunque fuera un sabor conocido era el mejor y más exquisito, aunque conociera perfectamente su cuerpo no podía cansarme de él, aunque escuchara siempre su voz, moría por escuchar mi nombre en su boca. Era maravilloso.

Bese sus labios deseosa de sentirla, acaricie su abdomen, para después tomar su cintura. Me separé un poco de sus labios para mirarla a la cara, tan preciosa. Volví a darle otro beso pero este más corto, poco después pase a su suave cuello, lo mordí y lamí a mi gusto sintiendo como ella dejaba que me perteneciera, al sacar esos dulces jadeos. Me separé de su adictivo cuello para dirigir mi boca a otro delicioso manjar, quite su brasier con lentitud mientras acariciaba su suave espalda, y en cuanto me pude deshacer de el empecé a besar sus pechos de forma delicada, mientras sentía como ella soltaba pequeños suspiros, con su mano puesta en mi nuca. -Da-Dahyun...- Gimió al sentir como mordía sus perfectos pezones.

Llevé mi mano hacia su intimidad y notando lo húmeda que estaba sonreí, la miré por un momento viendo como aún con los ojos cerrados mantenía su cara lujuriosa, sentía su respiración pesada, al rozar lentamente su intimidad. -¿Lo quieres?- Le pregunté besando su mejilla con fingida inocencia. -Te quiero a ti.- Me dijo posando sus manos en mi hombro.

-Reconocerás que soy la activa.- Dije bromeando y jugando con ella . -Dahyun.- Me gritó con frustración y completamente excitada, entonces besé sus labios notando como sonreía al hacerlo. -Te amo.- Dije para dejar su labios y concentrar mi mirada en ella para ver la mejor expresión del mundo. Metí un dedo en ella sin previo aviso, mientras que con mi pulgar acariciaba su latente clítoris. -Aaah...Da-Dahyun.- Gimió al sentir como movía mis dedos de forma frenética en su interior. -Dahyun...Más...Mmmh...- Gimió sujetando se fuerte a mis hombros, mientras escuchaba los morbosos sonidos que salían de su intimidad. -Como ordene señorita Minatozaki.- Susurre en su oído, para meter en ella en segundo dedo subiendo la velocidad en estos, mientras mordía el lóbulo de su oído sintiendo sus gemidos, que poco más eran gritos.