#2: Obedece

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ALEXIS

Me encontraba sentada en un gran avión, ya con un vestido "decente " se podría decir. Y enfrente de mi: el amo Mazzir. Tal y como me dijo que lo llamara. Idiota. Viajábamos a no se donde pero ya me dolía el trasero de tanto estar sentada. Las personas a mi alrededor hablaban un idioma que ni siquiera entendía. supongo que si es un musulmán.

- Te preguntarás a donde  vamos, mi querida Alexis – por fin después de varias horas de no hablarme desde que estamos aquí, se dignó a hacerlo. Me miró esperando respuesta a lo que yo simplemente negué con la cabeza – vamos a Pakistán.

- ¿Pakistán? – casi grite, incrédula. Esto no podía pasar. ¿Qué tanto poder debe tener este tipo para poder sacarme del país como si nada.

- Así es. Ahí es donde se encuentra mi hijo Zain, al cual espero le cumplas como debe de ser – advirtió ,mirándome mientras bebía de su Martini.

Al mirar este hombre me daba cuenta de lo equivocada que estaba sobre los musulmanes o pakistaní, que resulto ser. En mi cabeza ellos vestían grandes atuendos que tocaban el piso. Pero no, el se vestía como todo un millonario elegante. Con un traje formal negro, sin una sola arruga e impecable.

- Yo no haré nada – espete y no entendía de donde sacaba yo la valentía para responder así – mis padres me buscarán, y ustedes terminarán en la cárcel por secuestro a una menor.

Empezó a reírse a carcajada limpia, como si le hubiera contado el mejor chiste de su vida. Mis puños se cerraron sobre mi regazo mientras sentía la ira correr por mis venas.

- Oh niña, si que eres graciosa – se limpió la esquina del ojo con su pulgar – te diré  algo – hablo con entusiasmo. Mal partido- en Pakistán nadie te encontrará.  Este mundo es demasiado grande como para que vayan y te busque exactamente ahí. Así que si no quieres terminar tirada en el fondo de un pozo debes acostumbrarte a nuestras costumbres. Las mujeres nos son obedientes, no nos responden y hacen lo que queremos, siempre. Y si no obedecen serán castigadas.

Mi boca se abrió ante la incredulidad. ¿En qué siglo vivimos? ¿En la de piedra?

Opte por cerrar la boca y dejarlo hablar de la obediencia y no se que más. Lo ultimo en lo que quería pensar en es que posiblemente moriré azotada o abandonada en un desierto.

( ... )

Llegamos a una casa, una de las casas más grandes que nunca jamás había visto. Uno de los gorilas del musulmán  me arrastro dentro de la casa, bastante hermosa.

- Este será tu nuevo hogar – extendió sus brazos el viejo Mazzir – Zain vive aquí – se me revolvió el estómago al volver a escuchar ese nombre – yo vivo en mi propia residencia. Solo vine a dejarte aquí.

- Yo no le pregunté una mierda, señor – las palabras abandonaron mi boca antes de que siquiera las pensara.

Tomo mi mentón con fuerza y yo solté un quejido.

- Si te hubiera comprado para mi esa boquita que tienes estaría llena de sangre – sentí un escalofrío recorrer mi espalda y me aparté de su toque – Zain te educara, ya lo veras.

Fue entonces cuando unos pasos se escucharon por las escaleras. Mi mente quedo en  blanco al ver un muchacho alto, con cabello oscuro y unos ojos mieles, creo. Se acercó a paso lento hacia nosotros mientras el viejo Mazzir no dejaba de sonreír orgulloso. Sin embargo el chico ojos mieles tenia su mirada clavada en mi.

Apenas me di cuenta de que ya estaba enfrente de nosotros.

- Hijo, me alegro de verte – sonrió el viejo Mazzir y lo abrazo.

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora