#3: Ere mia

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Alexis

Todo mi cuerpo temblaba, el corazón no dejaba de golpear fuertemente contra mi pecho y las piernas parecían gelatina ante la mirada del hombre que tenia enfrente. Comiéndome, literalmente con la mirada. 

- Anda hermosa - se acerco lentamente hacia mi y yo comencé a retroceder - ¿quieres acomprobarlo? ¿o mejor aun... probarlo? - me dio una sonrisa arrebatadora. Mierda, deja de decir eso maldita cabeza. 

- Vete, déjame sola - espete tratando de aparentar que no le tenia miedo. Si lo tenia.

 - ¿Dejarte sola? - chasqueo la lengua un par de veces - no, querida. Yo no te dejare y menos sola. Eres mía. Ahora, me perteneces.

En un intento desesperado, trate de correr, procurando rodearlo lo mejor que pude pero obviamente todo fue en vano.

- ¡Suéltame! - grite y escuche su risa detrás de mi mientras me sujetaba de la cintura. 

- Lo estas empeorando, muñeca - me susurro en el oído y sentí una inmensa repulsión - si yo fuera tu, cooperaria porque de todos modos va a suceder. 

Me gire para afrontarlo, e intente golpearlo pero estaba demasiado débil. Agarro mi cabello y lo jalo con fuerza, tirándome al suelo. El dolor se extendió en toda mi espalda y parte de la cabeza al caer, dejándome aturdida.  

Cuando al fin pude enfocar mi vista, una camisa había caído a un lado mío. Alce la mirada y Zain estaba sin camisa y quitándose el cinto para abrir su pantalón.

- No lo hagas - mi voz sonó distorsionada mientras intentaba mantener las lagrimas a raya. 

- Te divertirás, lo prometo - me sonrió, pero era una sonrisa burlona y maliciosa, que me prometía justo lo contrario. 

De un momento a otro, se tiro encima de mi y comenzó a besarme con desesperación. Sus manos comenzaron a tocar cada parte de mi cuerpo que nunca había sido tocada y no pude mas. 

Lagrimas calientes me nublaban la vista mientras intentaba con todas mis fuerzas quitármelo de encima. 

Cuando sus labios volvieron a los míos lo mordí hasta que sentí el sabor metálico en mi boca. Soltó un gruñido y se alejo, llevándose una mano a su boca para solo comprobar que había sangre en ella. Sus ojos furiosos se clavaron en mi y de inmediato sentí el impacto de su mano contra mi mejilla. 

- Para que te quedes quieta de una maldita vez - bramo y siguió besándome. 

Trate de clavar las uñas en la piel de sus brazos pero se apresuro y tomo mis manos entre las suyas, sosteniéndolas a cada lado de mi cabeza presionando a tal grado que sentía mi pulso latir. 

Cerré los ojos y deje que las lagrimas cayeran bajo su peso. Intente llegar a un lugar feliz en lo mas profundo de mi mente. Un lugar donde nadie esta apunto de violarme ni que me golpee como si fuera un saco. 

Intente con todas mis fuerzas concentrarme pero todo se fue a la mierda cuando, de un jalón, bajo mis bragas hasta los pies, sacándolas por completo. El pánico entro en mi de lleno al darme cuenta de que esto si iba a pasar. 

- ¡Por favor no lo hagas! - lloriquee como una niña mientras la impotencia me invadía - puedo conseguir a alguien mas...

- El problema aquí, muñeca, es que yo ahora mismo te quiero a ti - sus labios se movían feroces sobre mi cuello, rosando con sus dientes la delicada zona y haciéndome gemir de dolor.

Con una de sus manos alzo mi vestido hasta la cintura. El aire me faltaba y cerré los ojos con fuerza, esperando que acabara rápido. Separo mis piernas acomodándose entre ellas. Me quede quieta, llorando y sollozando en silencio, esperando lo peor pero no ocurrió. 

Abrí los ojos con lentitud solo para ver su mirada salvaje y su sonrisa de satisfacción. Y entonces, me penetro. Solté un grito desgarrador desde lo mas profundo de mi garganta mientras el tomaba mi virginidad, moviéndose rápido. 

- si - gimió Zain en mi oído y yo lo mire con todo el odio que había en mi alma - justo como me gustan - sonrió mostrando todos sus dientes.

- Eres... un desgraciado - ganas de escupirle en la cara me invadieron pero me contuve, solo me iba a ganar otro golpe. 

Tomo mi mentón con fuerza para obligarme a besarlo. Antes de que pudiera morderlo se alejo y comenzó a romper toda la parte del escote del vestido, exhibiendo mis senos. 

Solloce con mas fuerza cuando empezó jugar con ellos con su mano y boca. Gemí de dolor cuando mordió uno de ellos con mucha fuerza y acelero las embestidas. 

Por favor termina ya. Por favor termina ya.- suplicaba en mi mente una y otra vez.

Embistió unas veces mas y al fin se detuvo. Solté un suspiro de alivio al sentir como se retiraba y se ponía de pie. Me incorpore un poco y me arrepentí de inmediato. Mi intimidad dolía y estaba llena de sangre.  Tome la camisa que el se había quitado para tapar mi desnude pero Zain me la quito de las manos. 

- Nadie ha dicho que terminamos - dijo Zain con un brillo de mofa en sus ojos - arrodíllate - ordeno firme pero yo negué con la cabeza - Hazlo. 

- No - dije en un susurro - ya te llevaste lo mas puro de mi ¡Déjame en paz!

- Tu no escuchas. Te dije que nunca te dejare y créeme, yo siempre cumplo mi palabra - me tomo de la mano y me obligo a ponerme de rodillas - eso es.

Se escucho que alguien toco la puerta, me sentí aliviada. Quería gritar que me ayudaran pero no podía. Mi garganta estaba cerrada y solo quería que alguien viniera y me matara. 

- Váyanse - Gruño Zain hacia atrás. 

- Amo Zain, vino alguien y dice que es urgente verlo - era Samira. Gracias al cielo. 

- Sea quien sea dile que se vaya a la mierda - espeto aun mas enojado. 

- Pero es el señor Brown - insistió. 

Zain lo pensó por unos momentos antes de dejarme por fin.. Camino unos pasos mientras yo me ponía de pie. Mi interior palpitaba de dolor, mis muslos tenían leves moretones y ni hablar de mis brazos y muñecas. Se vistió sin dejar de mirarme, con una sonrisa llena de satisfacción. Hijo de perra. 

- Terminaremos mas tarde - termino de vestirse - debo darle las gracias a mi padre.

- Eres un hijo de perra - las palabras salieron solas de mi boca mientras me envolvía débilmente en una toalla.

- Me encargare de esa boca - sonrió, como quiero quitarle esa maldita sonrisa - después de la fiesta. obviamente tu te quedas y no hagas ruido o subiré y te hare lo mismo pero peor, ¿entendiste?

Iba a decirle que se fuera a la mierda pero el me tomo del brazo bruscamente, acercandome a el.

- Basta, me lastimas - dije entre dientes.

- Me importa un carajo y mas te vale obedezcas, preciosa. Ahora eres mi mujer y cada que te diga algo lo haras sin espetar - me beso con fuerza y volvio a separarse - te vere mas tarde para acabar nuestro asunto.

Y sin mas, salio por la puerta. 



Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora